Capítulo 13

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Estuve sentada esperando al autobús. Pero por lo que veía, no pasaba por aquí, de seguro se había ido algunos minutos antes cuando yo llegué. Increíble, ahora voy a tener que esperar una 1 hora más.

Me fuí de ahí, caminé por la ciudad y respirar profundamente. Me faltaba aire después de todo, de tanto estar encerrada en esa habitación, por poco estaba asfixiada.

Muchos autos pasaban y paraban por los semáforos. Avancé más, estaba a tres cuadras de la casa de Elena. Sonreí al recordarla. Necesito abrazarla y decirle lo mucho que la extrañé. Pero esa sonrisa se desvaneció, cuando una mano tomó de mi bruscamente y me jaló hacia su auto; Jimin.

Mis lágrimas no tardaron en hacerse presente. Caían una y otra más, sin parar. Trataba de empujarlo, pero era imposible. Estaba tan enojado y furioso, que su respiración era irregular. Me subió a la fuerza y me adentró al auto.

Me puso el cinturón de seguridad y condujo. La velocidad que iba era rápida, me agarré fuerte de la manija del auto, mientras sollozaba en silencio. Él tenía su mirada fija adelante y aún con su rostro enojado. Maldito. No hablamos ni en todo el rato.

Llegamos a la casa, mejor dicho "mansión". Jimin se bajó apresuradamente del auto y se dirigió al lado que estaba yo, para luego abrirla y tomándo mi antebrazo fuertemente. Se notaba lo enojado que estaba. Caminamos hacía la entrada y entramos.

Al llegar, él dejó de sostenerme para cerrar la puerta, a lo que yo aproveché para ir corriendo y subir las escaleras. Jimin se percató de mi acción y rápidamente agarró mi brazo. Pero esta vez, con más fuerza; me hacía doler.

- Suéltame, me lastimas - tratando de zafar su agarre tan brusco -

- ¡Cállate y camina! - alzó la voz autoritario, pero no obedecí -

- Jimin, me lasti... - hablé de nuevo, pero me interrumpe con un grito inesperado -

- ¡Cállate te dije! - gritó -

Quería llorar, pero si lo hacía me tomaría como una débil. Y no quería éso, no quiero demostrar miedo en él. Haré todo lo posible para ser firme.

Me llevó a la fuerza hacia la habitación. Después de llegar me empuja para que entre al cuarto y cierra la puerta. No dí ni unos 3 pasos, cuando me agarró mi mano, ese agarre era brusco pero no hacia tanta fuerza en él. Lo que me causaba, era miedo.

- Me dijiste que no escaparias - me miró fijamente a los ojos intimidante -

- Quiero irme de aquí, ya no aguanto - ocultando mi temor y mis lágrimas que estaban por salir -

- Te he dicho muchas veces que no, y tú sigues intentando - habló enojado -

- Me tienes encerrada aquí en una habitación de cuatro paredes, ¿Cómo creés que estoy? - asumí enojada y alzando un poco la voz -

- Cuidado el tono en que me hablas, señorita - me advierte con su dedo índice -

- ¿Y si no lo hago, qué? - dije desafiándolo y me senté en la orilla de la cama en frente de él -

- Tendrás un castigo por delante - su rostro parecía que lo decía en verdad. Estaba muy serio, demasiado.
Jimin se dió la vuelta para irse, pero mis ganas de insultarlo eran inmensas; y así fue. Lo insulté.

- Eres un maldito, hijo de puta - contesté con rabia -

- ¿Cómo me llamaste? - se dió la vuelta, mirándome a los ojos. Yo no respondí. - llámame otra vez así - se acercó a mi y nuestros rostros estaban muy cerca -

- Te dije maldito, hijo de puta - susurré -

Apenas terminé la frase, y Jimin me empuja hacia la cama, acostandome y se sube encima mío. Una de sus manos viaja a mi cuello, tomándome. Me asusté por su acción reciente y mis lágrimas se hicieron presente al instante. Tenía miedo.

- Nunca escaparias de mí - dijo, rozando su nariz contra la mía -

- ¡Déjame ir! - alcé la voz y mi respiración era agitada -

- ¡Joder! ¡No quiero y punto! - una de sus manos la levanta y cierro con fuerza mis ojos, esperando una bofetada hacia mi. Pero eso no ocurrió, Jimin golpeó con su puño brutalmente a la cama, aún sin quitar su vista en mis ojos.

- No me golpees, por favor - empezé a sollozar más fuerte -

Ví como él cerró los ojos y pegó su frente a la mía.

- No te haré daño, cielo - dijo con una voz calmada -

- Por favor - susurré -

- Tn, basta, no quiero enojarme más - dijo él, levantándose de la cama y de mí cuerpo. Anteriormente, él no me estaba aplastando, ni su agarre contra mi cuello no fue fuerte. Por suerte.

- No quiero que hagas alguna tontería, ¿Oíste? - preguntó, mirándome seriamente. Yo asiento tímidamente y él se fue, dando un brusco portazo.

La cagué.

• • •

¡Estuvo casi 3 horas aquí en la habitación! Estaba aburrida. Había una televisión pero estaba apagada, y no escontraba el control remoto, en ningún lado. Creo que Jimin me lo quitó, para que no tenga ninguna cosa de comunicación que yo pueda acceder. Maldita sea.

Escucho como abren la puerta; era María. Tenía una pequeña bolsita blanca, que obviamente traiga cosas, pero no sabía que traía. Ella se acercó con cautela a mi dirrección y se sentó a mi lado.

- Cariño, aquí tienes - deja la bolsa en la mesita de noche -

- Gracias - susurré y bajé mi cabeza -

- No te pongas triste, ya verás que pasará todo - soba mi espalda suavemente -

- María, necesito salir de aquí, hace 3 días estoy aquí - mis manos desparramaron mi cabello, de forma frustrada -

- Lo sé, pero no puedo hacerlo, cariño - dijo con su rostro apenada -

- ¿Sabes por lo menos si mi amiga está bien? - pregunté, mis lágrimas salieron nuevamente -

- Creo que Jimin, el otro día hablaba de ella, escuché que estaba muy preocupada por ti y que llamaron a los buscadores para que te encuentren - dijo triste -

- La extraño - seque mis lágrimas poco a poco -

- Lo sé, y lo siento si no puedo ayudarte - me abraza -

No dije más nada. María se quedó unos 30 minutos conmigo, para hacerme compañía. Estuvimos hablando de nuestras vidas y anécdotas que nos hacían reír. Creo que es la mejor charla que hice, desde que estoy acá.

Cuando ella se fue, rápidamente me dirigí hacia la bolsa que me había traído. La abrí, y traía muchos chocolates y caramelos. Que rico, mis chocolates favoritos. De seguro me lo mandó Jimin, ¿Quién más iba a saber que me gustaban éstos caramelos y chocolates?... Un poco más, sabe que calzón uso cada día. ¡Sabe todo de mí!.

Comencé a comer algunos chocolates. De seguro, mañana me van a salir muchos granitos de tanto comer ésto. Pero no me importa, en la vida hay que gozarlo.
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CONTINUARÁ...

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𝕸𝖎 𝖆𝖈𝖔𝖘𝖆𝖉𝖔𝖗 |J.M| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora