Conforme iban acortando la distancia desde la estación hasta el apartamento del susodicho, estos dos se encontraban, de alguna que otra manera, cómodos con el ambiente que compartían. Era tranquilo y nada malo, salvo por las pícaras bromas que de vez en cuando soltaba este para molestar al pelirrojo.
—¡Ya llegamos! —exclamó, desabrochándose el cinturón de seguridad y disponiéndose a salir del auto, seguido del menor.
—La verdad es que ha pasado bastante rápido...
—Se dice que cuando disfrutas del momento, el tiempo pasa volando~ —decía, cerrando el coche al completo.
—Supongo que tienes razón —admitía en un susurro, bajo pero lo suficientemente alto para que el azabache alcanzase a escucharlo.
—Entonces, ¡¿acabas de admitir que te la pasaste bien a mi lado?!
—¡Nunca dije eso!
—¡No te avergüences pelirrojo, yo también disfruté el tiempo que pasé contigo!
—No lo dirás en serio, ¿no? —preguntaba impactado.
—Por supuesto que sí lo digo en serio. ¿No me crees? —desafió, acercándose al pelirrojo, mirándolo fijamente a los ojos.
—¡Te creo, te creo! Pero aléjate de mí un poco, ¿quieres? —protestaba, retrocediendo tanto como pudo, evitando toda cercanía con este.
—[Jeje, ¡divertido!] Adelante, allí en frente está donde me alojo —señaló con su dedo al gran edificio que se encontraba en frente.
—[Impresionante... tal y como era de imaginar]
—Venga, hay mucho de qué enseñarte dentro~.
—¡Oye, te recuerdo que solo vengo a por mi ropa! ¡Y por la vista al mar! ¡Y por los pececitos!
—Jaja, son muchas las cosas que tienes que hacer allí. Hay tiempo para todo, no te preocupes.
—¿Huh? ¿A qué te refieres?
—La la la la la~ —tarareaba, actuando como quien no escuchó nada en absoluto.
—¡Maldito mocoso, no ignores mi pregunta!
Acompañados bajo las protestas del pequeño, los dos se adentraron al edificio, subieron por el ascensor y, después de abrir la puerta con una tarjeta de seguridad y de entrar, dejó al menor estupefacto.
—¡Es mucho más grande de lo que aparenta desde fuera!
—Cierto. Bueno, en verdad pienso mudarme a otro más pequeño en un futuro cercano —informaba sonriente—. Pero me alegra de que te impresione. Oh, deja tus zapatos aquí y ponte unas zapatillas si quieres —indicó hacia donde un estante de zapatos.
—Gracias, espero que no le moleste —contestaba, siendo respondido con un "para nada" de parte del otro, accediendo a descalzarse y a ponerse unas zapatillas del mueble, anteriormente mostrado por el mayor—. ¿Y eso de que te mudarás?
—Simplemente me cansé de este.
—¿Un capricho? —ojeaba el al rededor de la extensa entrada con curiosidad.
—No lo consideraría como un capricho, más bien un descanso, es mucho estrés todo este espacio... [Y me siento bastante solo...]
—Bueno, veo bien la idea, es verdad que es bastante espacio para una única persona. Y dime, ¿tienes ya pensado dónde mudarte?
—¿No dijiste que las preguntas personales para luego, pelirrojo? ¿Acaso te interesa mi vida~?
—¡Deja de decir tonterías, no es como si me interesase algo tuyo en un principio!
—Jajaja, es broma, Mozi, no te lo tomes a mal —calmaba al contrario, divirtiéndose ante la situación—. No estoy seguro del todo, pero de seguro te sorprenderá dónde~.
—Eso no es buena señal, ¿debería preocuparme?
—Eso depende de como lo veas, igualmente lo sabremos pronto~ —le decía, e rápidamente cambió el tema para no dar más detalles—. A ver, ven, vamos a ver la pecera de la sala.
Tomó de la mano del pelirrojo y le condujo a otro cruzando por pasillos y girándolas.
—¡Y yo que pensé que esta ya era la sala!
—Jajaja ¡ésto es solo la entrada!
—¡¿Cómo?! ¡No me quiero ni imaginar como de enorme debe de ser la sala!
Al cabo de unos cuantos giros al rededor del inmenso lugar, llegaron al sitio planeado: el salón, que era casi indescriptible. Estaba decorado de una forma muy elegante, sencillo pero que todo iba acorde con todo. Aunque, a pesar de ser enormemente extenso, solo había unas cuantas cosas que complementaba el salón. Y, como justo como contó el pelinegro, la pecera, que podía ser un acuario perfectamente, que se hallaba a una esquina cercana a ellos, junto a un par de sillones que lucían bastantes cómodos, y de unas cuántas mesas de cristal trasparente y algunas de mármol.
—¡Dios santo, y se supone que vives solo!
—Para mí también fue difícil de asimilar eso, pero uno siempre acaba por acostumbrarse.
—Creo que hasta yo, que suelo estar lejos de la gente, me sentiría solitario estando aquí solo, ¿cómo es que puedes soportarlo?
—Parece que me piensas igual que yo, porque yo tampoco sé la respuesta.
—Bueno, se puede decir que también me entrarían ganas de mudarme, entonces tienes razón, pensamos casi igual.
—Jiji, somos el uno para el otro.
—Hey, tampoco hace falta que lo exageres.
—Se tenía que decir~. En fin, hemos estado un tiempo conversando que no has podido ver los pececitos que tanto querías ver. Y allí están, justo en frente de ti.
—Qué tan interesante tuvo que ser lo que platicamos para no fijar toda mi atención en la bella pecera que tienes aquí —exclamaba emocionado, yendo a la dirección de ellos y apreciando los distintos tipos de peces que había dentro.
—Ese que está debajo y que se parece mucho a ti es un pez dorado común, lo curioso es que si te fijas, es el único de su especie aquí, como todos los otros.
—Wow, no paro de sorprenderme... Mira, ese pez negro que se acerca al pez dorado se perece a ti.
—Es un pez molly, ¿a que son lindos?
—Muy lindos —comentaba sonriente, siendo observado por el mayor con felicidad.
—[¿Es esto sentir las ganas de vivir de nuevo?]
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En la parada del metro [19 Days] (TianShan)
FanficTodo remonta en un intento fallido de suicidio por parte de un joven emprendedor, en el que conoce a un peculiar pelirrojo, quien, sin saber cómo y por qué, acabó por acompañarle en su vida rutinaria. ¿Será que este encontró, por fin, la razón de su...