Redención

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Mi suspiro fue lo suficientemente fuerte como para despertar al vecindario, pero mi esposo ni siquiera se inmutó. 

— Desconsiderado. — solté entre dientes antes de sentirme yo como la desconsiderada, volví a suspirar sonoramente. 

Serkan probablemente estaba más allá de agotado, lidear con una pre adolescente, un niño de cuatro años y una esposa en su último mes de gestación no era nada fácil, en especial desde que no podía hacer absolutamente nada para ayudarlo.

Sentí las lágrimas venir a mis ojos , intenté detenerlas concentrándome en un punto fijo del techo mientras practicaba mis ejercicios de respiración para el parto, funcionó, lo que no iba a funcionar era seguir en la cama, mi bebé no dejaba de moverse, estaba incómoda y hacía calor.

No fue fácil salir de la cama sin hacer mucho ruido, gracias a Dios mi esposo tuvo la  idea de colocar una barandilla de mi lado de la cama, cuando la vi por primera vez se puede decir que me enoje un poco, pero Serkan tenía un buen argumento.

Estaba preocupado de que pudiera enredarme y caerme al bajar de la cama y dado que yo sentía que era innecesario llamarlo para que me ayudara a bajar, decidió que lo mejor sería prevenir antes que  lamentar, mi esposo es un hombre brillante.

Una vez fuera de la cama y sobre mis hinchados pies caminé lentamente hasta las escaleras, Serkan odiaba que las bajara y subiera sola en especial durante los últimos tres meses, así que tenían todo tipo de protecciones, había cubierto los bordes de cada escalón con antideslizantes,  instalado en la pared sujetadores por si resbalaba y cubierto la baranda con algo que se asemeja al caucho dijo que  era eso o instalar un ascensor, era brillante pero también muy exagerado.

Después de lo que se sintió como una hora llegue abajo y fui directo a nuestro refrigerador, saqué el helado de mango y me serví, Serkan había perdido la batalla contra el helado hace años por lo que ya no se ponía histérico cada que veía que lo comía, eso era bueno, no creo que pudiera haberse interpuesto entre yo y el nuevo amor de mi vida, el helado de mango.

Era delicioso, estaba por llegar al fondo del recipiente cuando escuché pesadas pisadas bajar rápidamente las escaleras, vi a mi esposo llegar a mi lado en cuestión de segundos, puse la cara más inocente que pude mantener con la cuchara de helado en mi boca.

— En mi tumba van a escribir "murió de un ataque al corazón por no ver a su esposa en la cama". — exclamó mientras me señalaba, rodé los ojos y tragué el delicioso bocado de helado que aún tenía en la boca.

— Primero ¡No digas esas cosas! No podemos declarar eso y segundo traté de despertarte no es mi culpa que no me hicieras caso.— lo miré con ojos acusadores.

— ¿Ah sí, cómo exactamente intentaste despertarme?. — me devolvió la mirada acusadora.

— Hice ruidos.— encogí mis hombros restándole importancia.

—¿Qué clase de ruidos?.— siguió.

—Respire en voz alta.— me gustaba más la mirada acusadora que la que me está haciendo hora, una especie de ¿estás loca?.

—No estoy loca, hice así. — suspiré sonoramente para mostrarle que si se podía repostar en voz alta ¡Ja! Eda 1 Serkan 0.

—Eda Bolat. — dijo mi nombre, pero no creo ir este hablando conmigo ya que veía al techo con las manos en las caderas. — ¿Qué voy a hacer contigo?.—

—Me ofende que a estas alturas lo sigas preguntando, ¿Acaso no es obvio? Amarme por supuesto. — estaba a punto de comer mi último bocado de helado cuando sentí que me lo quitaban de las manos, vi a mi marido disfrutar mi helado.

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⏰ Última actualización: Feb 14, 2023 ⏰

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