Un sentimiento

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Lena al escuchar la voz de Kara al otro lado de la puerta empezó a respirar más rápido de lo normal. Kara al no sentir movimiento se debatía en esperar un poco o irse. La puerta crujió cuando la reina giro la perilla y la abrió. Sus miradas se encontraron y por primer vez la princesa no quiso huir.

-Quiero agradecerte por tu regalo- Kara toco el puente de su nariz por los nervios.

-¿Fue de tu agrado?- Lena se acomodó un mechón de cabello detrás de su oreja

-Me encantó, es maravilloso.

Kara miro ambos lados del pasillo y al ver que no había nadie, dio un paso adelante y se apoyó en el marco de la puerta. El corazón de ambas latía rápido.

Hazla pasar- Lena escucho un susurró tan leve como el viento, pensó que era cosa suya por los nervios.

-¿Quieres pasar?- La reina señalo el interior de la habitación.

-S, sí.

Kara camino hasta un sillón que había allí, mientras Lena cerraba la puerta. La reina camino quedando frete a la princesa y tomo asiento.

-¿Sabias que después de esta y la siguiente noche es mi cumpleaños?- Kara pregunto viendo el rostro pálido  de Lena bañado por la luz de la luna.

-Tu hermana me lo dijo esta tarde.

-Mmm esta bien- Kara busco la mirada de Lena-, ¿por qué yo?

Esa pregunta dejo fría a Lena, entrelazo sus manos depositando sus nervios allí. No bajo la mirada ni se enfoco en otro punto, de hacerlo volverían a estar como al inicio.

-Porque si no es contigo, no quiero a nadie más- pudo ver que la boca de Kara se abrió un poco y respiraba algo acelerado.

Ninguna dijo palabra alguna. Lena tomo valor y extendió una de sus manos. Kara trago con fuerza y vacilante empezó a mover su mano en dirección a la de Lena. Cada centímetro más cerca se sentía como si una llama estuviese establecida en la mitad, la punta de sus dedos se rozaron mandando un cosquilleo por sus cuerpos. Fue justo en ese momento que Kara lo sintió y confirmó, la mujer que tenía en frente la hacía sentir más de lo que alguna vez imagino que sería encontrar a su persona destinada.

-Eres tú- Kara susurró, el miedo y los nervios se apoderaron de ella. Se coloco de pie ante la atenta mirada de Lena, camino hacía la puerta y colocó su mano en la perilla.

No te la di para que huyeras- la misma voz que le había hablado en su habitación. Debía seguir su corazón, pero si este hasta peligraba de la fuerza con que palpitaba. Se giro y vio a Lena parada mirando por la ventana y vio temblor en su cuerpo.

La reina tenía los ojos cerrados tratando de detener las lágrimas rebeldes que se escapaban de sus ojos. Pensaba que si Kara lo sabía sería más fácil, pero ahora se iba. ¿No soy suficiente? ¿la decepcione? ¿Esperaba a otra persona? Esas preguntas empezaron a llenar la mente de Lena.

Su cuerpo se tenso y ardió cuando sintió alguien cerca a su espalda y unos brazos alrededor de ella.

-No llores- Kara le susurro al oído, giro a Lena para quedar frente a ella- Eres más de lo que esperaba.

Lena abrazo a la princesa con fuerza, escondiendo su rostro en el cuello de esta y empezó a sentir las manos de Kara recorriendo su espalda. Cuando sus sollozos terminaron salió de su escondite y antes de ella misma limpiarse el rastro de lágrimas sintió las cálidas manos de la rubia en sus mejillas  y sus labios en su frente.

Estando tan cerca, sus cuerpos pedían más cercanía de lo que ya tenían. Kara moría por hacer lo que había visto a las parejas a su alrededor hacer, su mirada no abandonaba los labios de Lena.

Érase una vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora