9. El color de la sangre PARTE 1

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⚠ADVERENTENCIA⚠

Este capítulo contiene material visual que puede herir la susceptibilidad del lector, se recomienda discreción.

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Un arma sacada en el momento exacto, una sola bala, un único zumbido, y un agente en el suelo. Hacía falta tan poco para romper el equilibrio de un arresto así, y por supuesto que, un arma, fuese del tipo que sea, siempre era el factor ideal para llevar a cabo un desastre.

Estaba acostumbrado a ver agentes caídos en misiones o servicios de cualquier tipo, normalmente no me interesaba en demasía, y es que sí; eran seres humanos, pero jamás tenía una afinidad con ellos como para que me llegase a importar de manera personal, o para que siquiera me doliese, simplemente eran agentes, productos si se quiere, porque, aunque yo intentase verlos de otra manera, ser diferente a mis superiores; tarde o temprano, todos éramos productos, y si nos querían desechar, no podíamos hacer nada para impedirlo.

Pero bien, aquella vez fue diferente, aquella vez ese disparo sí me importó, en esa oportunidad hubo algo que influyó mucho más en que me interesase, y es que D'Angelo sí era alguien con quien tenía afinidad, incluso demasiada, y verlo agonizar en el suelo, era lo último que quería.

Pero es que la secretaria de Smallwood siquiera lo pensó al momento de jalar el gatillo, y, a su vez, D'Angelo tampoco titubeó al interponerse con la bala, por lo que sí, en aquel momento me encontraba bastante desorientado y aturdido, al tiempo que asistía a John para intentar cubrir la hemorragia y mantener al agente consciente hasta que llegase la ambulancia, algo que parecía tardarse más de la cuenta, y que podía llevarnos a un pésimo desenlace.

Presionaba sobre la herida con la bufanda de Sherlock, viendo cómo mis manos comenzaban a teñirse de rojo, porque por más presión que ejerciera, la sangre traspasaba el hilo y terminaba en mis manos y ropa.

—¡Valentino, no, no se duerma, manténgase aquí! —decía el doctor en tanto hacía lo posible para detener la hemorragia—. ¡Mycroft, continúa haciendo presión!

—¡¿Por qué carajos la ambulancia no llega?!—dijo Mary mientras me ayudaba a ejercer presión del lado opuesto, aquello producto de que la bala había traspasado por completo el hombro, y si bien de primera aquello pudiese sonar terrible, podría haber sido peor, de hecho, había que agradecer que el arma usada fuese un calibre grande, algo que el mismo D'Angelo me había enseñado.

—Ya viene en camino—dijo mi hermano mientras cortaba la llamada.

—Por Dios—susurré mientras continuaba con mis manos sobre la herida, viendo que la sangre ya chorreaba por los lados y se adhería a mi piel, era demasiada pérdida, y si el agente no se desmayaba por el dolor, lo haría por la cantidad de sangre que era expulsada fuera de su cuerpo, porque genuinamente era mucho líquido, incluso su piel se tornaba más pálida y fría, lo cual no era buena señal.

"¿Cómo diablos fui tan imbécil de traerlo conmigo?"

—¡Mycroft ¡Mantente aquí! —me regañó el doctor Watson mientras presionaba sus manos sobre las mías —si tú te vas, él se va, así que mantente aquí —sentenció, dando un último apretón en mis manos.

Normalmente aquel tipo de interacciones me molestaría, pero dada la situación, simplemente lo dejé pasar, mal o bien, John tenía razón, y en su estadía como médico militar, seguro que pasó por situaciones similares e incluso peores, por lo que era justo e incluso prudente el acatar sus órdenes.

En eso que continuaba presionando, viendo la herida abierta tras la tela, sentí un agarre a mi brazo, una mano fría que hacía su mayor esfuerzo por tomarme con firmeza para llamar mi atención.

¿Pequeño gran error? [Mythea Shipp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora