Feliz cumpleaños Eda Yildiz

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- Cumpleaños Feliz, te deseamos a tí. - las voces cantarinas despertaron a Eda, no había abierto los ojos, pero una gran sonrisa se vislumbraba en su rostro.

Sus hijos seguían cantando, sus voces sonando cada vez más cerca hasta que finalmente llegaron a su lado de la cama, dejaron de cantar solo para llenar su rostro de besos mientras ella aún se hacía la dormida, su farsa no le duró mucho, la risa que escapó de sus labios la delató.

Abrió los ojos y se levantó para atrapar a sus dos hermosos bebés en entre sus brazos, Alp y Kiraz rieron por la sorpresa.

- ¡Eda ten cuidado!. - la advertencia de su esposo hizo que rodara sus ojos, su vientre redondeado de casi seis meses estaba perfectamente bien, sus hijos eran igual de delicados que su padre al tocarla.

- ¿Eso es lo primero que vas a decirme hoy Serkan Bolat?. - le preguntó con una ceja alzada, Serkan negó rápidamente, recordando lo que tenía escondido detrás de su espalda, sacó el pastelito de su espalda para mostrar el cup cake sorpresa.

Eda rio divertida viéndolo sacar un encendedor de su otra mano, se sentó en la cama al lado de ella y sus hijos aún entre los brazos de su esposa, encendió la velita y lo puso frente a su cara.

- Pide un deseo Eda Yildiz Bolat. - le dijo cómo había hecho desde el primer cumpleaños que pasaron juntos.

- Tengo todo lo que alguna vez deseé junto a mí, creo que solo apagaré la vela está vez. -

- ¡Mamá tienes que pedir un deseo!. - exclamó Kiraz. - Es lo más importante de los cumpleaños. -

- Está bien cariño, mmm ¿Qué puedo pedir?. - frunció los labios en señal de que estaba pensándolo. - ¡Ya sé!. - pidió su deseo y sopló la vela.

- ¡Feliz cumpleaños mami y Feliz día de las madres! - Alp y Kiraz gritaron al mismo tiempo como lo habían practicado cuando la vela estuvo apagada.

- Gracias bebés, los amo tanto. - los apretó en sus brazos haciéndolos protestar por el apretón.

- ¿Solo los amas a ellos?. - Serkan preguntó mirándolos con una expresión ofendida, sus hijos rieron y Eda negó con la cabeza.

- Amo mucho a mis hermosos bebés y también a mí hermoso esposo. - dijo con seriedad siguiéndole el juego.

- No lo creo, pruébalo. - ella sabía cual era la prueba que quería.

Se arrimó en la cama para quedar cerca de él y lo rodeó con sus brazos dejando a sus tres hijos atrapados entre ellos, Serkan la atrajo más cerca ambos hicieron un sándwich con sus hijos que no paraban de reír.

Eda dejó un suave beso en sus labios que provocó las quejas de Kiraz, fingiendo que le digustaban los besos como cualquier niña de su edad pero internamente encantada con el amor de sus papás, y las alegres risas de Alp, muy pequeño para entender algo más que lo divertidos que se veían tocando sus labios así.

Finalmente liberaron a los niños de sus brazos.

- ¿Podemos irnos ya?. - preguntó Kiraz a su padre emocionada, Eda los miró con confusión, notando por primera vez que sus hijos estaban perfectamente vestidos para el día siendo apenas las ocho de la mañana de un domingo.

- ¿A dónde vamos?. -

- Es una sorpresa, vamos vístete, debemos salir en una hora. - amaba las sorpresas y a juzgar por la intensa patada que le dio su bebé desde su interior ella o él también las amaría.

Serkan notó su expresión adolorida y de inmediato se alertó. - Eda, ¿Estás bien?, ¿Pasa algo?, ¿Te sientes mal?. - Esas y otras diez preguntas salieron de sus labios en cuestión de segundos.

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