INTUICIÓN

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Lily despertó en una habitación llena de muebles de madera, con varios sofás adornando la sala, y una cama en el centro, que era donde ella estaba. Sin dudarlo un momentos se levantó con total agilidad, y se sentó en la cama. Vió que Azel estaba sentado en uno de los sofás, dormido y con un libro en el regazo. De repente, alguien entró en la estancia, una joven hermosa, de cabello rubio, y con unos rasgos de lo más definidos. Antes de Lily poder articular una palabra, la joven posó un dedo sobre su boca mostrándole a ella el gesto de silencio.

-Shhh, no hables,lleva dormido muy poco tiempo.- susurró en una voz de lo más cálida, señalando a Azel.- Ven, acompáñame- añadió.

Lily la siguió, con cuidado de no despertar a Azel. La joven ruvia, esperó en la puerta abriéndola, para dejarle paso. Ella atravesó la puerta sonriéndole a la chica en modo de agradecimiento. Cuando la puerta se cerró, las dos estaban en un pasillo, un poco estrecho, pero no tanto como para que no cupiera un banco para poder descansar.

-¿Por qué no te sientas?- dijo la joven rubia señalando un banco.

-Sí, gracias.

-Por cierto mi nombre es Alea. Y parece que le has gustado a Azel, porque ha estado todo el tiempo velando tu sueño, y en el día que has estado dormida, lo único que ha hecho, ha sido leer, y darte de comer y beber mientras estabas medio consciente.

Lily se quedó petrificada, pues no tenía ni idea de que Azel hubiera estado cuidando de ella cuando estuvo enferma. Menos idea tenía aún de que no hubiera dormido en un día, y lo más impactante, fué que ella había dormido un día.

-N-no tenía ni idea.- dijo Llily mirando al suelo, ruborizada, y con los ojos como platos.

-Pues sí, parecía que...- se calló en un momento, retractándose de lo que iba a decir, como si no fuera lo más correcto.

Antes de que Lily pudiera articular una palabra, Azel abrió la puerta con tanta brusquedad, que parecía que en algún momento, iba a derribarla.

Los guerreros de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora