VIII La desaparición

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Con cuidado y dedales lo buscan, lo persiguen
con poca esperanza y más de un tenedor,
lo amenazan con acciones de los ferrocarriles;
lo hechizan finalmente con sonrisa y jabón.

Temblaban de pensar que fallara la caza.
El castor, sin embargo, al máximo excitado,
daba saltos y cabriolas con la punta del rabo,
pues la luz del día poco a poco menguaba.

"¡Ya grita como un loco "Quienquiera que sea"!
¡Ya grita, escúchenlo, dijo el capitán!
Ya agitando las manos sacude la cabeza;
sin duda es que por fin ha encontrado un Snark."

Miraban muy curiosos, en tanto el carnicero
exclamaba; "Siempre fue muy bromista";
y vieron a su héroe sin nombre, al panadero,
subido en lo más alto de una peña vecina.

Así, por un momento, sublime y muy erguido;
mas su loca figura, al siguiente, lo vieron
presa ya de un espasmo hundirse en el abismo.
Y todos esperaro, ansiosos y con miedo.

"¡Es un Snark! Se oyó, y esas palabras suyas
sonaban muy hermisas para ser verdaderas.
Y después de un torrente de risas y de vivas,
oyeron: "¡Es un Bu...!", la sílaba funesta.

Largo silencio. Algunos en el aire, creyeron
distinguir un suspiro, errante y fatigado;
algo así como "¡...jum!"; mas otros insistieron
que era la brisa que sonaba al paso.

Cazaron hasta entrada la noche, mas no hallaron
ni un botón, ni una pluma, ni una señal mortal
que les diera un indicio de que sitio pisar,
o donde el panadero encontrara al Snark.

A mitad del vocablo que intentaba decir,
a mitad de la risa y del contento,
suave hundirse en la nada fue el fin,
porque el Snark, ¿sabes?... no era más que un Bujum.

Alicia a través del espejo: la caza del Snark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora