Diez: Cayendo como las estrellas

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Doyoung se sentía un poco mal y avergonzado. Una parte de él le quería devolver la chaqueta a Jaehyun, y la otra no. Es que le gustaba tanto aquella prenda...

Pero bueno, ya era demasiado tarde para echarse atrás. Estaba a tan sólo unas cuadras de la cafetería donde trabajaba el alfa.












Un vez llegó, se posó en el vidrio de la puerta y al encontrarse con la imagen de que el peliazul estaba trabajando no le quiso interrumpir.

Miró la hora en su celular y suspiró al ver que sólo faltaba media hora para que la cafetería cerrara.

Definitivamente entrar y desvincularlo de sus actividades como trabajador a medio tiempo - justo como había hecho la segunda vez que hablaron en su vida - no estaba en sus planes.

Esperaría afuera.

... Un puchero se formó en sus labios pasados los primeros cinco minutos. Ya le dolían las piernas. Así que optó por agacharse en su lugar, cual cachorro.














Cuando Jaehyun finalmente salió del local, despidiéndose de Mark - quien se alejó en la dirección opuesta - caminó unos pasos y se encontró con un tierno bultito de olor a nutella al cual conocía.

Kim ni siquiera notó que Jung estaba a unos centímetros suyos. Estaba bastante distraído mirando las motas de polvo ser arrastras de la acera hacia la calle producto a la ventisca.

Se veía tan pequeñito.

El mayor de olor a whisky y naranja se agachó frente a él para quedar más o menos - ya que evidentemente el omega era más bajito - a una altura similar. E inconscientemente le acarició la cabellera.

Do alzó el rostro. Por alguna razón inexplicable que Jung le estuviese dando cariño le puso feliz. Sonrió de manera bonita.

Entonces el peliazul se contagió y también le mostró su perfecta dentadura.

Luego le ayudó a ponerse de pie tomándolo de las manos. Ambos notando la diferencia entre estás; haciéndoseles lindo a pesar de que no lo dijeran.

Quizás no era necesario expresarlo.

── ¿Qué haces aquí, pequeño Doyoung? ──.preguntó Jung sin dejar de sostener la delicadas - pero sobre todo, bonitas y cálidas - manos de su omega.

── Yo... ──.como era costumbre Kim titubeó un poco.── Quería verte ──.respondió y por un momento el alfa sintió su corazón detenerse.

Levantó sus cejas y el menor dejó de sostener sus manos - a pesar de que no quería -, y sacó de su mochila la chaqueta del alfa. Esa que de alguna forma había causado un poquito de estragos entre ellos, y se la tendió.

── Es tuya... Y me la prestaste ──.comenzó a hablar.── Debí regresártela, no quedarme con ella. Eso estuvo mal ──.confesó cabizbajo y Jung sonrió con ternura.

No podía evitar querer apretar las mejillas del pelinegro cuando este estaba haciendo un adorable mohin.

── Está bien, pequeño. Te la puedes quedar si de alguna forma mi olor te hace bien ──.accedió el de metro ochenta y tres.

Los ojitos de Doyoung tomaron un brillo indescriptible y el mayor se aguantó para no acabar apretándolo en un cálido abrazo.

── Gracias, alfa ──.era la primera vez que se dirigía hacia él por su rango.

Le agradeció con una sonrisa radiante.

── Aunque ya se ha disipado tu aroma... ──.confesó con un tono bajito - algo decepcionado - luego lo miró.── Ahora sólo tiene el mío ──

One Luv (JaeDo) OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora