EL DESPERTAR

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Lily Steak es de la clase de personas que intuyen el peligro, y hoy Lily rebosaba de instinto. Se encontraba en el mismo lugar que todos los sábados por la mañana, en casa de su padre, ya que pasaba todo el fin de semana con él, y la semana con su madre. Puede que suene un poco agobiante, pero ellos supusieron que la mejor idea era separarse, no solo por su bien, si no también por el de su hija. A Lily esto no le preocupaba, porque los fines de semana, se ensimismaba en sus libros de lectura y se olvidaba de todo a su alrededor. No pasaba una sola hora libre en la que ella no estuviera leyendo, y sus compañeros de instituto veían un poco rara esa característica, porque no todas las chicas de dieciséis años dedican su tiempo libre a leer. Su padre le había insistido en que saliera con él de compras, porque quería pasar todo el tiempo del fin de semana con su hija. Ella a regañadientes, había cedido, pues no le gustaba mucho la idea de dejar el libro que llevaba a medias para ir de compras con su padre, no es que no le quisiera, al contrario, pero ella es del tipo de personas que encuentra su mundo en un libro, y el mundo exterior no le hace falta para sobrevivir. Cuando estaban en el coche, Lily observaba con audacidad la carretera, y todos los factores que la rodeaban a ella y a su padre. Sin darse cuenta, un camión atravesó el camino que su padre iba recorriendo, y antes de suspirar se encontró fuera del coche, tirada en la carretera, en cuclillas con la misma posición que traía del coche. Cuando abrió los ojos vio la escena, el coche de su padre estaba en muy mal estado y del camión se bajaba un hombre, que estaba corriendo en dirección a su padre. Lily corrió con todas sus fuerzas hacia el coche, y la imagen que mas le impactó fue la suya en el coche con un torrente de sangre recorriendo su cabeza, antes de ahogar un grito, una mano fornida se posó en su hombro, que sin saber la razón, le dió tal confianza, que convirtió el grito en un suspiro de alivio. Automáticamente se dio la vuelta y contemplo dos hombres con una túnica negra, que envolvía su cuerpo de tal forma que no se mostraba nada de sus facciones. Lo que mas desconcertó a Lily fue la voz joven, dulce, agradable y vivaracha que le concedió el honor de dirigirle unas palabras muy sencillas, pero que en sí contenían más información de la que un humano podría entender. Ahí fue cuando Lily comprendió que aunque tuviera la forma física que solía tener, en algún momento había dejado de ser ella, para que una esencia mucho más fuerte y con más experiencia se pudiera instalar en su cuerpo, o se pudiera compaginar con su alma de una manera que ahora las dos podrían convivir en una misma esencia.

Los guerreros de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora