CAPÍTULO 10

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Donghae apretó las manos sudorosas de su hermano después de detener el coche frente a la casa de sus padres.
–No pasará nada si nos enfrentamos con ella los dos juntos.
Donghae sabía que si presentaban un frente unido su madre no podría combatirlos, pero iba a ser una batalla.
Antes de que subieran al porche la puerta se abrió y un hombre aún atractivo de unos sesenta años salió a recibirlos, con un gran danés a su lado. Por supuesto, el animal estaba más interesado en Muffin que en ellos.
Después de sobrevivir al abrazo de su padre, Donghae y Sungmin sujetaron a los dos perros antes de llevarlos al interior de la casa, que olía de maravilla, como siempre. Por supuesto, su madre habría hecho comida para un regimiento.
Donghae creía que estaba demasiado nervioso como para comer, pero una vez que su plato estuvo lleno lo devoró con apetito; al contrario que Sungmin, que se pasó todo el almuerzo moviendo la comida de un lado a otro con el tenedor.
Después de cenar salieron al porche para mirar la luna mientras su madre les contaba la historia del festival Moon y los mongoles que fueron regentes de Corea del Sur durante la dinastía Yuan, una historia que les había contado mil veces.
Donghae apreciaba la cultura de sus ancestros, aunque de niños ni Sungmin ni él habían querido saber nada sobre sus raíces Coreanas.
Nervioso, Donghae tomó un sorbo de té de jazmín.
–He decidido tener un hijo –anunció de repente.
Sus padres intercambiaron una mirada y Helen se levantó, como dispuesta a la batalla.
–¿Tú solo?
–Sé que no son las circunstancias ideales, pero sí, yo solo.
–Sé cuánto deseas formar una familia, hijo, ¿pero lo has pensado bien?
–Helen, tú sabes que Donghae puede con todo –intervino su padre.
–No estoy diciendo que vaya a ser fácil, pero estoy dispuesto a hacerlo, mamá.
–¿Vas a ser padre soltero? –insistió Helen.
–Sí.
–Tú sabes lo que pienso al respecto. ¿Qué piensa Eunhyuk?
Donghae miró las flores del jardín.
–Se alegra por mí.
–¿Esperas que él te ayude?
–No, no espero nada. Eunhyuk está ocupado con su vida.
Su padre sonrió.
–Recuerdo lo cariñoso que ha sido siempre con tus primos. Se le dan bien los niños y siempre pensé que sería un buen padre.
–¿Ah, sí? –la conversación estaba empezando a parecerle surrealista.
–Lo que quiero saber es si Eunhyuk va a ayudarte a tener el niño –intervino su madre entonces.
–¿Por qué dices eso?
–Porque son tan amigos que me parece lo más lógico.
Donghae intentó disimular el pánico, pero no era fácil.
–Sería un problema para nuestra amistad.
–¿Por qué? Imagino que acudirán a una clínica de fertilidad.
¿Su madre podía leer el pensamiento?
–Eso es lo que había pensado –respondió Donghae–. Bueno, voy a ayudar a Sungmin con los platos.
Dejando a sus padres en el porche para que procesaran la noticia, Donghae entró en la cocina.
–Se lo he dicho –anunció–. ¿Vas a contarles tú que has dado una entrada para la casa en Portland?
–He cambiado de opinión.
–¿Sobre la casa o sobre mudarte a Portland?
–Sobre las dos cosas.
–Imagino que Kyuhyun estará encantado –Donghae lo había dicho sin pensar.
–¿Kyuhyun? –Sungmin apartó la mirada–. ¿Por qué iba a alegrarse Kyuhyun?
Ya que había metido la pata, lo mejor sería aclarar las cosas de una vez.
–Porque están saliendo juntos.
–No digas tonterías.
–Kyuhyun se lo contó a Eunhyuk, Sungmin.
Su hermano suspiró, avergonzado.
–No sabía cómo contártelo.
–¿No crees que deberías haberlo hecho?
–La verdad es que pensé que no duraría, que no tendría importancia.
–¿Cuándo ocurrió exactamente? ¿La primera vez que salieron juntos, la primera vez que te besó?
–No quiero que esto sea un problema entre nosotros.
–No, yo tampoco –dijo Donghae. Pero lo era y no podía evitar sentir cierto resentimiento.
–No quiero romper con él –le confesó Sungmin–. No puedo hacerlo.
–¿Va tan en serio?
–Me ha dicho que está enamorado de mí.
–Ah, vaya.
Kyuhyun había tardado casi un año en admitir esos sentimientos por él y, al pensarlo, le dieron ganas de ponerse a llorar.
–¿Tú sientes lo mismo?
Sungmin seguía sin mirarlo.
–Sí, yo también. Sé que parece un poco rápido, pero me ha gustado Kyuhyun desde el instituto. Hasta hace poco, no sabía que él me viera como algo más que tu hermano pequeño…
–Parece que ahora ha visto al auténtico Sungmin.
–Quiero que sepas que yo no quería que esto pasara, Donghae.
–No, ya lo sé.
–No puedes controlar de quién te enamoras.
Eso debería aliviar su sentimiento de culpa por lo que estaba haciendo con Eunhyuk. Kyuhyun había rehecho su vida y estaba enamorado otra vez. Si algún día descubría lo que había entre Eunhyuk y él, lo aceptaría. Después de todo, él se había enamorado de su hermano.
Lo único que Donghae y Eunhyuk estaban haciendo era intentar tener un hijo, pero ellos no iban a casarse.
Sorprendido por la disparidad entre la felicidad de Kyuhyun y Sungmin y el fracaso de su vida amorosa, se le encogió el corazón. Su amor por un hombre que nunca podría ser suyo la tenía atrapado. No era suficiente con tener a Eunhyuk como amigo, quería que fuera su amante,
el hombre con el que pasaría el resto de su vida.
Pero eso iba a ser imposible.
En su despacho, después de un largo día de trabajo, Donghae comprobó su calendario, donde tenía anotado su ciclo de fertilidad.
Podría estar embarazado, pensó. Y, por un momento, se quedó sin respiración. ¿Estaba preparado? Los meses soñando y esperando aquel momento no lo habían preparado para la realidad del cambio que representaría en su vida.
Donghae se miró el abdomen. ¿El hijo de Eunhyuk estaría creciendo dentro de él? No, no era el hijo de Eunhyuk, era su hijo. Tenía que dejar de engañarse a sí mismo pensando que iban a ser una familia. Eunhyuk y él no eran una pareja y no lo serían nunca.
–¿Sigues aquí? –Terry asomó la cabeza en el despacho–. Pensé que tenías que ir al ensayo de la boda.
Donghae asintió con la cabeza.
–Me marcho en diez minutos. La iglesia está muy cerca de aquí.
–¿Los números que te he dado han hecho que te sientas mejor o peor?
Unos días antes, Terry le había dado los libros de cuentas de la consulta para que viese lo que era llevar el negocio.
–He echado un vistazo, pero hasta que Eunhyuk me lo explique estoy un poco perdido.
–Lo entiendo. Si tienes alguna pregunta, no dudes en llamarme.
Cuando Terry se marchó, Donghae tomó su bolso y se dirigió a la puerta. La boda de Siwon y Heechul prometía ser el evento del año gracias a la madre de Siwon, que se había encargado de organizarlo todo.
Cuando llegó a la iglesia, la mayoría de los invitados al ensayo ya estaban allí, de modo que dejó su bolso en el último banco y miró hacia el altar, donde el sacerdote hablaba con Siwon. Como testigo, Eunhyuk estaba a su lado, escuchando atentamente, y Donghae se quedó sorprendido al verlo con un traje de chaqueta gris, camisa blanca y corbata de color verde pálido.
¿Estaría embarazado?, se preguntó, conteniendo el deseo de llevarse una mano al abdomen. Cuando se embarcó en aquella aventura tres semanas antes había esperado que lograr su objetivo le diese felicidad y confianza. La felicidad estaba allí, pero llena de ansiedades y dudas.
No estaba cuestionando su deseo de ser padre, pero ya no quería hacerlo solo. Eunhyuk se llevaría un susto si descubriera cuánto le gustaría que fuesen una familia. Pero no era así como él veía su futuro y él no tenía derecho a sentirse decepcionado porque lo había sabido desde el principio.
Cuando sus ojos se encontraron, parte de su ansiedad desapareció. Enarcando una burlona ceja, Eunhyuk sonrió y los años de experiencia le decían lo que estaba pensando.
«No he podido convencer a Siwon para que se echase atrás«.
Él sacudió la cabeza.
«No deberías intentarlo siquiera. Ha encontrado a su alma gemela».
–¿Estan comunicándose sin palabras otra vez?
Donghae no había oído llegar a Leetuek, la pareja de Kangin.
–¿Nunca han pensado salir juntos? Sé que estuviste prometido con su hermano y todo eso, pero a mí me parece que estan hechos el uno para el otro.
–No, al contrario –dijo Donghae–. Somos opuestos en todo.
–Nadie es más diferente que Kangin y yo. Y puede ser muy divertido, te lo aseguro.
–Él no quiere enamorarse.
Leeteuk miró hacia el altar.
–Pues haz que se enamore.
Donghae esbozó una sonrisa. ¿De qué serviría discutir con un recién casado que estaba esperando un hijo?
Mientras practicaba el paseo hasta el altar del brazo de Zhoumi, tuvo que hacer un esfuerzo para concentrarse en las instrucciones del sacerdote. Y, mirando a Eunhyuk de soslayo, tan guapo al lado de Siwon, tuvo que hacer un esfuerzo para disimular su desesperación al pensar que no habría final feliz para ellos.
–Cada uno a su sitio –estaba diciendo el sacerdote, haciéndole un gesto al organista–. Aquí cambiará la música para anunciar la entrada de él novio.
Heechul hizo su aparición entonces, tan feliz que no parecía tocar el suelo con los pies. Donghae tuvo que apartar la mirada, con un nudo en la garganta.
Veinte minutos después, terminó el ensayo.
–¿Qué tal está Henry?
La pareja de Zhoumi había salido de cuentas cinco días antes.
–Fatal –Zhoumi parecía estar tan mal como él–. Está deseando que llegue el niño–. Le he dicho que se quedase en casa descansando. Mañana va a ser un día muy largo –Zhoumi hizo una mueca–. Pero ya lo conoces, está trabajando. Bueno, me voy a casa.
Nos vemos mañana.
Donghae fue a buscar su bolso y cuando se dio la vuelta descubrió a Eunhyuk a su lado.
–Te he echado de menos esta semana –le dijo, apretando su mano.
El roce hizo que sintiera un escalofrío.
–Yo también.
Más de lo que le gustaría admitir. Aunque hablaban por teléfono todos los días, sus conversaciones eran sobre la consulta y otros temas. Nunca hablaban de su relación.
–Supongo que no podré convencerte para que vengas a mi casa esta noche, después del ensayo en el restaurante –murmuró él.
Aunque tentado por la oferta, Donghae negó con la cabeza.
–Le prometí a Sungmin que volvería lo antes posible y, además, mañana tengo que levantarme muy temprano para ir a la peluquería.
Además, lo único que quería era volver a casa para hacerse una prueba de embarazo.
–Iré mañana, después del banquete.
Eunhyuk lo acompañó al coche y sujetó la puerta mientras él se colocaba tras el volante. El silencio se alargó y a Donghae se le encogió el corazón. Su expresión le decía que ocurría algo y él fue la primera en romper el silencio.
–Kyuhyun está enamorado de Sungmin y él ha decidido quedarse en Houston.
–¿Y tú qué piensas?
–Estoy encantado.
–Quiero decir sobre los sentimientos de Kyuhyun por tu hermano.
Donghae se encogió de hombros.
–Me alegro por Sungmin y por él.
–¿De verdad?
–Quiero ser padre, eso es lo que me emociona de verdad. En eso es en lo que debo poner toda mi energía.
–Pero sabes que estoy aquí… si quieres hablar conmigo.
–No, en serio, estoy bien –insistió Donghae. Sabía que solo estaba siendo un buen amigo, como siempre, pero no podía dejar de desear que su preocupación fuese debida a algo más–. Nos vemos en el restaurante.
Eunhyuk se quedó mirándolo un momento antes de dar un paso atrás.
–Guárdame un sitio a tu lado.
Y, después de decir eso, cerró la puerta del coche.
Eunhyuk nunca se había alegrado tanto de que terminase una fiesta. Sentado al lado de Donghae durante el ensayo del banquete, soportando brindis tras brindis por los novios, nunca se había sentido más solo.
Pero eso era lo que quería, ¿no? Una vida entera sin ataduras, sin miedo a perder a un hombre, sin sufrir tanto que quisiera quitarse la vida.
Decía que no quería darle esperanzas, pero la verdad era que temía perderlo.
–Me voy a casa –dijo Donghae entonces–. ¿Me acompañas al coche?
–Sí, claro. Yo también me voy.
En cuanto salieron, tomó su mano. Era curioso que un gesto tan sencillo, y que había hecho tantas veces, lo hiciese tan feliz.
–¿Te he dicho que estás guapísimo esta noche?
–Gracias –respondió Donghae.
Cuando iba a abrir la puerta del coche, él le puso una mano en el brazo.
–Seguramente no es el mejor sitio para decirte esto… –Donghae miró alrededor, respirando profundamente–. Pero estoy embarazado.
El anuncio lo dejó sin oxígeno. Lo había esperado, pero saber que su hijo crecía dentro de él era más que emocionante. Era...
–¿Estás seguro?
–Tan seguro como puedo estarlo después de una prueba de embarazo. Me la he hecho en el restaurante –Donghae sonrió–. No podía esperar a llegar a casa.
Eunhyuk lo abrazó. Un hijo. Su hijo. Quería volver al restaurante y contárselo a todo el mundo. Iban a ser padres…
Pero entonces volvió a la realidad. Iban a ser padres, pero nadie debía saberlo porque Donghae quería criar solo a su hijo.
–Me alegro de que no pudieras esperar. Es una noticia maravillosa.
–Por supuesto, esto significa…
Sabiendo lo que iba a decir, Eunhyuk lo interrumpió:
–No irás a romper conmigo el día antes de la boda de Siwon.
–¿Romper contigo? Para romper contigo antes tendríamos que estar saliendo juntos.
Y no era así. ¿Iban a perderse la oportunidad de descubrir que la auténtica razón por la que se llevaban tan bien era porque debían estar juntos?
«¿Qué ha sido de tu juramento de no enamorarte nunca?».
Frustrado por tan conflictivos deseos, Eunhyuk inclinó la cabeza para buscar sus labios, sus lenguas enredándose en un delicioso baile. Donghae era un bálsamo para su alma, una fiesta para sus sentidos, lo retaba y lo hacía ser mejor persona. Y estaba esperando un hijo suyo. Podrían ser tan felices…
Lo único que tenía que hacer era abrirle su corazón y dejarlo entrar en su vida.
Pero no se atrevía a hacerlo.
Por fin, Donghae dio un paso atrás.
–Solo somos buenos amigos que se acuestan juntos hasta que uno de los dos quede embarazado –intentó bromear.
–Y prometimos que nuestro hijo no destruiría nuestra amistad.
–Y así será –asintió Donghae.
Las palabras de Eunhyuk la noche anterior hacían que se le pusiera la piel de gallina casi doce horas después.
«Nuestro hijo».
En el exclusivo salón de belleza que Susan Case había elegido para que él novio y los donceles de honor se arreglasen, Donghae tenía que hacer un esfuerzo para disimular su alegría, pero se sentía más ligera que el aire.
No quería hacerse ilusiones, pero era imposible.
Aunque la boda no empezaría hasta las cuatro, el fotógrafo esperaba que todo el mundo estuviera en la iglesia media hora antes, de modo que debían darse prisa.
Cuando llegó a la iglesia, su mirada fue directamente hacia Eunhyuk, que estaba en el pasillo, guapísimo, con un esmoquin. Y parecía mas nervioso que el novio. Donghae recordó entonces el baile de graduación.
–¡Estás guapísimo! –exclamó.
–Y tú estás para comerte –dijo él–. ¿De quién ha sido la idea de vestir a los donceles de honor de verde manzana?
Donghae sonrió al ver el brillo de sus ojos. Si seguía mirándolo de esa forma tal vez no podría esperar hasta después de la boda para estar a solas con él.
El ayudante del fotógrafo los llamó para que salieran a la puerta.
En la media hora que duró la sesión de fotos tuvo tiempo de contemplar el futuro y se alejó un poco del resto del grupo para no arruinar con su melancolía el día perfecto.
Poco antes de que empezase la ceremonia, Eunhyuk se acercó a él y le apretó la mano.
–Estás muy pensativo.
–Estaba pensando en el niño.
–Yo también –dijo él, con expresión solemne–. Me gustaría contarle a todo el mundo que yo soy el padre.
El corazón de Donghae dio un vuelco dentro de su pecho. Si hacía eso, todo el mundo querría saber si estaban juntos o no.
–¿Seguro que es buena idea?
–Solo querías mantenerlo en secreto para no hacerle daño a Kyuhyun, pero ahora eso ya no es un problema.
–¿Has decidido contarle a todo el mundo que eres el padre de mi hijo porque Kyuhyun y Sungmin están saliendo juntos?
–Esto no tiene nada que ver con ellos –respondió Eunhyuk–. Yo quiero ser parte de la vida de ese niño –su expresión era más decidida que nunca–. Creo que debería hacerlo como su padre y no como el tío Eunhyuk.
El corazón de Donghae temblaba…
Le encantaba la idea de que Eunhyuk fuera el padre de su hijo, pero no podía ignorar el anhelo de tenerlo en su vida como algo más que un amigo.
–¡Chicos! –los llamó Leeteuk cuando el grupo empezó a entrar en la iglesia–. Tenemos que entrar ya.
Eunhyuk se colocó en posición y Donghae se relajó, intentando sonreír mientras sonaba la música del órgano y todos ocupaban sus sitios.
Las flores que tenía en la mano empezaron a temblar mientras se colocaba al lado de Zhoumi, que parecía nervioso.
–¿Va todo bien?
–He intentado convencer a Henry para que se quedase en casa, pero no ha querido y estoy preocupado por él.
–Imagino que estará un poco incómodo, pero si se encontrase mal te lo diría.
–Me preocupa que no lo haga para no estropear la fiesta.
–Tranquilo, yo lo vigilaré.
–Te lo agradezco mucho, Donghae.
Él novio empezó a recorrer el pasillo en ese momento. Heechul llevaba un sencillo traje blanco, unos pendientes de diamantes y perlas como única joya. No necesitaba nada más; su belleza y su felicidad eran evidentes.
Donghae tragó saliva cuando empezó la ceremonia, que para él fue como un borrón. Poco después, Siwon estaba besando a Heechul, los invitados aplaudían y la feliz pareja salía de la iglesia del brazo.
Pero cuando iban tras ellos, Donghae se dio cuenta de que a Henry le pasaba algo.
–Creo que podría ser la hora de ir al hospital, Zhoumi –le dijo, al ver que su pareja se inclinaba sobre sí mismo.
Zhoumi se acercó a él de inmediato.
–¿Tienes contracciones?
–Sí.
–¿Desde cuándo?
–Desde esta mañana.
Zhoumi murmuró una palabrota.
–¿Por qué no me has dicho nada?
–Estoy bien –insistió Henry–. He visto la ceremonia y ahora estoy listo para ir al hospital.
–Mira que eres cabezota –murmuró su marido, mientras lo tomaba por la cintura para ayudarlo a levantarse del banco.
–Con un poco de suerte, Zhoumi nos llamará desde el hospital –murmuró Eunhyuk cuando subieron al coche que los llevaría al hospital.
–Seguro que sí.
–Mientras tanto –dijo Siwon, mirando a su flamante esposo–tenemos que acudir a un banquete.
El salón en el que tendría lugar el banquete estaba decorado con manteles de lino blanco y rosas en todas las mesas. Era un sitio discreto y elegante a la vez.
–Susan ha hecho un buen trabajo, hay que reconocerlo –comentó Leeteuk–. Una pena que Kangin y yo nos escapáramos para casarnos en Las Vegas –luego miró a su marido, sonriendo–. Claro que entonces habría tenido que esperar meses para convertirme en su Esposo.
Kangin levantó una mano para acariciar su cara y el amor que había entre ellos hizo que Donghae parpadease, nervioso.
–¿Se escaparon?
Leeteuk asintió con la cabeza, sin dejar de mirar a su marido.
–Que un hombre tan juicioso como Kangin actuara de manera impulsiva fue lo más romántico del mundo.
–Evidentemente, sabía lo que quería –dijo él, mirando a Eunhyuk de soslayo.
–Desde luego que sí –respondió Kangin.

UNA PROPOSICIÓN DELICADA [ADAPTANDO AL EUNHAE TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora