*Bzzz-Bzzz*
—Joder, y tenía que sonar la alarma de hoy —se quejaba el chico, apagando la alarma de su móvil (que se encontraba en una mesa en frente de él), la cuál indicaba las 8 de la mañana. Tenía que prepararse para la reunión de hoy—. Con lo bien que estaba dormiendo...
El pelinegro se había despertado después de un profundo y reconciliado sueño. Se preguntó cómo fue que pasó tal cosa, ya que solía tener insomnio, y recordó.
—¡Mo!
Miró a los lados del salón, estaba tumbado en el sofá donde por última vez recordó estar anoche, teniendo una de sus mantas cubriendo su cuerpo. Se levantó de allí con prisa, conservando la esperanza de que el pelirrojo seguía allí, aunque no estaba muy seguro de que así fuera. Antes de buscarlo por toda la casa, encontró una nota en la mesa justo al lado de su móvil, que decía lo siguiente:
—"Siento haberme quedado dormido anoche. Cogí mi ropa con el consentimiento de una señora. También, muchas gracias."
De repente, se escuchó ruidos de utensilios y sonidos de platos proveniendo de la cocina. "¡Está aquí!", fue lo primero que pensó.
Fue corriendo hacia el lugar de los indicios, esperando encontrarse con la persona que buscaba, pero, para su tristeza, solo era una de las sirvientas preparando su desayuno como de costumbre. Sabía que por algo le había puesto la nota, porque ya se había ido...
—Buenos días, señor He. Siento no haberlo despertado antes, parecía muy cansado y decidí no molestarle... Espero que no le haya sentado mal dormir en el sofá, sé que tienes problemas para dormir... Y aún así... Yo...
—No, no, para nada, resulta que dormí incluso mejor que en mi cama las otras veces —respondía, agradecido por su consideración.
—¡Oh! ¡No sabe usted cuánto me alegra saber eso! Deseemos que eso vaya mejorando —le decía sonriente la señora mientras le daba un último toque al plato—. ¿Pudo comer bien ayer por la noche? Me dijistes que no hacía falta que viniera a hacer la cena... —preguntaba preocupada.
—Oh, jaja, no se preocupe por ello, comí muy bien anoche.
—¡Qué bien! Aunque, ¿fuiste tú quién cocinó todos los ingredientes de la despensa? Usted sabe que sus habilidades en la cocina son casi nulas... —informaba la sirvienta con cierta duda.
—Jaja, es cierto, pero fue otra persona quien cocinó para mí esta vez.
—Es un gran alivio, pero me duele que haya acudido a otra persona en mi lugar —fingía estar dolida, pues bromeaba con confianza.
—No se ofenda por favor, sabe también que me encanta los platos que cocina —sonreía mientras le seguía la corriente.
—Qué alegría verlo así. Bueno, creo que mi turno de trabajo ha terminado por ahora, me retiraré, señor.
—Emm, espera, una cosa... ¿haz visto de casualidad a alguien más esta mañana?
—Oh, ¿se refiere al chico pelirrojo? Entonces sí, lo vi, él fue quien te puso la manta por cierto, se veía simpático. Y... también fue él quien me preguntó por la ropa que usted tenía guardado en el armario, no sabía que era suyo hasta que él me lo dijo —contaba la sirvienta, dedicándole una cálida sonrisa al joven, retirándose acto seguido con el permiso de este.
—[Fue él quien me puso la manta...] —pensaba. Tenía un diminuto sentimiento de ilusión aparecida en el pecho. Se sentía... animado.
[...]
Después de un corto tiempo dedicándose a su preparación, se dirigió a la sala de reunión con una sonrisa y un aura renovado. Resulta que recordar lo de anoche le daba motivación suficiente para comenzar bien el día.
Luego de charlar, exponer gráficas y compartir nuevos proyectos e ideas junto a otros empresarios, este, tras
despidirse del jefe de la compañía con el que cerró el trato con un apretón de manos, se fue de vuelta a su apartamento. Le faltaba algunos asuntos del que tratar: obtener información del pelirrojo.Mandó hace poco a que lo investigaran por él. Cosa que no pudo hacer a fondo él mismo en la mañana de ayer por culpa del trabajo, y que justo ahora acababa de recibir toda la información que se podía obtener del mencionado.
El pelinegro estaba sentado en la silla de su escritorio, con los documentos que le enviaron encima de la mesa, y los empezó a leer...
[...]
En un pestañear de ojos, ya había leído todo lo que tenía a su alcance, sin, que él sepa, saltarse ningún detalle. Hasta donde leyó, pudo descubrir todo lo que se podía saber de una persona corriente, como por ejemplo: en qué colegio se había graduado, los logros que había ganado a lo largo de su vida e incluso alguno de los problemas en los que estuvo implicado. Todo lo que uno pudiera imaginar. Y sí, su vida también era complicada...
—Mierda, esto no está bien... —reflexionaba este, quien, apoyando su cabeza en la mesa, recordó que había prometido esperar a que le contara todo el mismo pelirrojo antes de investigarlo por su cuenta.
¿Por qué quería saber todo del chico? Quizás solo quería conocerlo mejor para así poder comprenderlo bien en el futuro, pero, tanta teoría sin poner en práctica no iba a resultar efectivo... Qué mejor que vivir junto a la persona su historia que conocerla a través de simples documentos.
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En la parada del metro [19 Days] (TianShan)
أدب الهواةTodo remonta en un intento fallido de suicidio por parte de un joven emprendedor, en el que conoce a un peculiar pelirrojo, quien, sin saber cómo y por qué, acabó por acompañarle en su vida rutinaria. ¿Será que este encontró, por fin, la razón de su...