–¿A la antigua usanza? –el cerebro de Hae trabajaba a mil por
hora para entender lo que estaba pasando–. ¿Se puede saber…?
¿Quieres decir acostarnos juntos?
–Yo prefiero llamarlo hacer el amor.
–Es lo mismo.
Eunhyuk esbozó una sonrisa.
–Como yo lo hago, no.
Pero no podía ser. No podían hacer el amor. Eunhyuk era su mejor
amigo y su relación funcionaba porque nunca la habían complicado
fingiendo que podían ser amigos con derecho a roce.
–No, para nada.
–¿Por qué no?
–Porque-porque no siento eso por ti.
–Dame una hora y yo haré que lo sientas.
El brillo sensual en sus ojos era tan intenso que Hae casi podía
sentir que estaba acariciándolo y cruzó los brazos sobre el pecho para esconder la involuntaria reacción de sus pezones.
–Serás arrogante.
Eunhyuk respondió con una sonrisa más arrogante todavía y Hae
lo fulminó con la mirada. Y lo peor era que la idea de hacer el amor con él lo excitaba.
–Sé razonable –le dijo–. Será mucho más fácil acudir a una clínica. Lo único que tendrás que hacer es donas unos espermatozoides.
–No.
–¿Por qué no? A ti no te sirven de nada.
–Si los quieres, vas a tener que conseguirlos a la antigua usanza.
–Deja de decir eso –replicó Hae, aunque su voz sonó extrañamente aguda al imaginarlo desnudo, a el pasando las manos por sus fuertes músculos… él entre sus piernas.
–¿No sientes curiosidad? –le preguntó Eunhyuk entonces.
Por supuesto que sentía curiosidad. Durante meses después del baile de graduación no había pensado en otra cosa.
–No, ninguna –mintió.
–¿Nunca te has preguntado por qué los chicos con los que salía en el instituto nunca querían romper conmigo?
–Por favor… –Hae puso los ojos en blanco. Pero en lugar de
molestarle su arrogancia, la encontraba extrañamente excitante–. Nunca se me ocurrió pensarlo.
–No te creo –dijo Hyuk–. Después de que te lanzases sobre mí en el baile de graduación…
–¿Yo me lancé sobre ti? Fuiste tú quien me besó.
–Porque no dejabas de pestañear coquetamente…
–Eso no es verdad.
–Me dijiste que nadie te querría nunca y que no me acuerdo
quién no era un hombre de verdad y tú necesitabas un hombre de verdad.
Hae lo miró, boquiabierto.
–Yo no hice tal cosa. Fuiste tú quien me abrazó diciendo que la mejor manera de olvidar a Kevin era salir con otro chico.
–No fue así.
–Ninguno de los dos va a admitir nada, así que aceptemos que nos dimos un beso y que no cometimos un error gracias a que llamó mi hermano –dijo Hae.
–Si eso te hace feliz, de acuerdo.
–Y los dos estábamos de acuerdo en que había sido un error.
–Fue un error porque Kevin te había dejado y yo estaba enfadado con mi novio de entonces. Ninguno de los dos pensaba con claridad esa noche.
¿Eso lo había dicho él o Hyuk? Hae no lo recordaba bien. De hecho, lo único que recordaba perfectamente era el sabor de sus labios y cómo le había dado vueltas la cabeza al sentir el roce de su lengua.
–Fue un error porque éramos amigos y enrollarnos hubiera destrozado nuestra amistad.
–Pero ya no somos un par de adolescentes gobernados por las hormonas –le recordó Eunhyuk–. Ahora podemos ver el sexo como adultos.
–¿Como adultos? –repitió el, inseguro.
Lo que Eunhyuk quería amenazaba con convertir sus emociones en
un nudo gordiano y, sin embargo, se preguntaba si podría hacerlo. Si lo hacía sin esperar nada, tal vez sería posible disfrutar de un par de noches maravillosas en la cama de Eunhyuk y salir con las ideas claras y el corazón de una pieza.
–Pero si nos… si hacemos…
–¿El amor? –terminó Eunhyuk la frase por el.
–Nos conocemos demasiado bien, somos amigos desde hace años. No hay nada romántico entre nosotros, así que sería como si nos cepilláramos los dientes el uno al otro.
Eunhyuk soltó una carcajada.
–Creo que subestimas mi poder de seducción.
El brillo travieso de sus ojos hizo que Hae se echase a temblar.
–Y tú sobrestimas mi habilidad para tomarte en serio.
De repente, Eunhyuk se puso serio.
–Si vas a convertirte en Omma, no querrás que ocurra en un sitio estéril y frío. La concepción debería ser algo memorable.
Hae no estaba buscando algo memorable. Las cosas memorables se quedaban con uno para siempre y te hacían anhelar cosas imposibles. Él quería algo, práctico, sin complicaciones. Y, por eso, su decisión de pedirle que fuera el padre de su hijo no tenía sentido alguno. ¿Y si su hijo o hija heredaban la costumbre de Eunhyuk de revolver la comida en el plato? Eso la ponía de los nervios.
¿Su hijo tendría la naturaleza impulsiva de Eunhyuk? ¿O tal vez su
sonrisa, su carisma, su habilidades atléticas, su madera de líder?
Para ser alguien que lo pensaba todo tan bien, se le ocurrió que no había meditado la decisión de pedirle a Eunhyuk que fuera el padre de su hijo.
–Yo preferiría que la concepción fuese rápida y eficaz.
–¿Por qué no empezamos despacio y exploramos un poco a ver dónde nos lleva?
Hae tragó saliva.
–Tengo que pensarlo.
–Tómate tu tiempo –dijo él–. Yo no pienso ir a ningún sitio.
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UNA PROPOSICIÓN DELICADA [ADAPTANDO AL EUNHAE TERMINADO]
FanfictionPRÓLOGO Donghae Campbell había dejado de buscar el amor porque estaba desilusionado, pero formar una família era lo primero en su lista de prioridades. Y no había mejor donante de esperma que su amigo de toda la vida, el empresario y pilot...