CAPÍTULO 9

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Con las piernas temblorosas después de una apasionada noche, Donghae se puso un albornoz antes de acercarse a la puerta, que Muffin estaba arañando desde hacía rato. Dejó entrar a la perrita, pero la sujetó antes de que se lanzase sobre el hombre desnudo que dormía en la cama.
–Vamos fuera –murmuró.
Mientras Muffin hacía sus cosas e investigaba entre los arbustos, Donghae se dejó caer sobre la misma tumbona que había ocupado por la noche, antes de que Eunhyuk apareciese de repente.
¿Por qué lo había obligado a admitir que era suyo?, se preguntó, sintiendo que se le ponía la piel de gallina.
Angustiado, enterró la cara entre las manos, sin saber si reír o llorar. Lo volvía loco, eso estaba claro.
¿Y por qué habría reaccionado así al ver esa foto de él bailando con otro hombre?
Lo entendería si estuvieran saliendo juntos, pero Eunhyuk no había cambiado de opinión sobre el amor.
Suspirando, entró en la cocina para hacer café. No sabía si iba a marcharse o pensaba quedarse un rato, pero esperaba que así fuera.
Después de desayunar, podrían nadar un rato en la piscina… siempre había querido hacer el amor en el agua.
O podrían quedarse en la cama, leyendo el periódico. Sería increíble pasar todo el día sin hacer nada.
Dormir juntos lo hacía sentir como si de verdad tuvieran una relación, por no hablar del daño que le había hecho a su equilibrio emocional que Eunhyuk admitiese estar celoso.
Pero debía dejar de pensar en eso y concentrarse en su objetivo: quedarse embarazado. Era hora de poner a Eunhyuk en perspectiva.
Eran amigos y la intimidad estaba confundiéndolo todo, pero una vez que estuviese embarazado el sexo terminaría y su relación volvería a ser la misma de siempre.
–Estoy haciendo café –anunció cuando volvió a la habitación… y se quedó inmóvil al ver a la persona que estaba allí.
Sungmin metió algo en su joyero y se volvió para mirarlo con una sonrisa en los labios.
–Había tomado un reloj prestado. Espero que no te importe.
–No, no, claro –Donghae miró hacia la cama y suspiró de alivio al ver que estaba vacía–. Pensé que estabas en Portland.
–He vuelto antes de lo que pensaba.
–Ah, muy bien.
¿Dónde demonios estaba Eunhyuk?
–¿Qué hace el coche de Eunhyuk en la entrada?
Donghae se acercó a la puerta, esperando que su hermano lo siguiera.
–Anoche fue la despedida de soltero de Siwon. Eunhyuk había bebido un poco, así que lo llevé a casa y luego volví en su coche.
Podría haber dicho que había dormido en la habitación de invitados… al menos así tendría una razón para estar en su casa a esa hora.
Su hermano se acercó al asiento de la ventana.
–He dado la entrada para una casa en Portland.
–¿Ah, sí?
Sungmin se dejó caer sobre el asiento, como dispuesto a mantener una larga charla.
–Pareces sorprendido.
Donghae miró hacia el pasillo que llevaba al cuarto de baño. Eunhyuk tenía que estar allí.
–Esperaba que cambiaras de opinión –respondió, mientras sacaba un chándal de la cómoda–. Voy a vestirme, luego me lo cuentas.
Con el corazón latiendo a toda velocidad, entró en el baño y cerró la puerta. Eunhyuk estaba vestido y tranquilamente apoyado en el lavabo.
–¿No habías dicho que estaba pasando el fin de semana con Kyuhyun?
–Y así era –Donghae frunció el ceño–. Pero debe haber pasado algo.
¿Te ha visto?
–No, ya estaba vestido cuando lo oí entrar.
–¿Te ibas? ¿Pensabas decirme adiós o ibas a marcharte sin decir nada?
–Pues claro que iba a decirte adiós. ¿Por qué te pones así?
–No me pongo de ninguna manera –replicó él, enfadado.
Como no quería que su hermano sospechara nada, Donghae se puso el chándal y volvió al dormitorio sin esperar respuesta.
Sungmin parecía haberse atrincherado en la habitación, de modo que se sentó a su lado.
–Bueno, háblame de esa casa.
–¿La casa?
–La de Portland.
–Ah, es una casa como otra cualquiera.
–¿Cuántos dormitorios tiene?
–Dos.
–¿En un barrio bonito?
–Creo que he cometido un error –dijo Sungmin entonces.
–Entonces, retira la oferta –sugirió Donghae.
–No me refiero a la casa sino al hombre con el que estoy saliendo.
–Pensé que eran amigos.
–Es algo más que eso.
–¿Se acuestan juntos?
–Sí, pero es una relación que no va a ningún sitio.
Donghae miró de nuevo hacia la puerta del cuarto de baño, que no había cerrado del todo. Muffin aún no había vuelto a la habitación…
¿qué estaba pasando allí?
–¿Porque tú no quieres?
–Supongo.
–¿Estás enamorado de él?
–Sí –respondió su hermano, mirándose las manos.
Donghae tragó saliva. No podía culparlo por enamorarse de Kyuhyun y debía ser terrible para él amar al hombre que había estado a punto de casarse con su hermano.
–Creo que deberías olvidarte de Portland.
–No es tan sencillo.
Donghae decidió que era el momento de poner las cartas sobre la mesa.
–Eunhyuk me dijo que Kyuhyun estaba saliendo con un chico, pero que su historia también era complicada. A lo mejor debería quedar para comparar.
–Sí, supongo que sí –Sungmin seguía con la mirada baja.
¿Había alguna forma de darle permiso para salir con Kyuhyun?
–¿Sabes una cosa? Me alegra saber que Kyuhyun ha encontrado a otro hombre y está rehaciendo su vida.
–¿De verdad? –a pesar del tono escéptico de Sungmin, sus ojos brillaban de nuevo.
–De verdad. Kyuhyun y yo no estábamos hechos el uno para el otro.
–No era eso lo que pensabas hace seis meses.
–Me dolió que rompiera el compromiso unas semanas antes de la boda, pero si nos hubiéramos casado habría sido aún peor, ¿no te parece?
El móvil de Donghae sonó en ese momento y él respondió a toda prisa.
–Si voy a estar encerrado en el baño toda la mañana me gustaría tomar una taza de café –escuchó la voz de Eunhyuk.
–Buenos días, Eunhyuk. ¿Cómo te encuentras?
–Cansado y un poco excitado después de ver la ropa interior en el cajón de tu cómoda.
–Sí, claro que voy a devolverte el coche –Donghae puso los ojos en blanco–. ¿Estás lo bastante sobrio como para traerme de vuelta a casa?
–Ah, no tengo que preguntar qué excusa has inventado para explicar que mi coche esté en la puerta de tu casa.
–Yo puedo seguirte hasta allí y traerte de vuelta –sugirió Sungmin.
–Sungmin se ha ofrecido a seguirme hasta tu casa, Eunhyuk.
–Eres un hombre diabólico, no sé si lo sabes.
–Seguro que no es ninguna molestia –siguió Donghae–. Pero antes vamos a desayunar.
–¿Tostadas francesas?
–Con mantequilla y caramelo, tu desayuno favorito. Una pena que no estés aquí.
–Recuerda que la venganza se sirve en plato frío.
–Ah… no sabía que necesitaras el coche para comprar el regalo para Siwon y Heechul. Muy bien, te veo en unos minutos –Donghae cortó la comunicación–. Necesita el coche ahora mismo.
–¿Seguro que no quieres que te lleve?
–No, no hace falta.
Bajaron a la cocina para tomar un café y cuando salió de la casa Eunhyuk ya estaba dentro del coche. No sabía cómo había logrado salir sin hacer ruido…
–Menuda pantomima. ¿Qué vamos a hacer? Tienes que traerme de vuelta, como si viniéramos de tu casa.
–Vamos a dar un par de vueltas a la manzana… por cierto, Sungmin parecía disgustado –dijo Eunhyuk–. ¿He oído que va a comprar una casa en Portland?
–Sí, pero no parece muy convencido. De hecho, había empezado a hablarme del hombre con el que está saliendo… ¿tú sabías que Kyuhyun y él se acostaban juntos?
–Sí.
–¿Y no me lo contaste?
–No quería que te disgustaras.
–No estoy disgustado.
–Pues no pareces contento.
–Quiero que mi hermano se quede en Houston.
–¿Qué pasaría si Kyuhyun y Sungmin decidieran casarse?
–Kyuhyun y yo rompimos hace seis meses.
–Kyuhyun rompió el compromiso hace seis meses.
–¿Estás insinuando que sigo enamorado de él?
–¿Lo estás? –le preguntó Eunhyuk.
–No digas tonterías. ¿Me acostaría contigo si siguiera enamorado de tu hermano?
–Si no recuerdo mal, la única razón por la que te acuestas conmigo es para quedarte embarazado.
Debería ser un alivio que creyera eso porque así no tenía que dar complicadas explicaciones, pero lo que había entre ellos significaba mucho más y no podía permanecer callado.
–Tal vez deberías pensar un poco en esa primera tarde, en tu cocina. ¿Te pareció que solo quería quedarme embarazado?
–Donghae…
–Ya sabía yo que esto iba a ser un problema.
–No es ningún problema.
–Sí lo es.
Si hubieran acudido a la clínica de fertilidad no habría empezado a hacerse ilusiones con un hombre que nunca podría ser suyo. Y no se sentiría tan triste.
Estaba a punto de decirle que no pasaba nada, que podían seguir siendo amigos sin derecho a roce, pero él habló primero:
–Anoche cruce la línea.
Cada vez que hacía el amor con él era como estar en un carrusel que no dejaba de dar vueltas. Le gustaba que fuesen amantes y, al mismo tiempo, se apoyaba en su amistad. Había creído que podía tener las dos cosas, pero era evidente que no podía controlar sus emociones. La lógica le decía que el deseo y el amor eran igualmente poderosos y era fácil confundirlos, pero había empezando a cuestionarse la determinación de no enamorarse nunca.
–Somos amigos desde hace mucho tiempo y mis sentimientos por ti son muy profundos, pero no quiero darte esperanzas… y creo que eso es lo que he hecho.
–¿Darme esperanzas? –Donghae frunció el ceño–. ¿Haciéndome creer que querías pasar de la amistad a algo más?
Eunhyuk apretó los puños.
–No sé con quién estoy más enfadado, si contigo o conmigo mismo.
¿Lo habría sugerido de haber sabido que acostarse con él
complicaría tanto las cosas? Sí. Ni siquiera en ese momento estaba dispuesto a dar marcha atrás. Había tantas cosas que le gustaría explorar con Donghae…
Ayudarlo a quedarse embarazado ya no era su principal motivación para acostarse con él, pero su amistad podría no sobrevivir.
–¿Quieres que paremos?
–¿Me estás haciendo responsable a mí por lo que pase entre nosotros? Eso no es justo.
Eunhyuk querría envolverlo entre sus brazos. Pero si decidían seguir adelante como amigos, ¿cuánto tiempo tardaría en dejarse llevar por el impulso de besarlo?
–Quiero que seas feliz.
–Anoche yo quería que te quedases, pero te sentiste incómodo.
Sé que es porque tienes por norma no pasar la noche en casa de los chicos con los que sales.
–Pero he pasado la noche contigo.
–Y esta mañana te ha faltado tiempo para vestirte –Donghae lo miraba con tal intensidad que Eunhyuk casi temió que dejaran marcas en su cara.
–¿Qué quieres de mí?
–Quiero saber lo que tú quieres. ¿Somos amigos o algo más?
Eunhyuk lo miró, pensativo. La noche anterior había negado la relación ante los demás y se marchó cuando Donghae sugirió que durmiese allí… para volver unos minutos después, al darse cuenta de que estaba cometiendo un error.
Siwon y sus hermanos estaban enamorados de tres hombres estupendos, pero él solo podía preguntarse cuánto duraría su felicidad. Él no quería vivir con esa espada de Damocles sobre su cabeza, pero tampoco podía negar que pensar en Donghae con otro hombre lo volvía loco.
–No puedo negar que me gusta estar contigo, pero ya sabes lo que pienso sobre el amor.
–No te interesa nada, ya lo sé.
–¿Podemos seguir disfrutando de lo que hay entre nosotros como hasta ahora? Tú sabes que siempre estaré a tu lado.
–Sí, lo sé.
–Pronto estarás ocupado siendo padre y no tendrás tiempo para mí.
–Siempre tendré tiempo para ti.
–¿Cenamos juntos mañana?
–No, no puedo. Mañana es el festival Moon, así que Sungmin y yo cenaremos en casa de mis padres. Vamos a contarles mi decisión de tener un hijo y que él que se marcha a Portland –Donghae suspiró–.
Hemos prometido apoyarnos el uno al otro.
Eunhyuk no los envidiaba. Helen Campbell era una mujer testaruda que creía saber lo que era mejor para sus hijos. Tanto que, a veces, Donghae había estado a punto de hundirse bajo sus expectativas y sus sueños.
No habían hablado de ello, pero Eunhyuk sabía que la ruptura de su compromiso con Kyuhyun había sido un golpe para Helen.
–¿Entonces qué tal el martes?
–No lo sé. Con la boda de Siwon y Heechul la semana que viene tengo muchas cosas que hacer. Llévame a casa, por favor.
Eunhyuk lo miró, sorprendido.
–¿Qué ocurre?
–Nada, son demasiadas cosas como para hablar de ello ahora mismo.
Eunhyuk suspiró. Donghae lo obligaba a hacer cosas que él no hacía nunca. Y estaba a punto de hacer algo que había evitado con todas los demás hombres.
–Dime por qué estás disgustado.
–Me siento como un tonto –le confesó Donghae–. Estas últimas semanas contigo han sido fantásticas y he empezado a pensar en nosotros como una pareja.
Su admisión no fue del todo una sorpresa. Ocasionalmente durante esos años también él se había preguntado si podrían serlo.
Donghae lo conocía mejor que su familia y había compartido con él cosas que no había compartido con nadie más: el intento de suicidio de su padre, que al principio no había querido unirse al negocio familiar, que había discutido con su hermana unas horas antes de que muriera…
–Aun sabiendo lo que piensas sobre el amor… –Donghae respiró profundamente–. Resulta que soy igual que esos hombres con los que sueles salir. No, soy peor porque yo te conozco mejor que ellos y sin embargo… bueno, déjalo.
¿Quería decir que estaba enamorado de él? Eunhyuk se quedó inmóvil, atónito. ¿Había perdido la cabeza? ¿Le había entregado su corazón sabiendo que él no quería saber nada de relaciones? ¿Y qué iban a hacer? No podía pedirle que siguieran siendo amantes, pero nunca en su vida había tenido una química tan increíble con otro hombre… y era un canalla egoísta que no pensaba renunciar a ello sin luchar.
–El sábado por la noche, después de la boda, iremos a mi casa para hablar y entre los dos encontremos una solución –le dijo, aunque sospechaba que el futuro ya estaba escrito–. ¿De acuerdo?
–No hay nada que solucionar –dijo Donghae cuando detuvo el coche frente a su casa–. Somos amigos y nada va a cambiar eso.
Pero mientras lo veía dirigirse a la puerta, Eunhyuk supo que todo había cambiado para siempre.

UNA PROPOSICIÓN DELICADA [ADAPTANDO AL EUNHAE TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora