Round 7

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Me siento extremadamente frágil.

Me aborda un cosquilleo en la cabeza que es escencialmente opuesto a mis piernas que se contraen con cierta incomodidad en la posición en la que me encuentro.

Huyo entonces, y es cuando el rubio me toma de la mano para evitar que me aparte del radio en donde él aún consigue ser quien domine la escena.

Sonrío por mi parte, y él sabe que puede dejarme ir porque volveré.

Me deja ir, aún cuando una de sus manos sigue atada al extremo de la pata de esta cama.

Vuelvo instantes después.

Mi rostro es serio, pues me tomo con responsabilidad esta sesión noctura.

Cargo dos bananas en las manos, y mientras tomo asiento en una orilla de la cama y a un lado del héroe, le quito la piel a la fruta.

En realidad, no es un momento especialmente erótico, pues sólo extiendo la fruta pelada a la mano libre del rubio que la acepta de buena gana, sabiendo que no viene mal un poco de comida en un momento como este.

Mis piernas al borde de un calambre lo agradecen.

Mi banana recibe dos grandes mordiscos, y pronto es dejada a un lado mientras vuelvo a ponerme de pie.

Katsuki Bakugō come con mayor rapidez mientras sigue mis pasos únicamente con su intensa mirada, y yo tomo con mis dos manos la segunda cuerda perfectamente enrollada en la piecera de la cama.

Él se acomoda entonces.

Como una oveja que va directo al matadero, el héroe de ojos carmesí se ubica al medio de nuestra cama.

Aún sostiene un cuarto de su banana.

Rodeo la cama para sentarme esta vez desde el otro lado al que nos hemos ubicado en los últimos minutos, y busco su segunda muñeca sin forcejear con él.

Pierdo la cuenta respecto a las vueltas que rodean su muñeca.

Anudo el extremo, y él me ofrece su banana restante que le recibo únicamente para sostenerla en el aire cerca de su boca.

Es en este momento cuando me percato de un mínimo temblor en mi mano, pero él no pareciera notarlo, y aprovecha el momento para acercar sus labios y comerse el último pedazo de fruta que cargo.

El silencio se vuelve algo tenso, y sé que aparte del hecho de que no hubo mucha sensualidad en este acto, él no se encuentra del todo en su zona de confort.

Sin embargo, la vida completa es un constante salir de la zona de confort, y entonces extiendo su brazo y tiro brevemente de él hasta ubicarlo donde yo quiero, de tal manera que ato la segunda cuerda a la otra pata de la cama, y Katsuki Bakugō se encuentra acostado con los brazos abiertos y extendidos y su cuerpo totalmente a mi placer.

A estas alturas, él sólo se decide a mirar el techo en un extraño mutismo. Su rostro se frunce y sus labios se transforman en una línea defensiva, pero ahora que él evita mirarme, soy yo quien aprovecha al cien por cien la posibilidad de mirar mucho más que sólo su rostro.

Pero es que, la escena frente a mí es casi digna de un retrato, y hasta desearía tener la habilidad de trazar lienzos completos al replicar cada músculo que el rubio exhibe estando desnudo.

Aún con eso, soy gentil.

Reconozco sentirme inexperta frente a esta nueva situación, por lo que sólo atino a tomar su mano, y él reacciona volviendo su mirada a mi rostro.

No sé qué expectativas se ha hecho el héroe bajo este contexto, pero debo decir una cosa:

El sexo es impredecible.

Deep Night - [Katsuki Bakugō]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora