Capítulo 4

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A la mañana siguiente, Harry se sorprendió al escuchar que tendría que llevar un testigo para la ceremonia de matrimonio. Viendo que Dumbledore intentaba instalarse como tal, Harry se apresuró a señalar a Ginny. Aunque sólo fuera para asegurarse de que la pelirroja no se quedara sola con su familia, todos los cuales estaban igualmente encantados de que hubieran pasado la noche juntos, y enfadados por lo que hoy significaría.

Al verla sonreír ligeramente, Harry sonrió a Dumbledore diciéndole que no sería muy apropiado que no trajera a alguien de su edad. Viendo que Ginny y él estaban tan unidos, ella sería una buena elección para ese papel.

También esperaba que esto no fuera captado por Dumbledore o los Weasley, ni que Ginny pareciera estar mucho más relajada en su presencia que en la de su familia. Otra razón que era demasiado triste para las palabras, a pesar de ser la única chica de la generación, su familia tenía ciertas expectativas sobre ella y no le permitían ser la persona que realmente era.

Ella le había confiado que ella y Blaise planeaban fugarse poco después de graduarse, temía que su familia la casara para tener más prestigio en el mundo. Si Tom no había tomado el mando para entonces, al menos.

Cuando el Lado Oscuro tomara el mando, ella tendría mucha más libertad y estaba más que dispuesta a aprovecharla. Para asegurarse de que estaba a salvo, de lo que él se encargaría, y de poder ser justo quien ella quería ser.

Dumbeldore asintió con la cabeza, y aunque parecía un poco molesto, no era suficiente para desviar su juego. En todo caso, la mirada del anciano, así como la mirada que vio intercambiar entre él y Molly, podría significar problemas más adelante (eso si realmente creían que Harry y Ginny habían dormido juntos la noche anterior).

Tirando de Ginny, siguieron a Dumbledore hasta la chimenea donde se dirigieron al Ministerio. Donde, como era de esperar, les esperaba un buen número de personas. La mayoría de ellos parecían estar contentos de que la guerra llegara a su fin (aunque se podía ver a algunos frunciendo el ceño ante Dumbledore y la forma en que estaba tirando la vida de un chico de 16 años).

Era agradable ver que algunas de las ovejas podían pensar por sí mismas, y traían la propaganda que se había hecho sobre el lado oscuro y Tom, durante mucho tiempo. Realmente creían que Dumbledore estaba firmando su vida (y si Tom hubiera sido algo parecido a lo que se representaba de Voldemort, así habría sido).

Suspirando y poniendo cara de valiente, aunque estuviera totalmente mareado por dentro, Harry pasó por delante de toda esa gente que esperaba allí para seguir a Dumbledore hasta donde seguramente estaban esperando Fudge y Tom.

Una vez en el ascensor, pudo sentir cómo Ginny deslizaba su mano en la suya, inclinándose cerca para susurrar -Puedes hacerlo-.

A todos los efectos, era ella la que se aseguraba de que él siguiera adelante, asegurándose de que la Luz ganara esta guerra. O eso era lo que tenía que parecer a los ojos de Dumbledore, algo que habían conseguido por la forma en que el hombre seguía mirando sus manos entrelazadas.

En realidad Ginny había visto la máscara de Harry resbalar por un segundo. Había visto la sonrisa casi maníaca en su rostro ante la perspectiva de que Dumbledore lo dejara esencialmente libre. En cuanto esta farsa terminara, podría volver a respirar y a disfrutar de la vida como quería.

Apretando la mano de Ginny en agradecimiento por haberle cogido a tiempo, se aseguró de que su máscara estaba bien colocada antes de que el tintineo del ascensor les indicara que llegaban a su destino. Siguiendo a Dumbledore, Harry se sintió casi aliviado al ver a Remus esperándole al final del pasillo. El hombre lobo había prometido estar allí, y verlo allí significaba que Ginny al menos tenía una forma de volver a casa sin ser molestada.

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