INFORMACIÓN

6 1 0
                                    

La estatua era enorme, alrededor de ella habían extrañas plantas que se enredaban entre sus lugares más recónditos. Lily se quedó petrificada, pues nunca había visto algo parecido. La muchacha estaba un poco confusa, pues en menos de una hora, habían sucedido muchísimas cosas. No sabía si su padre estaba muerto, (aunque lo parecía), ella sí que sabía que ella estaba muerta, aunque por alguna razón eso no la alteraba, y para colmo, se encontraba en un lugar que no conocía de nada, pero por alguna razón, ella tenía la extraña sensación de que todo iba bien, y que todo lo ocurrido hasta ahora, era de lo más normal.

-¿Qué se supone que estoy haciendo aquí?- preguntó Lily interrumpiendo sus pensamientos.

-Estás aquí para hacer lo que has estado haciendo hasta ahora. Pensar, recapacitar, y descubrir las cosas necesarias para tu formación, siendo lo que sea que te diga el oráculo que eres.

-Entonces solo tengo que relajarme, y dejar que él haga su influencia en mí, ¿no?.

-Si, aprendes rápido.- dijo el joven con una larga sonrisa.

A partir de ese tiempo, las imágenes de todo lo sucedido pasaron rápidamente por la mente de Lily, su nacimiento, su niñez, sus padres, y el momento de su muerte, momento en el que por fin comprendió que estaba muerta. En su mente se creó la imagen de una batalla, en la que solo se veía a ella luchando contra asquerosas criaturas babosas, que tenían como único propósito acabar con ella. Ahí fué el momento en el que la muchacha se dio cuenta de que era una guerrera de la muerte.

-¿Y bien?, ¿ya sabes que eres?.- preguntó Azel sacándola de sus ensoñaciones aún muy recientes.

-Sí. Una guerrera de la muerte.- aunque su voz sonó casi menos que un susurro Azel la entendió bien, y antes de que pudiera volver a decir nada, la muchacha perdió el conocimiento en brazos de el joven, que sin saber por qué, estaba a su lado, muy cerca, tanto como para poderla agarrar antes de que cayera en el suelo, así provocándose un grave golpe, que los dos sabían, que no tendría ninguna importancia para su ahora, más fornido cuerpo.

Los guerreros de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora