El castillo quedo sin visitantes, solo quedaba de otro reino la reina Sara.
-¿Cómo te fue con la princesa Kara?- se dirigió a la reina de cabellos negros.
-Ella tiene algo que me hace querer conocerla más, no puedo explicar qué es lo que siento ni lo que sentí cuando nuestras miradas se encontraron.- Lena se sentó en la parte principal de la gran mesa ya vacía, a su lado como un par de horas antes Sara.
Desde que los príncipes de Dargoland se fueron, ella no podía quitarse la intensa mira de Kara de su mente, y al recordar el tacto de la princesa su cuerpo sentía pequeñas cargas de electricidad.
-Tal vez… no te tengas que casar con cualquiera- Sara coloco las manos sobre la mesa dando pequeños golpes con su dedo a la fina madera.- ¿si es ella después de todo?
-No creo, parece que la única bajo esa sensación hipnotizante era yo- respondió dando un suspiro, llevo sus manos a su rostro y lo escondió allí- Solo tengo cuatro meses.
-Te ayudaría, de verdad que lo haría- la reina rubia coloco su mano en el hombro de Lena y dio un pequeño apretón en forma de apoyo- y más que al tu reino expandirse ahora somos vecinas, pero no sé si piense estar toda la vida gobernando. Tal vez algún día pase la corona a mi hermana y me vaya. Por otro lado no estoy enamorada de ti, eso puede generar problemas cuando vea alguien que me atraiga y pasen cosas. – bajo una mano de la cara de la reina y la tomo en las suyas.
Sara había pensando en todo, las ventajas y desventajas. Ella quería ayudar pero eran más los contra. Además el alma aventurera de ella había sentido una sensación de encajar y su corazón se aceleró cuando vio a la nueva doctora de su reino, Ava. No era que la reina no supiera quienes habitaban su territorio, pero había estado algo ocupada cuando una nueva familia había llegado a sus tierras.
-Tranquila, no creo que funcionemos de ese modo- le sonrió Lena.
-Tienes cuatro meses… entonces úsalos y conquista a la niña de los ojos del rey Jeremaiah.
Así paso una semana la reina pensaba ¿cómo conquistar a una mujer a la que no le agradaba? Rogarle estaba fuera de su alcancé, un Luthor jamás haría tal cosa, además no valdría la pena estar con alguien a quién tuviera que mendigar amor. Ir y hablar con ella, lo consideraba, pero tampoco quería ser echada o ignorada con la razón de su visita.
-Su majestad- golpes sonaron en la puerta de la biblioteca donde estaba Lena.
-Puede pasar- giro un lienzo que tenía en frete, el cual casi termina en el suelo.
Lord encontró con una gran sonrisa y sus ropas algo poco cuidadas, pues tenía rastros de tierra en ella.
-¿Se encontraba pintando?- pregunto al ver las pinturas cerca de la reina.
-Así es, me ayuda a pensar, ya sabes- por dentro pedía que no se acercase, pues cuando se dio cuenta a donde la llevaban sus trazos era demasiado tarde.
Lord le sonrió y se acerco, no era como que ahora no fuesen amigos, y Lena siempre le permitía ver sus obras aún sin terminar a excepción de la vez que lo dibujo con carboncillo. Lena apretó ambas manos para evitar que notará el leve temblar de sus manos.
-Guau, es, es muy impresionante- dijo al ver la pintura a la que le faltaban pocos detalles para estar lista.- donde la princesa lo vea, quedará encantada. La hiciste perfecta.
-Es perfecta- dijo en voz alta sin darse cuenta.
-Deberías dárselo cuando termines- se alejo a su posición inicial cerca a la puerta, se masajeo el puente de la nariz- su majestad la Mesa del Consejo Real, pide que de se presente de el baile haber cumplido con su objetivo.
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Érase una vez
FanfictionUna reina, una princesa, el surgimiento de un sentimiento, la diosa de la vida, el fruto de un amor. Historia corta Supercorp AU. No se permite adaptación o traducción sin el permiso correspondiente. Actualización mínimo una vez por semana.