| | C A P Í T U L O . 5 | |

472 70 12
                                    

Tanjiro era de todo menos sigiloso.

Habían transcurrido ya un par de meses desde que el chico-gato había empezado a vivir con él, no habían tenido mayor problema en ocultar su presencia de sus padres y hermano.

Principalmente porque estos casi nunca ponían un pie en ese lugar.

Pero Tanjiro en la escuela a veces podía ser un completo dolor de cabeza.

Más de una vez estuvieron a punto de ser descubiertos por los profesores. Además, Naho, Kiyo y Sumi se enteraron del pequeño polizón que el Rengoku solía llevar en su mochila todos los días, por suerte, las tres fueron sumamente lindas y aceptaron guardarle en secreto.

Estaban a un mes del final del semestre, y a Tanjiro se le erizaba el pelaje ante la simple idea de ya no poder ir con Senjuro a la escuela.

Lo disfrutaba más de lo que aparentaba, la mochila de su humano se había convertido en su segundo lugar favorito para dormirse –el primero definitivamente era la cama de Senjuro–, algunas de las clases eran interesantes de escuchar y las tres niñas que sabían de su presencia eran sumamente lindas y siempre le daban regalitos, una de ellas incluso le regaló un collarcito que él consideraba, el sello oficial de que ya tenía un humano, lo usaba con orgullo en su forma de felino.

Las tardes solían ser agradables la mayor parte de las veces, simplemente cenaban juntos, Tanjiro dormitaba un rato en el regazo de Senjuro mientras este terminaba sus tareas y a veces les daba tiempo de ver un rato la televisión.

Luego se daban situaciones como la de esa ocasión.

Senjuro había terminado la tarea más temprano de lo habitual y no había visto problema en ponerse a ver una película con Tanjiro.

El hibrido se encontraba con la cabeza recargada en el regazo del muchacho de preparatoria, sintiendo las manos de este acariciar sus orejitas de tal forma que fácilmente podría quedarse dormido antes de averiguar si los personajes lograban escapar del laberinto o no, su cola felina se movía de un lado a otro y de su garganta salía un suave ronroneo, delatando lo mucho que disfrutaba el contacto.

Hasta que Senjuro escuchó el ruido de la cochera abriéndose, provocando que diera un bote en su lugar.

—ay no...

—¿Qué?

—mi hermano llegó temprano.

De todo el tiempo que llevaba en esa casa, Tanjiro no había visto ni una sola vez al hermano mayor de su humano.

Había escuchado una voz fuerte y atronadora en varias ocasiones, la misma que había recibido al menor de los Rengoku el día que llegó a la casa por primera vez, así que siempre la identificó como Kyojuro.

Los pelos se le pusieron de punta ante la idea de ser descubiertos.

Pero Senjuro ya se había levantado como un rayo y le había arrojado una chaqueta y una gorra.

—ponte eso —ordenó.

Tanjiro ladeó la cabeza, confundido.

—¿por?

—porque si te ve con orejitas de michi, va a pensar que invoque un demonio o algo y te va a pegar con un palo.

No tuvo que decirle nada más, acató a la orden de forma inmediata.

Justo a tiempo para que Kyojuro hiciera su aparición en la puerta.

El hombre era como una versión más grande y fornida de Senjuro, su cabello largo, rubio con algunas mechas pelirrojas estaba atado en una media coleta, y en cuestión de segundos, la potente voz que le había adjudicado al nombre de "Kyojuro" resonó en el lugar.

Ah! It's a wonderful cat life! | | K N Y | | A U | |  TANJISEN | |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora