Round 3

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Mi respiración es algo errática, y la tensión en mis extremidades se diluye con el paso de los segundos, aunque no mengua el peso de la parte baja del torso de Katsuki Bakugō sobre mí. 

Concluyo entonces que el rubio se enfrenta al mismo cuestionamiento que yo.

Y es que realmente no definimos consecuencias respecto a qué sucedería si yo rompía nuestro pacto de someterme a su completa voluntad. 

A decir verdad, ni siquiera definimos correctamente qué situación implicaba romper nuestro pacto, y por eso sonrío victoriosa al saber que el rubio no tiene argumentos para reclamarme nada. 

He llegado al orgasmo como consecuencia de sus manos y su boca sobre mi cuerpo, y si eso no era someterme a su voluntad, entonces, 

que se joda. 

Pero sé que Katsuki no se joderá, y sé que una parte de él incluso se siente victoriosa por conseguir lo que consigue sobre mí. 

Él me besa entonces, y yo ahora podría apostar qué es lo que se avecina.

Y es que él no me dará lo que yo quiero sin que él consiga antes lo que quiere. 

Pero ya lo ha conseguido, y por eso es que ahora se retira de la cama. 

Lo conozco bien.

Ni siquiera necesita decir que volverá a la habitación, porque sé que será así. Así que permanezco en un estado de reposo tendida sobre nuestra cama...

totalmente expuesta. 

Soy consciente de que mis senos se encuentran más sensibles, pues el golpe de aire que recibo de mi propia respiración aún me otorga algo de placer.

Y sé que él se va a aprovechar de esta situación. 

Lo confirmo al oír el sonido proveniente de la cocina, y me toca asumir que las siguientes horas padeceré de aquella incómoda situación de sentir los rezagos de una noche de sexo al mantenerme con los pechos aún más sensibles y constantemente endurecidos por lo que se avecina. 

El tintineo que se escucha mientras el rubio se dirige de regreso a nuestra habitación anuncia que no es una cantidad menor de unidades con las que piensa juguetear, pero a mitad de camino el golpeteo de cubitos se detiene para dar paso al sonido de un cierre que se abre y luego se cierra.

Me congelo incluso más de lo que podrían estar aquellos cubos de hielo, y me muerdo el labio casi como una reprimenda a mí misma por osar creer que podría conocer a la perfección al rubio de ojos carmesí.

Claramente, él no dejará de superar mis jodidas expectativas, y mi cuerpo deja en evidencia mi expectación cuando siento sus pasos ingresar nuevamente a la habitación y yo me retuerzo levemente para corroborar que sea cual sea el siguiente movimiento del héroe, mi posición inicial sea lo suficientemente versátil como para reaccionar con rapidez.

Suspiro con fuerza, para quejarme a mi manera del hecho de que ya han pasado demasiados segundos sin recibir mayor estimulación, y el rubio exhala con un tonito de diversión, como si estuviera burlándose de mí al anticipar el hecho de que puede que luego me arrepienta por quejarme.

Percibo entonces el sonido de un aparato conectarse al enchufe que queda a un lado de nuestra cama, y quedo en blanco.

Quedo en blanco, pero no por muchos instantes, pues inmediatamente escucho un botón siendo apretado, y el consecuente sonido vibrante que inunda la habitación. 

El sonido que emite el objeto es un tono bajo, por lo que mi cerebro trabaja a una velocidad abrumadora para conectar esa información con el hecho de que el objeto está siendo sostenido por la fuerte mano del rubio, y entonces puedo visualizar en mi mente un objeto grande y pesado que vibra con potencia.

Deep Night - [Katsuki Bakugō]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora