Round 1

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Reconozco que he de sentirme sorprendida frente a la escena que se desenvuelve a mi alrededor.

Y es que, no puedo decir que soy yo quien se desenvuelve en este contexto, pues soy la persona que se encuentra arrodillada en medio de la cama con las manos atadas por detrás de la espalda, con las piernas abiertas a la misma distancia de mis hombros, y siendo cubierta únicamente por una venda que rodea mis ojos.

Digamos que no soy la persona que puede tomar una decisión respecto a cuál será mi siguiente movimiento, pero fuera de lo que el instinto de supervivencia podría alertar en un contexto como este, mi emoción ha de encontrarse por las nubes...

Tanto o más que mi nivel de excitación.

El silencio de esta habitación se vuelve algo eterno, y comienzo a cuestionarme por qué rayos Katsuki Bakugō ha llegado a la conclusión de que ha sido una mejor idea el no poder ver su rostro en esta oportunidad.

Sé que se encuentra a un par de metros de mí, y que de seguro ha de estar obvservándome con su profunda mirada carmesí.

Mi cuerpo involuntariamente comienza a moverse en un vaivén que señala sin necesidad de palabras el hecho de que me encuentro más que lista para su juego, y es que ya hemos de estar en esta situación quizá por un par de minutos, y mi cuerpo desnudo necesita con urgencia el toque de sus manos calientes.

Ahora bien, soy consciente de que en realidad no existe apuro alguno, pero no podría asegurar que para mí sea una situación digna el saber que de mi entrepierna ha de estar cayendo con lentitud aquel flujo transparente producto de mi estado de excitación.

Me cuestiono si ya he conseguido humedecer la sábana blanca de esta cama, pero sé que no puedo averiguarlo porque en este juego él manda, y sé que me corresponde obedecer a su orden de mantenerme con las piernas abiertas.

Mis manos tensan las cuerdas que rodean mis muñecas en más de cinco vueltas, y puedo llegar a la conclusión de que no seré capaz de conseguir la libertad de mis manos a menos que sea el mismo rubio ceniza quien me desate.

De pronto, el colchón se hunde en un extremo de la cama, y yo espero con ansias el primer toque que no sé a dónde rayos va a ir a parar.

Mi adrenalina se eleva, y la imaginación se dispara al cuestionarme si el sujeto que se acerca lo hace con sus manos libres o con algún objeto.

Deseo romper mi compromiso con él de obedecer a cualquiera de sus órdenes sólo para decirle que ya no puedo esperar más por su toque, pero él ha sido enfático al señalar que lo único que espera de mí es escuchar mis gemidos.

Jadeo entonces, comunicando bajo el único método disponible que tengo lo que él ya sabe, y seguido a eso, se escapa de mi garganta un segundo e inesperado jadeo que expresa mi sorpresa por el contacto de un objeto que toca, y que rodea mi cuello...

Y es que Katsuki Bakugō rodea mi cuello con un ancho cinturón que ha de tener una correa en algún extremo.

Mi mente se queda en blanco un instante, pues al parecer no he dimensionado el correcto alcance de este juego que se desenvuelve a mi alrededor, y dejo que pasen los segundos para comprender qué es lo que pretende hacer este hombre.

Mis manos en la espalda entonces son tomadas y levantadas por las de él, y puedo sentir cómo mis muñecas que se encuentran pegadas la una a la otra mientras ambas manos miran en distinta dirección, son rodeadas nuevamente por una cuerda.

El nudo se termina de hacer, y cuando Katsuki suelta mis manos y el peso de mis muñecas cae sujeto de la gravedad, un tercer jadeo me invade al sentir la presión del cinturón bloquearme la libre circulación del aire que se dirige hacia mis pulmones.

Deep Night - [Katsuki Bakugō]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora