Érase una vez

Esperando la luna llena

El cumpleaños de la princesa y el príncipe fue celebrado por todos en el reino, Kara exhibió la pintura como regalo de la reina de Lerzaliz,  causando una alegría plena en la joven de cabellos negros. Los rumores no dieron espera, pues Lena no era de ir mucho a festejos en otro reino después de la muerte de sus padres.

 En medio del gran día de los mellizos, llegó un noble caballero de Lerzalis con un comunicado para la reina, debía volver cuanto antes a su reino pues una visita incomodaba la armonía y paz de los habitantes. Bernardo Rojas al saber la ausencia de la máxima autoridad en el reino, decidió hacer presencia y dar a conocer su opinión, él aseguró que la corona sería suya, pues el tiempo se agotaba y no se sabía nada de un posible compromiso de la poseedora de aquel objeto que simbolizaba la realeza y dominio de todo lo que se podía ver desde las torres del castillo a lo lejos.

Lena llego a su reino luego de tener que despedirse de su princesa y prometer estar en comunicación. El caballero y amigo de la reina había llegado un poco antes, ella agradecía tener dos de sus buenos amigos en este momento, Brainy nunca había visto a su amiga y ahora reina lucir la corona, antes de la guerra que arrebató la vida de Alexander, había sido enviado a promover futuros negocios con reinos cercanos y lejanos.

-Su majestad, el pueblo se alegra de su llegada- dijo un guardia del palacio mientras abría las grandes puertas.

Luego de ser saludada por todas las personas a su servicio, se dispuso a asearse y cambiar sus ropas. Una vez llego al trono luciendo la corona, dio la orden de abrir las puertas al pueblo y la voz corrió hasta las minas y campos más lejanos creando sonrisas en los rostros de aquellos que oían las buenas noticias, no dudaban de su reina, pero tampoco era de su agrado la visita del posible heredero lejano a la corona.

-Habitantes de Lerzalis- hablo la reina a todos aquellos que habían podido asistir, incluyendo a su lejano primo- No se preocupen por lo que charlatanes sin escrúpulos han dicho en mi ausencia, el linaje Luthor nunca les ha fallado y saben que soy la última de esté, no les fallare. Sé bien que el tiempo es poco, pero tengo a bien decirles que la corona seguirá conmigo. Quiero que sigan dando lo mejor de cada uno en sus labores y no se preocupen por mi compañía al trono.

-Su majestad- uno de los herreros del pueblo se inclinó ante ella- ¿Ya sabe quién será él o la elegida?

-Las noticias llegaran en su respectivo momento, pido vuelvan a sus labores que tenemos grandes pedidos por entregar, la cosecha llega a su fin y los graneros están con lo suficiente para cada uno, reinos vecinos demandan provisiones a cambio de productos de sus tierras.

La normalidad volvió a recorrer entre cada campo, cada hogar y almacén. El presuntuoso familiar de la reina volvió a su morada lejos del castillo en una gran casa que estaba en los limites con el reino del Fuoco.

 Lena no podía dejar de pensar en su gran amor e imaginar el siguiente encuentro, su corazón se aceleraba al pensar en ello y las mariposas revolotean en su interior. Sus labios ardían al recordar los besos de su amada y sin entender muy bien las sensaciones quería volver a sentir las manos de la princesa recorriendo su cuerpo y su mirada intensa que la desarmaba.

-Su majestad, el mensajero de Dargoland trae esta carta para usted- uno de los guardias se acercaba a la reina luego de haber hecho una reverencia.

Lena agradeció, una vez quedó sola no pudo evitar llevar la carta a su pecho y suspirar. Bajo el sello de la realeza con letra limpia y perfecta estaba el nombre que no podía sacar de su cabeza Princesa Kara Danvers. Con un leve temblor en sus manos abrió la carta.

Mi futura reina.

Desde que tu carruaje dejo de verse por el camino que conduce al pueblo para luego perderse entre los campos, siento la necesidad de correr hacía ti. Nunca me paso el extrañar de esta manera a alguien, y es que siento que los días sin ti son resumidos a una eternidad.