𝕯𝖔𝖓'𝖙 𝖙𝖊𝖑𝖑 𝖓𝖔𝖔𝖓𝖆 • [ԋყυɳʅιx]

10

No hacía falta que se diera la vuelta para saber quién era, lo supo de inmediato. El tacto ya era familiar, la vos rasposa, el aliento con sabor a menta, el perfume mezcla de colonia y talco, el escalofrío que lo recorrió entero y le erizó el cabello en cuanto lo reconoció... Felix no estaba loco y no había alucinado antes, porque allí parado detrás de él se encontraba el mismísimo y verdadero Hwang Hyunjin. Temeroso, tambaleándose sobre su propio cuerpo, giró la cabeza para encontrarse cara a cara con su cuñado, quien lo miraba con el ceño fruncido. Ignoró el reproche en su mirada y lo miró con los ojos vidriosos esbozando una sonrisa enorme porque se sentía automáticamente feliz de verlo después de una semana entera pensando en él. Aún así, necesitaba asegurarse de que era real, por lo que llevó una mano a su rostro y le acarició la mejilla suavemente. El mayor lo miró alzando una ceja, inquisitivo, pero Felix no se inmutó y siguió con su comprobación: llevó la otra mano también a su rostro y comenzó a presionarlo un poco hasta abultarle los labios, examinando con detenimiento cada detalle, asintiendo con la cabeza mientras lo hacía.

-¿Qué estas haciendo? - Preguntó Hyunjin con una mueca que hizo a Felix carcajearse.

-¿Quién es tu rapero favorito? - Le gritó sin soltarlo luego de que se le ocurriera una idea. -Eso solo el verdadero Hyunjin lo sabe.

-Mad Clown - Respondió el mayor, tomándolo delicadamente de las muñecas y obligándolo a solrtarle. -¿Dónde se fue tu amigo? ¿Te dejó solo?

Feliz se encogió exageradamente de hombros como respuesta, sin cuestionarse cómo era que Hyunjin sabía que estaba con un amigo porque en ese momento el mayor podría decirle que tenía un unicornio en casa y lo aceparía naturalmente. Hyunjin puso los ojos en blanco pero no dijo nada, aparentemente ya había perdido el interés y se puso a hablar con el barman de nuevo, y de haber estado pensando Felix habría supuesto que se conocían. Sin embargo, no estaba pensando, por eso simplemente que quedó parado ahí, tambaleante, mirando al chico mientras se mordía el labio sin pudor alguno, la palabra disimulo olvidada por completo. Hyunjin se veía demasiado bien esa noche con un pantalón negro ajustado y una remera del mismo tono resaltando su piel pálida, y sin la parte racional de su cerebro funcionando, el rubio no veía motivos para privarse de tan buenas vistas. Recorrió el cuerpo entero del mayor comiéndoselo con la mirada, recordando todas las veces que se había masturbado en su nombre esa semana y sintiendo frustración por tener que conformarse con la imaginación cuando su hermana podía tener al Hyunjin de carne y hueso en su cama. No era justo para nada, él también quería tener a Hyunjin en la cama, quería que el mayor lo tocase y lo follase y que le hiciera cualquier cosa que quisiera hacerle, tal como lo tenía Tzuyu.

Felix ya ni siquiera sabía que rayos sentía por Hyunjin, lo único que sabía en ese preciso instante era que lo deseaba tanto que dolía. Literalmente, dolía. Le erección que comenzaba a presionarse contra el pantalón le dolía, llevaba semanas doliendo. Tampoco sabía qué pasaba por la mente de Hyunjin, el mayor le parecía una especie de acertijo indescifrable, un puzzle imposible de resolver, un rompecabezas al que le faltaba una pieza y no podía armar. Su hermana le había dicho "Le caes bien, le causas ternura", pero ese sujeto que estaba parado al lado de él, ignorándolo mientras bebía ese trago azul que el tipo de la barra le había dado, no parecía simpatizar mucho con Felix. En su mente desordenada, Felix se sintió celoso, muy celoso. ¡Hyunjin tendría que estar mirándolo a él, hablándole a él, tocándolo a él! Si le había frotado crema en el pecho, se imaginaba que Hyunjin podría hacer también otras cosas con él si se lo pedía, o si se daba la oportunidad. Así que, ¿Por qué no lo hacía?

Sin darse cuenta estaba inclinándose lentamente hacia el más alto, atraído por ese imán invisible que parecía tener hecho especialmente para él, buscando inconscientemente acercarse y logar su objetivo. no fue hasta que quedó prácticamente pegado a su cuerpo que se dio cuenta de lo que estaba haciendo, justo en cuento Hyunjin volteó a mirarlo para encontrarlo literalmente encima. Pero en ese momento no estaba pensando con claridad (porque no estaba pensando en absoluto con la cabeza de arriba, sus hormonas habían tomado el control); no se sonrojó ni tartamudeó disculpas como normalmente lo haría en cuanto tuvo la mirada de Hyunjin sobre él, sino que sonrió de nuevo, dispuesto a llegar hasta el final. Hyunjin no lo había empujado ni lo había mirado mal, en realidad, hasta parecía estar ligeramente divertido por el estado en el que se encontraba el menor a juzgar por el fantasma de una sonrisa que amenazaba con aparecer en sus labios... y Felix interpretó esa actitud como una luz verde para avanzar.

-¿Qué te pasa? - Cuestionó el mayor con comicidad. -¿Qué quieres?

-Te quiero a ti.