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-¡Tú!

Felix cerró los ojos y respiró profundo, resignado, porque sabía que esa aquella voz que conocía muy bien sólo podía estar dirigiéndose a él. Y también sabía que tenía que contarle algo sí o sí, incluso si inventaba sobre la marcha, porque Minho no lo dejaría en paz hasta no tener todos los detalles debido a que era demasiado persistente. De modo que no tuvo más remedio que detenerse justo donde estaba, a unos pocos pasos de la puerta del aula de clase y esperar pacientemente a que el castaño lo alcanzara. A los pocos segundos Minho ya se encontraba frente a él y su saludo consistió en sugestivamente, darle un codazo, guiñarle un ojo y finalmente formar un círculo con el índice y el pulgar de una mano para atravesarlo con el índice de la otra mientras hacia una mueca que a Felix le resultó en extremo desagradable.

-Eres asqueroso - Se quejó. -¿Cómo es que somos amigos?

-Sí, sí, encantador - Balbuceó Minho sin siquiera prestarle atención. -Cuéntame todo, anda.

-¡Qué chismoso eres! - Volvió a quejarse. -¿Qué quieres que te cuente?

-¡Todo! - Exclamó el castaño, abarcando el aire alrededor con sus brazos. -¡Lo viste, te fuiste con él! ¡Tu cuñado! ¡Claro que es prohibido si se acuesta con tu hermana!

-Habla con más respeto de ella, tarado - Reclamó, fulminándolo con la mirada. -Sólo me llevó a su casa porque estaba muy ebrio...

-Pero le dijiste que él era... Ya sabes... Él - Pronunció Minho en tono confidencial. -Y aún así te llevo a su casa... ¿No hicieron nada?

-Claro que no - Se apresuró a decir, y rezó para que Minho ignorara que su voz se agudizó como cada vez que mentía muy descaradamente. -Es mi cuñado y somos buenos amigos, no puedo hacer nada.

-¿Hablas en serio? - Cuestionó el castaño, aún poco convencido. -¿No hicieron nada de nada?

Más bien todo de todo.

-Estaba muy borracho, Minho, no podría haberlo hecho ni de querer hacerlo.

Que le cayera un rayo encima por mentiroso en ese mismo instante. No le gustaba tener que engañar a lo más parecido que tenía a un mejor amigo, quería mucho a Minho y mentirle no se sentía bien, especialmente porque siempre había sido honesto con todo el mundo... hasta que Tzuyu llevó a Hyunjin a casa. No tenía otra opción más que mentir, porque contarle a cualquier persona lo que realmente había pasado -y seguía pasando- entre él y Hyunjin estaba fuera de discusión; no quería que nadie supiera sobre eso, era demasiado malo y Felix sabía que si llegaba a decir en voz alta que estaba teniendo una especie de relación de amantes con su cuñado, no podría soportar la culpa y la vergüenza y tiraría todo por la borda. Y no quería perder lo que sea que tuviera con Hyunjin, no tan pronto, no cuando se sentía tan bien. Si ya le había mentido en la cara a su hermana, la persona que más quería en el mundo, mentirle a Lee Minho ya no le parecía tan grave de todos modos. Por eso se relajó y logró repetir la misma historia sobre cómo se encontró con el mayor y este logró que no pasara nada malo esa noche de borrachera, lo que suponía Hyunjin le contó a su hermana cuando lo llevó a casa el domingo, sin agudizar la voz ni un poco y poniendo especial énfasis en que apenas recordaba algo para librarse de preguntas que no quería ni podía responder.

-O sea que fuiste a casa de tu amor platónico a dormir - Concluyó Minho, a lo que asintió encogiéndose de hombros. -Lástima... creía que habrías tenido una noche un poco más emocionante.

-Uh, sí, sí... yo también...

-Tienes mala suerte, ¿eh? - Comentó Minho palmeando su hombro. -Bueno, tengo que irme a clase. Te veo luego y más suerte la próxima.

𝕯𝖔𝖓'𝖙 𝖙𝖊𝖑𝖑 𝖓𝖔𝖔𝖓𝖆 • [ԋყυɳʅιx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora