17.- Arañas, quimeras y un mago

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—¡¿Quiénes son ustedes?! ¡¿porqué sus padres les permitieron salir en una noche tan peligrosa?! —regañó Kurapika a los dos chicos.

—Me llamo Killua y mi papá me ordenó que matara gente. —contestó Killua.

—Yo soy Gon y mi papá desapareció el año pasado, así que lo vine a buscar. —Agregó Gon dejando al rubio más confundido.

—A mí ya me conoces. —Dijo Leorio. —soy pasante de medicina.

—Bien, vamos al grano —dijo Kurapika una vez que los llevó a la sala principal— ¿de quién están escapando?

—De un payaso. —dijeron Gon y Killua con el rostro sombrío.

—Bueno, no parece grave. —Volteó a ver a Leorio para hacerle la misma pregunta.

—De... NGL. —respondió bajando la cabeza, a lo cuál, Kurapika negó inconscientemente.

—Ese sí es un problema, dios, ¿porqué los dejé entrar? —se dijo así mismo en voz baja.

—¿Qué son estas marcas en el suelo? —preguntó Gon a punto de presionar una placa oculta.

—¡No toques eso! —detuvo Kurapika— Hay cientas de trampas en esta casa, entraron a una fortaleza de guerra, tienen la misma probabilidad de morir aquí que allá afuera, si no saben de armas mejor no toquen nada.

—Es una línea de trampas que disparan a discreción cuando pisas las placas, ¿no? en mi casa hay unas iguales. —dijo Killua echando un vistazo alrededor de los sofás y muros.

—Así es, ¿cómo lo sabes? tan sólo este sistema es ilegal en el país, se necesita un permiso especial y sólo se le autoriza a gente poderosa. — indagó Kurapika— ¿Quiénes son tus padres?

Killua sonrió orgulloso al poder contestar esa pregunta.

—Soy de la familia Zoldyck, somos asesinos profesionales. Nosotros distribuimos esa clase de armamento.

Leorio expresó una clara mueca de espanto mientras Kurapika tampoco escondía su impresión, una gota de sudor le recorrió la cien, pues ahora se daba cuenta de que ese niño no era alguien normal.

—¿Porqué todos ponen esa cara cuando lo digo? no los pienso matar si eso es lo que creen. —aclaró Killua.

Leorio recobró el oxígeno y disimuló que no se había asustado. Gon observaba a Killua con admiración.

—¿Y tú? —interrogó Leorio a Kurapika— ¿cuál es tu propósito?

—En otras circunstancias jamás se lo contaría a unos extraños pero ya que se quedarán aquí, no tengo opción.

Kurapika les contó que en una habitación especial tenía encerrado al líder de una banda de criminales que masacraron a su familia durante la purga anterior y que buscaba venganza hacia todos ellos para limpiar el nombre de su familia.

—Estoy en mi derecho, así que les pido que no se entrometan.

Los tres chicos asintieron en silencio, después de todo, Kurapika les había ayudado y no estorbar era lo mínimo que podían hacer para compensarlo.

La tranquilidad no podía ser duradera en la depuración y sonidos de cristales rompiéndose y risas burlonas alertaron casi de infarto al rubio.

—¡Maldita sea, las cámaras! —revisó su celular con el cuál podía revisar las pantallas desde una aplicación y su rostro palideció.

La puerta principal estaba rodeada por soldados de NGL. Las entradas subterráneas y los tejados habían sido destruidos por miembros de la araña y un extraño hombre pelirrojo de ojos amarillos ya estaba dentro.

Justo en la habitación donde había encerrado al líder del Ryodan.

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⏰ Última actualización: May 07, 2022 ⏰

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