"¡Esto es extraordinario! -se dijo Alicia-yo nunca pensé que llegaría a ser reina en ttan poco tiempo... Pero os voy a decir algo, Majestad - se dijo con gran severidad (ella tendía a ser un poco estricta consigo misma) -: Es impropio el estar así, echada sobre la hierba como cualquier aldeano, ¡las reinas deben comportarse con dignidad!"
Así que se levantó y se puso a caminar, al principio un poco rígida, pues no se acostumbraba al peso de la corona y temía que se le cayera, pero luego anduvo con mayor naturalidad, pensando que, de cualquier manera, nadie la veía.
"Y como soy realmente una reina -se dijo mientras se volvía a sentar - con el tiempo iré aprendiendo a comportarme".
Todo lo que le había pasado era tan extraño que no le produjo mayor asombro al ver que a cada lado estaban, sentadas en el suelo, la Reina Roja y la Reina Blanca. Entonces sintió muchas ganas de preguntarles como habían llegado ahí, pero tuvo miedo de no encontrar los tèrminos correctos para dirigirse a ellas; pero también pensóque sería muy propio el preguntarles simplemente si ya había terminado la partida.
-¿Podría decirme, por favor, si la...? -comenzô a decir con cierta timidez, dirigièndose a la Reina Roja.
-¡No hables si no te preguntan! -dijo ella interrumpiéndola con brusquedad.
-Bueno, pero si todo el mundo siguiera esa regla -objetó Alicia, un poco molesta y con ganas de discutir -;es decir, si nadie hablase hasta que alguien le preguntara algo, nadie diría nada, pues no se daría nunca la pregunta.
-¡Eso es ridículo! -gritó la reina -¿Es que no te das cuenta, niña, que...?- y entonces se interrumpió, frunciendo el ceño, y se dispuso a cambiar el tema de la conversación -¡Con qué derecho te atribuyes el título de reina!... ¡Entérate que para ser reina se requiere aprobar el correspondiente examen!; así que más vale ponerse manos a la obra, pues el tiempo apremia.
-¡Yo solamente dije que.. ! -se excusó Alicia, con gran humildad.
Las dos reinas se miraron de una manera significativa para ellas, y la Reina Roja, con un cierto estremecimiento, observó:
-Ella pretende haber dicho que si fuese reina...
-Pero ella ha querido decir mucho más que eso -dijo la Reina Blanca, frotándose las manos con entusiasmo o nerviosismo -, ¡mucho más que eso!
-Pues sí, así es, y tú lo sabes perfectamente -dijo la Reina Roja a Alicia en un tono de reproche-; las reglas son: Primera: Decir siempre la verdad... Segunda: Siempre pensar antes de hablar... Tercera: Escribir con buena letra.
-¡Pues yo estoy segura de que nunca quise decir...! -comenzó a decir Alicia, aodo de defensa, pero la Reina Roja le cortó la palabra.
-¡Eso es precisamente lo que te reprocha! que nunca quisiste decir nada... A ver, dime, ¿para qué sirve una niña que no quiere decir nada?... Hasta un chiste tiene que decir algo..., y una niña, supongo, es más importante que un chiste; eso no podrías negarlo, aunqje lo jurases con ambas manos.
-¡Yo no juro con las manos! -dijo Alicia, molesta.
-Yo no he dicho que lo hagas -dijo la Reina Roja -, lo que yo dije es que no podrías aunque quisieras.
-La actitud de esta niña -observó la Reina Blanca -, es la tipoca de la persona que quiere negar algo..., ¡pero no sabe qué negar!
-¡Y vaya que tiene mal carácter! -agregó la Reina Roja, y después se hizo un incómodo silencio que duró varios minutos.
Por fin la Reina Roja rompió el silencio al dirigirse a la blanca:
-Te unvito a la cena que da Alicia esta noche.
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Alicia a través del espejo: la caza del Snark.
De TodoAquí se relata otro sueño de Alicia, en el que ella atraviesa el espejo de su casa para ir descubriendo, en las mismas cosas que componen su experiencia cotidiana, esa otra perspectiva que conduce a lo desconocido. El ajedrez se convierte en la estr...