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Me encontraba en mi oficina leyendo unos papeles muy importantes, era viernes por la noche y aunque muchas personas de mi edad se encontraban en bares o discotecas disfrutando del comienzo del fin de semana, para mí era otro día igual a los demás, lleno de trabajo.

No me malentiendan, amo mi trabajo, pero a veces podía llegar a ser agotador y extrañaba tener tiempo libre para poder pasarlo con mi hermano y sus amigos, porque para ser sincera jamás había tenido amigos propios, la prueba irrefutable de ello era que mi mejor amigo, era el mismo que el de mi hermano.

Jamás había sabido como interactuar con personas nuevas, al menos no en una forma personal, pero eso era bueno a la hora de hacer mi trabajo, me permitía permanecer centrada, y no involucrarme sentimentalmente con las personas me ahorraba el sufrimiento que a veces podría sentir

Escuché como golpeaban con insistencia la puerta de mi oficina, por lo cual levanté la mirada hacia allí

Pase- pedí y enseguida vi a una enfermera entrar agitada

Lo siento doctora Inui, hay una emergencia y la necesitamos- suplicó

Me levanté cerrando la carpeta que tenía delante de mí y la seguí hacia la sala de urgencias, a mi corta edad de veintiséis años llevaba siendo doctora titular en el hospital por casi dos años y hacía más de un año que me habían nombrado jefa del área de toxicología.

Mis padres habían sido muy estrictos desde que era pequeña, ser la hija menor siempre me había parecido bien, al comienzo podía hacer lo que quisiera, y eso me llevó a seguir a mi hermano a todos lados, él era la luz de mi vida y mi héroe, y gracias a ello conocí al mejor amigo que cualquiera pudiera tener, Hajime Kokonoi, mi vida era perfecta, era la consentida de mis padres, pero todo cambió cuando Akane murió.

Apenas mi hermana falleció mis padres pasaron toda la presión y expectativas que tenían de ella, a mi... convirtiéndome rápidamente en un sustituto, y si eso no había sido suficientemente malo, mi hermano comenzó a meterse en el mundo de las pandillas junto a Koko y eso hizo que los viera cada vez menos, hasta el punto de quizá, solo verlos muy de vez en cuando

Mi vida a partir de ese momento dejó de ser mía, mis padres me vigilaban constantemente, no podía tener amigos y mucho menos novios, debía centrarme en los estudios para llegar a ser tan inteligente como mi hermana, incluso me habían hecho teñirme el cabello, porque a diferencia de mis dos hermanos que habían heredado los ojos y cabello de nuestra madre, yo había heredado el cabello negro de nuestro padre.

La secundaria fue una tortura y la universidad aun peor, la medicina no era mi pasión, pero cuando comencé, descubrí el mundo de la toxicología y eso me fascinó, claro que no era lo que mis padres querían, Akane estaba estudiando para ser traumatóloga y yo también debía hacerlo, fueron los años más duros que pasé en mi vida, porque si, cumplí todos sus caprichos, pero había encontrado mi pasión y no lo dejaría ir, así que mientras estudiaba traumatología como ellos me obligaban, también estudiaba para ser toxicóloga a la misma vez, y aunque había semanas que ni siquiera dormía y mi salud era un asco en épocas de exámenes, seis años después había logrado recibirme de ambas carreras al mismo tiempo, tomando por sorpresa a mis padres que no estaban felices con ello, pero a ese punto ya todo me importaba una mierda, era mayor y tenía dos grandes títulos, lo que me permitió huir del "Amor" asfixiante de ellos

Por suerte tenía un hermano, que a pesar de haber pasado años con un contacto mínimo, me apoyaba en todo, y así fue como terminé viviendo con él y su compañero de trabajo y piso, Draken

Solo fueron unos meses que conviví con ambos chicos, cuando encontré un trabajo estable y logré juntar el dinero suficiente para poder alquilar un departamento por mi cuenta, me despedí de ambos enormemente agradecida y partí de allí lista para, por fin, vivir mi propia vida

Mine | Sanzu Haruchiyo | +18 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora