Round 4

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El sonido constante del vibrador es lo único que nos acompaña en este silencio cómplice.

Mi cuerpo se relaja como consecuencia innata del orgasmo que acabo de experimentar, y, sin embargo, soy consciente de mi deseo de llegar a un pico más alto.

Sé que lo puedo conseguir.

Mis pulmones luchan por llenarse de aire, y mi boca se abre para exigirle a mi cuerpo conseguir mucho más oxígeno del que estoy obteniendo.

Escucho su breve risita, y pronto el sonido del vibrador se detiene haciéndome notar mi exagerada respiración que es acompañada por gemidos que era insconsciente de emitir.

Intento contenerlos, y es evidente que él se da cuenta de ello, pues su mano se deja caer con mesurada fuerza sobre mi vulva haciéndome jadear con fuerza.

Mi cuerpo que se encuentra de espalda en la cama se arquea, y nuevamente, la correa en mi cuello ejerce presión para impedirme respirar con normalidad. Luego, el golpeteo del sujeto sobre mí se repite un par de veces yendo de menor a mayor intensidad para probar mi límite respecto al placer que puedo experimentar, hasta que mi gemido se convierte en un pateo que indica que me ha dolido hasta la madre, y entonces el rubio deja el golpeteo y desliza un par de dedos por toda la extensión de mi trasero.

Posterior a eso, su mano se dirige a mi rostro, y por fin el héroe frente a mí me arrebata la venda de los ojos con algo de brutalidad y torpeza.

Mis cabellos se enredan en el trozo de tela, y sin querer Katsuki me jala un mechón cuando realiza tal acción, frustrándose levemente cuando el movimiento no ha resultado tan experto si de dominancia se tratase.

Mis ojos intentan acostumbrarse a la luz de la habitación, la cual únicamente se encuentra iluminada por la lámpara de la mesita a un lado de nuestra cama.

Y de pronto, le veo.

Katsuki Bakugō me observa desde la altura de su posición, estando arrodillado entre mis piernas abiertas de par en par, y su mirada sólo denota orgullo y altivez.

Pero también deseo.

Lo sé, porque su miembro se encuentra recto en dirección hacia mí, y me cuestiono cuánto tiempo ha pasado, así que observo brevemente el reloj despertador y noto que ya ha pasado más de una hora, por lo que vuelvo a mirar al hombre sobre mí que se acerca a mi cuerpo para besarme en los labios y cargar su entrepierna sobre mí.

Me quejo por el peso de su cuerpo, pero pronto descubro que la presión sobre mí sólo logra estimularme más, y un recuerdo inconsciente me hace querer retorcerme para liberar los brazos que tengo atados detrás de mi espalda.

Lo único que pienso ahora es que NECESITO jalar los cabellos del rubio que me besa, y que necesito indicarle con mis manos en qué maldito lugar él debe poner las suyas sobre mi cuerpo, pero no puedo moverme, y mientras lucho torpemente por liberar mis muñecas, me quejo con más placer que verdadero disgusto.

Así que la risa del rubio se extiende de oreja a oreja, y pronto una de sus manos vuelve a mi entrepierna para hacer un acto osado.

El hombre sobre mí no tarda muchos segundos en introducir tres dedos dentro de mí y comenzar a moverse alrededor de mis paredes. Pero antes de que siquiera pueda expresar algún jadeo por la estimulante sensación, el rubio quita sus dedos y su mano se dirige a su pene para sostenerlo y dirigirlo a mi entrada.

Sus ojos carmesí me miran con intensidad, casi como si en este instante estuviera pidiendo permiso para realizar la acción que está a punto de iniciar.

Y la respuesta que podría salir de mis labios claramente es un sí que ni siquiera necesita ser pronunciado, por lo que segundos después por fin siento la presión de su grosor haciéndose el paso entre mi piel.

Deep Night - [Katsuki Bakugō]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora