Capítulo 13. El collar de corazón

359 24 2
                                    


- Timmy Cherry ves y haz café anda - le mandó de una forma tan pasiva que me provocó la risa. Con tan solo ese comentario, ese momento, ya entendí la relación tan íntima y sana que tenían. Timothée se fue derecho a la cocina y Agnès sin decir palabra, aun cogida de mi brazo, me llevó al diván rojo. Allí sentadas, con una sonrisa me quedé observándola. Estaba intentando coger algo estirando el brazo hacia la mesita.

Para nada me imaginaba a Agnès así incluso después de verla. Iba vestida con un vestido de flores amarillo y blanco encima de la mesita había un sombrero también blanco con un lazo. Iba vestida de punta en blanco, elegante pero relajada. Quería conocerla más, saber sus raíces, de dónde provenía ese lado alocado de los colores y las flores en medio de un barrio conocido por ser aristocrático. Sentía que a su lado estaba conociendo más a Timmy, una parte suya que me moría de ganas de descubrir.

Agnès por fin alcanzó lo que quería, un álbum de fotos enorme, forrado de terciopelo verde esmeralda precioso.

- Tranquila querida, no voy a enseñarte las fotos de Timmy de pequeño desnudo como otras abuelas. - me soltó y me quedé paradísima, solo pude que soltar la risa de vergüenza que me había dado. Creo que ya estaba cogiéndole el sentido a Agnès y me estaba gustando.

-Nada, yo feliz de ver las que tengas. - le dije amablemente, ella aun cabizbaja pasando las hojas del álbum, levantó la mirada y me miró con una sonrisa ladeada.

-¡Esta es! Mira a mi Timmy, que precioso estaba - puso el dedo encima de una foto con los ojos brillándole de orgullo.

Miré la foto emocionada, me moría por verle de pequeño, saber más de él. Allí estaba un niño bajito, de unos 6 años, con el pelo revuelto, con un vestido rojo que le estaba enorme y una espada de juguete en la mano.

- Oy qué guapo está - dije sonriendo sin quitar la mirada de la foto.

- ¿Verdad? No sabes lo que estaba haciendo el granuja. Entró a mi armario y me quitó ese vestido. Cuando le apetecía, iba a mi armario cogía lo que le parecía y lo combinaba con alguno de sus juguetes. Y sin aun aparecer en el salón, detrás de la puerta, todavía recuerdo su voz como si fuese ayer "grand-mere preparada?" Y entonces entraba en el salón y era otro, con otro caminar y otra voz, cada vez era un personaje distinto, y a este tuve que hacerle una foto - ambas nos reíamos con complicidad.

-¿Y qué personaje era? - le pregunté curiosa.

-"De la princesa Xena, cuando va por París" - me puso la mano encima de la mía y empezó a reírse a carcajadas, ese tipo de risa que se contagia sola, no pude evitar echarme a reír con ella.

En ese momento entró Timmy con una bandeja plateada con un set de tres tazas de café. Se quedó allí de pie contemplando la escena, me giré y nos quedamos segundos mirándonos a los ojos. En ese momento pensé que estábamos conectados, fueron de esos segundos que duran horas y esas miradas que atraviesan y llegan al corazón, muy extraño.

- ¿De qué os estáis riendo tanto? Yo también quiero - dijo mientras que dejaba la bandeja en la mesita enfrente del sofá y se sentó a mi lado dejándome entre él y su abuela.

- No sabía que te convertiste en Xena una noche - bromeé dándole un codazo

- Me gusta esta chica - soltó Agnès mientras que vertía leche en su taza. Busqué la mirada de Timothée con una sonrisa enorme y en él solo pude ver una más grande.

Pasamos la tarde hablando, comiendo las galletas de chocolate que había hecho Agnès y bebiendo café. Agnès contaba historias de cuando Timmy era pequeño o de alguna aventura de cuando era más adolescente. Quería saberlo todo, era una sensación extrañísima que estaba disfrutando.

LOST IN PARIS | Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora