19

1.2K 205 185
                                    

—¿Me amarías aún si fuera bisexual?

El silencio lo dice todo. El tiempo parece haberse parado por un momento. Nadie habla, a las justas siento que respiro y mis lágrimas son las únicas que me indican que el tiempo no se ha detenido.

—¿Por qué? ¿Qué hice mal? —la escuchó lamentar a mi madre y no puedo ni mirarla.

—N-nada —apenas puedo lograr a pronunciar.

Tengo un nudo en la garganta atorado como si tratara de aguantar mis ganas de llorar.

—¿Entonces por qué me dices esto? ¿Por qué dices que eres bisexual?

—Porque lo soy, mamá. Me... me gustan los chicos y las chicas.

Mi madre también está llorando.

—¿Alguien más lo sabe?

—Mis amigos.

—¿Por qué les dijiste a ellos antes que a mí?

Presiono mis labios formando una fina línea. ¿Debería decir la verdad? Ya había dicho lo peor no podría ser tan malo.

—Confío más en ellos —dije con el dolor en mi corazón aún cuando sabía que era verdad.

Sabía que mis amigos me apoyarían. Sabía que tenía la validez en ellos y que nunca me juzgarían. No le iba a decir que ahora la mitad del colegio sabía mi orientación sexual, pero al menos ya le había dicho que mis amigos lo sabían.

—¿Solo ellos lo saben? —preguntó como si pudiera leer mi mente.

—George también lo sabe porque es... George es... —las palabras ni siquiera salen—. George es mi novio.

Nunca he visto llorar a mi madre antes y mucho menos de esa forma. Se le ve dolida realmente y me siento realmente mal porque aunque no sea mi intención, es mi culpa.

—Él te metió esas ideas, ¿verdad? Sabía que tu padre decía la verdad cuando dijo que ese chico le parecía extraño. No quise decirte nada porque me alegra que conozcas personas nuevas, pero ahora me dices que es tu novio. ¿Cómo quieres que me tome esto?

—Yo ya sabía mi orientación sexual antes de conocer a George. Yo fui el que buscaba a George, no él a mí.

—¿Entonces cómo lo supiste?

—Solo me di cuenta que también me gustaban los chicos. Antes de George no hubo nadie —mentí con el miedo de que Fundy estuviera también afectado en esto.

Otro silencio, es un silencio de palabras. Ninguno habla, lo único que se escucha es el llanto de ambos.

—¿Qué va a decir la gente? Miren a Clay besando o abrazando a ese chico. Miren a Clay tomado de la mano con un chico. ¿Crees que eso está bien?

—Sí, yo creo que está bien.

—George te debe haber metido esas ideas. Tú no eres así.

Quise decirle que yo si era así. Que siempre fui así. Que nunca me di cuenta de ello porque lo normal era que los hombres amaran a una mujer y no a otro hombre. Creí que lo único que sentía hacía los hombres era admiración hasta que pude comprender que iba más allá de eso. Pero no quería hablar y tampoco podía hablar más. El habla se me dificultaba y el corazón me dolía al ser tan rechazado.

Mi padre entra a la habitación y nos ve confundidos.

—¿Qué ha pasado?

—Cuéntale, Clay. Cuéntale a tu papá.

Lo miro a los ojos con la mirada borrosa y agachó mi mirada.

—S-soy bisexual —trato de decir lo más seguro que pueda, pero la voz me tiembla.

—Estás confundido —dice de una manera tan dulce, pero no siquiera así puede mejorar la cosa.

—No, papá, no lo estoy.

—Sí, Clay, estás confundido. Aún eres muy pequeño y entiendo que te sientas confundido, pero luego te darás cuenta que en realidad no te gustan los hombres.

—No estoy confundido. Yo sé quien soy.

—Ve a lavarte la cara, Clay. Vamos a dar una vuelta —me dijo mi padre y obedecí.

Me quedé mirándome en el espejo. Mojé mi rostro tratando de que las lágrimas desaparezcan, pero seguían saliendo. Nunca había llorado tanto en mi vida. ¿Qué se supone que haces cuando hasta tus propios padres te rechazan? No puedo escaparme de casa porque no tendría adonde ir. Solo queda aceptar que mis padres no me aceptan y fingir que esto nunca pasó.

Regreso al cuarto de mis padres y veo a mi madre sentada al borde de la cama con la mirada perdida. Me acerco a ella esperando a que se levante, pero mi papá me toma del hombro y me aparta.

Salgo de casa solo con mi padre y caminos los dos sin decir palabra alguna.

—¿Has pensado en un regalo para tu cumpleaños? —me pregunta.

—No quiero nada.

—¿Nada?

—No se me ocurre algo que quisiera tener.

Sí hay algo. Lo único que quiero es que me acepten, pero ese sería un regalo difícil por no decir imposible de cumplir.

—Si se te ocurre algo puedes decirme.

—Está bien.

...

Después de casi una semana tratando de encontrar un día donde podamos coincidir todos, logramos reencontrarnos con Harry.

—¡Harry! —dijeron todos emocionados al verlo.

Estaba más alto de lo que era antes, pero seguía siendo más bajo que yo. Era el que mejor estaba vestido en nuestro grupo de amigos e incluso estaba más lindo de lo que recordaba.

—Dream. Has crecido bastante —me dijo Harry.

—Tú también, pero te voy a seguir molestando porque eres más bajito que yo.

Harry se rió y me pegó juguetonamente.

—Te extrañé. ¿Por qué nunca me escribiste?

—No tenía tu número. Perdón.

—No hay problema.

Al parecer todos estaban cómodos con la llegada de Harry aunque andaba mucho más cariñoso de lo que recordaba. Él siempre había sido de dar mucho afecto físico, pero debía admitir que ahora lo daba un poco más en especial a mí.

—Dream, eres mi crush —me dijo riéndose por lo que pensé que lo decía de broma.

—Genial. Otro gay más.

—Soy bisexual —me guiñó el ojo.

—¿¡En serio!? ¡Yo también! —dije emocionado.

—¿Me das un beso?

—No, gracias —dije apartándolo—. No quiero que mi primer beso sea contigo, tonto.

—Puedes dármelo a mí —dijo Sapnap.

—Pensé que eras hetero.

—Aquí heteros ya no hay.

Harry le dio un beso a la mejilla a Sapnap y corrió otra vez hacia mí para tomarme de la mano.

—Dream, eres mi crush —me dijo Harry sin la más mínima pizca de vergüenza.

—Ya me lo has dicho.

—Me gustas.

—Tengo novio.

First Love [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora