One Luv (JaeDo) Omegaverse

Veintisiete: Escalofríos

La mañana fría hacía que los que aún estaban en cama no quisieran levantarse. Afuera soplaba una gélida ventisca y sinceramente un par de edredones y una buena calefacción hacían de la habitación un refugio seguro para los sensibles al invierno que comenzaba justo a mediados de este mes de noviembre.

Doyoung agradecía haberse quedado a dormir aquel día en casa de su alfa, ya que los brazos de este lo abrazaban cálidamente y el olor del mayor lo tenía reconfortado.

Aunque notaba que estaba un poquito más intenso de lo normal. Llegaba a ser embriagante, debido a que una de sus esencias era el vodka.

Jaehyun...

El menor se volteó en los brazos del pelinegro y al estar cara a cara con él le miró con preocupación.

Jung tenía una expresión de incomodidad y la - ahora recién notada - erección que tenía en su parte baja se veía dolorosa.

── Alfa ──.le llamó bajito.

Como si fuese una alarma Jae abrió los ojos y se sentó en la cama sosteniendo al menor y mirándolo preocupado.

── ¿Qué pasó, mi amor? ¿Estás bien? ¿Tuviste una pesadilla? ──.él mismo ni siquiera notaba que estaba entrando en celo.

Al parecer este se le había tildado, porque según la información que le había brindado el alfa era a finales de mes, no a mediados.

── N-No. Yo estoy bien. E-Eres tú ──

── ¿Yo qué, mi vida? ¿Te estoy molestando? ¿Ronqué? ¿Te apreté muy fuerte? ──

── Tú nunca roncas, alfa tonto. Y me estabas abrazando con amor... Estás en celo ──.le dijo.

Fue en ese momento que Jeffrey finalmente sintió la pulsante dureza entre sus piernas y su propio olor ambientando en sobremanera el lugar.

── Yo... Creo que se adelantó unos días ──.se rascó la nuca avergonzado.── Tengo unos supresores que ──.no pudo siquiera terminar o pararse a buscarlos porque Doyoung se lo impidió.

── Te dije que lo pasaría contigo ──.recordó cuando ya estaba encima del mayor, quien tenía su espalda pegada al costoso colchón.

El pelinegro sintió un escalofrío recorrerle y sus pupilas dilatándose cual gato.

── Omega, ¿estás seguro? ──.su voz se escuchó increíblemente imponente, tanto que el sólo hecho de escucharla hizo a Kim gemir y mecerse un poco sobre la pelvis del alfa.

── S-Sí, alfa ──

Y eso fue el paso a que la habitación se pusiese tan caliente como si estuviesen en verano.

Las manos grandes del dominante acariciaban desde los glúteos hasta la estrecha cintura del patinador.

Sus labios apresaban la piel del pálido cuello y sus colmillos hacían acto de presencia cada que pasaba por el sitio más sensible del menor. El omega sumiso hacía su cabeza a un lado esperando ansioso por la mordida.

Aunque el más alto supo controlar sus instintos animales y sólo besó el sitio, gruñendo cuando las frías y delicadas manos de su novio tomaron su miembro y comenzaron a estimularlo más de lo que ya estaba.

Kim algo sonrojado, pero sintiendo su ego por los cielos y es que... No todos los omegas tenían la oportunidad de tener un alfa como el suyo.

Bonito, apuesto y todo lo demás, por supuesto.

Además, era preocupado, inteligente, de una familia de la clase alta y su cuerpo... Dios, su cuerpo era el mismísimo templo de la tentación... Y el tamaño del miembro que sostenía en sus manos era prominente... El sólo pensar en cómo de grande sería el nudo le hacía sentir miedo con una mezcla de excitación.