En la parada del metro [19 Days] (TianShan)

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Se sentía sucio y culpable por invadir información personal de él, y es que nunca había hecho algo similar a nadie, salvo a ciertas personas que tenía que tratar sobre algún asunto. Aunque, no podía negar que no podía haberlo evitarlo...

Un mensaje lo sacó de su mente y, volviendo a la realidad después de la larga reflexión, lo leyó. Era uno de sus secretarios.

—"Señor, mire las noticias".

Abrió las noticias en su portátil y se encontró con las noticias más novedosas y buscadas del momento, en las cuales aparecía en primer lugar y en letras destacadas: "EL CEO HE APARECE DESPUÉS DE TANTO TIEMPO EN UN ENCUENTRO PÚBLICO CON UN PELIRROJO DESCONOCIDO".

—¡¿Qué?!

Con rapidez hizo clic en ella y empezó a leer.

"Como ya todos saben, el conocido empresario He Tian se encontró ausente en estos últimos años a la imagen pública debido a su gran popularidad y no se supo más de él hasta el día de ayer, justo a la hora de la tarde, donde fue visto por varios presentes que acababan de terminar su trabajo, acompañado de otro joven pelirrojo en la parada del metro, un lugar donde, por desgracia, no se pudo sacar pruebas que muestren su veracidad, aunque unos cuantos testigos confirman los hechos de forma segura en las redes..."

—¿Pero no se habían ido ya toda esa gente en ese tiempo? Maldición, no debí de haberme vestido tan formal para ver al pelirrojo...

Tomó aire y se dijo en su interior: "Las noticias desaparecen de la boca de todos tan rápido como salen, no será un problema".

No suponía una gran molestia, no hace falta recalcar que tenía varios factores a su favor. Y, además, las cosas que decían estaban muy sacadas de contexto y cualquiera con un poco de cerebro podía ver a simple vista que la prensa solo hacía ver las cosas que les interesaba a ellos y a la audiencia. Aunque, eso era lo que quería creer él.

Dejó de lado la estresante noticia. Daba por hecho que ya estaba en oídos de todos y que pronto iba a llenarse de mensajes su teléfono.

Y sí, dio en el clavo.

Solo al poco rato de intentar liberarse de todo ese estrés, llegó algún que muchos otros mensajes de sus contactos, pero solo uno captó su atención: el de su hermano.

—"Hablemos hoy". —Ese era el seco mensaje que le envió, y eso que llevaban ya un tiempo sin contactarse el uno con el otro.

—"Bien" —le mandó como única respuesta, pues sabía de sobra dónde se debían de reunir ambos.

[...]

Estaban en un muelle, de pie y de frente al mar. Era demasiado el tiempo que no habían pasado juntos. ¿Cuándo fue la última vez que se juntaron en este lugar?

—¿No tienes nada que decirme? —dijo el pequeño de los He, rompiendo el silencio que se había estado formado.

—... ¿Qué tal has estado? —preguntó el mayor de allí, ofreciéndole un cigarro recién sacado de la caja de tabaco de uno de sus bolsillos.

—No te incumbe cómo esté yo, vayamos directo al grano —contestó de forma brusca mirándole a la cara, ignorando el ofrecimiento de su hermano mayor.

—¡He tian, piensa! ¡¿Cómo quieres que no me preocupe por ti?! ¡ERES MI HERMANO! —gritó furioso, agarrando los hombros del contrario, tirando la caja de cigarros como consecuencia de ese repentino movimiento, había perdido la serenidad por un momento—. He tian... ya eres mayor para tomar tus propias decisiones... No preocupes a otros con tus actos de niño chico... —acabó diciendo más calmado.

—Hermano... Ya no quiero estar jugando a ser malo.

—... ¿Quieres decir que... lo dejas?

—Sí...

—... No puedes estar diciéndolo en serio..., eres una herramienta fundamental para el buen avance del clan, lo sabes...

—No soporto seguir así, me mancho las manos días sí y días también en ese maldito trabajo de mierda. Es... cansado...

—Piénsalo bien, no puedes dejarlo a estas alturas, Tian. Han sido muchas las cosas que conseguimos hasta ahora gracias a eso... Y sabes la clara respuesta de padre si lo llegase a saber...

—Ese vejestorio me trae sin cuidado, es más, creo que iré a visitarle pronto.

—... No te detendré, pero sé cuidadoso con cualquiera de tus movimientos, padre no trata tan a la ligera a las personas que se dirigen a él de mala manera y, aunque seas su hijo, no eres excepción.

—De acuerdo... —le dijo muestras estaba apunto de dar la vuelta y dejar de apreciar el paisaje que compartían ambos para marcharse.

Aunque, antes de que eso ocurriera, su hermano le llamó la atención otra vez, haciéndole girar la cabeza para observarlo.

—¿Me dirás la razón de la extraña dimisión? —cuestionaba el hermano mayor, con la duda de si este iba a contestar su pregunta o no.

—... Te lo contaré en mi casa.