Capítulo 6. El del primer día

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Hoy era el primer día de clase y no podía estar más nerviosa, mi estómago lo tenía del revés, siempre el estómago. Lo único que me pasaba por la cabeza como un vídeo en repeat eran imágenes de la fiesta, mezclado con imágenes inventadas de lo peor que podría pasar en las clases con recuerdos de Luís. El día anterior le hablé sobre lo que había visto en París como Jane, la fiesta... pero no le conté nada más... ¿para qué? No sabía que más tarde me arrepentiría de no haberlo hecho.

Ya había llegado a las puertas de la universidad, cogí aire y entré. El primer día es importante, muy importante, pensé. Entré a través de un arco de mármol enorme que daba  a los jardines de la universidad que tienes que atravesar para entrar dentro del castillo. Los jardines tenían un verde que brillaba de la luz del sol, con fuentes con formas de ángeles y dioses con agua. No me desagradaba el lugar, de hecho me estaba encantando pasear por un sitio con tanta historia. Creo que podré acostumbrarme a esto... Entré por fin al castillo. Y le llamó castillo porque no le podía llamar edificio. Las paredes de ladrillos oscuros por el paso de los años, los pasillos con arcos que daban a más patios interiores. En cada esquina había una escultura enorme o cuadros de distintas épocas y movimientos. Era un museo vivo. Por fin llegué a mi primera clase.

-Madmousille Castell, llega tarde - dijo una mujer que estaba en el centro de la clase, alta, robusta, y con un moño recogido.

- Como iba diciendo, tendréis profesores y profesoras de canto, esgrima, baile clásico, teatro musical, cine y demás asignaturas. Recordad que tenéis que llevar siempre ropa cómoda y que es muy importante asistir a clase más que cualquier examen o trabajo. Y ahora que estamos en círculo va a salir alguien en medio y empezará una improvisación. Luna, venga, así te despiertas, tú sales.

- ¿Eh? - ¿por qué los profesores siempre hacen esto? Si acabo de entrar a clase ¿qué te da a pensar que soy la indicada para salir la primera? ¡si me he perdido todo lo de antes! Conforme rumiaba esto en mi cabeza, ya estaba en medio del círculo de la clase, era mi momento. Sí sí, he venido aquí para ser la mejor, aprobar, destacar, no falles Luna, no puedes fallar, serás lo peor porque este es el primer día y todo se dicta el primer día...

- ¿Luna? Te estamos esperando - me repitió la profesora "he llegado tarde para saberme su nombre."

Miré enfrente y cuando estaba a punto de decir una palabra sonó un móvil. Algunos de clase empezaron a reírse, mientras que los más tímidos no sabían a dónde mirar. La profesora estuvo unos segundos mirándome intentando descifrar si era yo la que tenía el móvil y por lo que respecta a mí... podía sentir como me ponía rojísima. Y es que... lo que estaba sonando no era un típico sonido sino más bien ¿Cómo decirlo? Bien, lo que era: gemidos. Sí, empezaron a sonar gemidos sexuales femeninos. ¡Tierra trágame! Los segundos más eternos de mi vida, todos los ojos mirándome. Hasta que por fin, alguien mientras que yo atraía todas las miradas, pudo silenciar el móvil. La profesora no le dio tiempo o prefirió no parar la clase y no dijo nada, simplemente se quedó fijamente mirándome esperando a que yo empezara.

Así que así, como si nada hubiese pasado pero habiendo pasado de todo, después del silencio incómodo, empecé mi primera improvisación...

- Espero que no te haya importando mucho - me dijo una voz por detrás mientras salía de clase en dirección al baño.

-¿Cómo? - me giré para ver quien era. Resultó ser una chica alta, atlética, con el pelo negro, con muchísimo volumen y los rizos más rizados que había visto nunca.

- Nada, la tía gimiendo, que la tengo de despertador y se me ha olvidado quitarlo - me dijo tan tranquila, mientras que me acompañaba por el pasillo.

- ¿Eras tú? - le dije empujando la puerta enorme y pesada del baño.

LOST IN PARIS | Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora