Capítulo X | Juramento De Odio

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Al día siguiente me sentía diferente, no podría decir que me había quitado un peso, pues no era alivio lo que percibía, era más una sensación de vacío que no podría identificar; aunque muy en el fondo, sabía lo que era, solamente me negaba a aceptarlo…

Duré una semana entera en mi habitación, saliendo únicamente con la intención de ingerir alimentos, y a veces ni siquiera eso, a veces solamente deseaba morir, ya sea por el hambre, por la sed o por la mera depresión… Morir en ocasiones era algo tentador…

Daniel insistió fuertemente hasta que me hizo salir de mi cueva, no solo me insistió a mí, sino también a mis padres, ellos me obligaron a verlo, aun cuando yo no podía siquiera imaginarlo sin recordar esa sensación de asco y suciedad en mi cuerpo.

Fui hasta su casa, temerosa de lo que pudiera ocurrir… Al inicio todo iba bien, hablamos normal, saludé a su madre, comimos, creí que todo había sido un simple mal entendido y yo lo había exagerado todo, pero… Luego volví a entrar al infierno… Y el diablo era él…

Me hizo ir hasta su habitación, con una excusa tan estúpida que ni siquiera vale la pena decir, y luego allí… No tardó en demostrar lo que en verdad buscaba…

Saltó sobre mí, comenzó a quitarme toda la ropa, prenda por prenda, yo solamente podía decir entre mis labios "No", "No quiero", "No me siento cómoda", pero era inútil, él parecía no escuchar mis palabras, palabras que se podían fácilmente comparar con súplicas; jamás en mi vida había suplicado, pero quizás porque nunca antes había sentido miedo…

Yo estaba totalmente inmóvil, mis brazos y piernas no respondían a mis pensamientos, él me colocó de espaldas y me penetró, justo en ese instante solté un fuerte grito, no lo disfrutaba ni siquiera un poco, pero él solamente seguía entrando y saliendo de mí… Casi parecía disfrutar mi negación…

Ya pasados unos minutos, (los más largos de toda mi vida) él terminó y yo solo quedé ahí, tendida en la cama, totalmente desnuda y sintiéndome presa de mi misma… Duré inmóvil más tiempo del que podría contar… Y justo cuando entre mi agonía caí en sueños (o mejor dicho, pesadillas), él estaba nuevamente sobre mí, y me había vuelto a penetrar, sin siquiera darme oportunidad de negarme, sin darme un solo segundo para prepararme mentalmente para recibir aquella nueva herida…

Volví a gritar, esta vez más fuerte, él tomó mi rostro y me dio una fuerte cachetada, a medida de castigo por haber gritado, esa era su forma de decirme que debía quedarme tranquila y esperar a que todo acabase, o si no, las cosas serían aún peores… Al terminar todo, le dije a Daniel "Esto cuenta como violación, ¿Lo sabes?" y el muy desgraciado ni siquiera lo negó… Pero se las arregló para que yo siguiera con él, después de todo, ¿Quien más querría estar con una estúpida como yo?

Frente a todos, era una relación perfecta, él era el mejor novio del mundo, muy dulce, muy tierno, me llevaba obsequios, me daba detalles… Pero todo eso acababa cuando estábamos a solas… Y lo que una vez fue el cielo, se convertía en el más ardiente infierno…

Así pasaron días, semanas, inclusive meses… Intenté hablar con Morthy, muchísimas veces, hasta el cansancio, incluso hice el maldito ritual, pero nada ocurría… Morthy me había dejado…

Ocho meses, ocho meses soporté la tortura de ser violada en múltiples ocasiones… Ya ni siquiera oponía resistencia, simplemente dejaba que hiciera lo que quisiera hasta acabar, mientras yo no podía hacer nada más que dejar salir mis lágrimas…

El último día fue quizás el peor de todos… Abusó de mi tanto como quiso, entró por cada orificio que se le ocurrió entrar… Fue muy brusco, más que nunca… Pero mi voluntad ya estaba doblegada… Yo solamente lloraba, pero permanecía inmóvil, mientras una lágrima tras otra, salían silenciosamente de mis ojos…

Cuando acabó, se vistió y se sentó a mi lado, acariciando mi cabello mientras yo estaba aún tendida en su cama, con los ojos inundados de mi propio llanto, esperó 5 minutos y me pidió que me vistiera, que necesitaba hablar conmigo… Me terminó… Dijo que ya hacia unas semanas, quizás un mes, que ya se había aburrido de mí, pero no me lo había querido decir, ya que "No quería lastimarme".

Salí de ahí, con el corazón lleno de maldad, todo ese sentimiento que alguna vez fue amor… Ahora se había vuelto odio…

Maldito seas Daniel, ¡Nos veremos en el maldito infierno!

¡Lo Juro!

ValerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora