LOST IN PARIS | Timothée Chalamet

Capítulo 23 - ¿Qué he hecho?

Cuando abrí los ojos estaba tumbada en la cama, con mi top puesto y un dolor de cabeza increíble. Ladeé poco a poco la cabeza hacia la puerta y encontré a Tina mirándome fijamente desde la otra esquina de la habitación con los brazos cruzados.

-Luna me has dado un susto de muerte. - no me salían las palabras para contestarle.

-Estabas rodeada de cristales y de sangre, te he limpiado como he podido - se estaba acercando a la cama y se sentó a mi lado. - Tenía miedo de que no te levantases- suspiró.

-Tina lo siento, de verdad - dije con un hilo de voz  cogiéndole de la mano lo mas fuerte que podía. - ¿Cómo sabías que estaba aquí?

-Te dije que vendría si no me cogías el teléfono -  sonrió.

-Gracias- me abrazó y nos quedamos así unos segundos.

-También...quería venir para decirte una noticia.- dijo rompiendo el abrazo.

Me ayudó a sentarme más arriba en la cama. Tuve que hacer alguna expresión de dolor porque Tina tenía una preocupación enorme, la miré curiosa ¿Qué sería aquello que Tina le estaba costando tanto contarme a mi? Si me lo cuenta todo, estaba tan cansada que no podía ni seguir con la catarata de pensamientos y directamente fui al grano:

- Tina me da igual todo, puedes lanzarme lo que sea - ella levantó su mirada para encontrar la mía, cogió aire y sin querer aceptar lo que había dicho, asintió.

- Cuando hablamos por teléfono que ibas en el tren, me dejaste muy preocupada. Era el tono de tu voz, la forma en la que hablabas, era diferente. No que no fueras tú, sino como si hablase una parte de ti muy profunda, una que casi nunca sale. Cuando me contaste todo lo que había pasado con Timothée... yo no sabía que teníais esa unión. Se me quedaron marcadas tus palabras: "Estamos conectados más allá, no sé explicarlo, las miradas, el pensamiento, la energía... él y yo, el universo...estábamos destinados a conocernos, nos sumamos, nos hacemos más fuertes..."

-Cuando me lo dijiste, sentí como un instinto, un mensaje que entonces no sabía muy bien por qué lo sentía, que me decía que debía hacer algo. Una sensación de que no podía dejar esto pasar. Así que contacté con Timothée.

Estaba atenta a cada palabra que decía, pero en ese momento algo en mí dio una vuelta de 360º grados. Cuando crees que no vas a volver a saber nada de una persona y oyes información sobre ella, es una sensación... como leer sobre un personaje famoso, sabes que existe pero nunca lo vas a descubrir.

- Tranquila, no le dije nada... solo sentí mi intuición, no sabía que iba a decirle cuando lo viese, solo sentía que tenía que ir a hablar con él. - se puso cómoda en la silla y empezó a contarme:

- Él también se extrañó, me dijo que estaba liadísimo pero accedió a verme. Quedamos en una cafetería de unas de estas callejuelas pequeñas, que hay flores por la acera. Le estuve esperando adentro, cogí la mesa más apartada al fondo para estar aislados.  La música de jazz y el ruido de la cafetera me tranquilizaba, créeme que llegué a pensar que no iba a venir. Cuando ya estaba apunto de darme por vencida, vi a alguien entrar por la puerta, con el pelo hecho una bola de rizos debajo de una gorra de béisbol, una sudadera negra y un pantalón gris de chándal. La verdad es que me costó reconocerle. Pidió dos cafés, los trajo a la mesa donde le estaba esperando y me dijo:

- Perdona el retraso, no tengo mucho tiempo, no es un buen día - me dijo con voz ronca y sin mirarme a los ojos.

- No te preocupes, no sabía si ibas a venir por...

- Luna.

-Sí, Luna. Em... - dándole vueltas con la cuchara al café me armé de valor, no había hecho esto antes, simplemente me estaba dejando llevar por algo dentro de mí que me insistía que siguiera hacia delante.