A partir de aquí, hago una recopilación de escritos encontrados en uno de mis Cuadernos de Desahogo que irónicamente, en la portada, tiene el nombre gigante de la Universidad en la que fui tan miserable.
2 de septiembre, 2012
Mi vida continúa, aunque a veces no lo quiera, la verdad me saqué un gran peso de encima, pero gané 5kg de más de grasa en el cuerpo.
Por fin salí, me fui, cumplí algo de lo que dije que iba a hacer, mi vida en esa universidad se acabó, me retiré para no volver, me siento libre por primera vez en muchísimo tiempo, aunque no haya durado más de 15 minutos darme cuenta que estaba en el mundo real, y que tenía que pisar tierra. Así es como funciona para mi, aveces un minuto puede ser como un día y un día se me pasa en un segundo y así van pasando los días y yo sigo procesando en el día anterior. Me siento una inútil y a la vez siento que puedo hacer de todo y todo a la vez, y mientras pienso, un minuto más pasa y ya se fue otro día. Quisiera mandar todo a la mierda, quisiera detener el tiempo solo unos minutos, para poder respirar, recuperar el aliento y seguir, siento que el esfuerzo ya no vale nada en este mundo, o eres productivo o no sirves y la verdad me siento desechable.
Así es, como un fósforo, se prendió mi llama pero mi luz duró muy poco. La poca chispa de vida y esperanza de mejora que tenía cuando dejé la universidad se terminó de consumir cuando empecé a trabajar. Todo empezó bien obviamente, tenía las ganas y estaba determinada a no decepcionar a nadie esta vez. Comencé haciendo boletas e ingresando pedidos en un nuevo sistema, luego exploré otras áreas, estuve en comunicaciones unos días aprendiendo un poco, pasé por almacén y terminé ayudando de vez en cuando en recepción y atención al cliente ya que tenía un poco de experiencia por mi trabajo anterior en el Club, todo eso en el primer mes. Empecé a buscar posibles universidades, institutos y carreras, me decidí por Diseño de Interiores, una carrera de 3 años en el Instituto Toulouse Lautrec, las matrículas y mensualidades eran pagables con mi sueldo y la ayuda de mis papás, a demás a ellos les pareció una buena opción también. Postulé, ingresé, me felicitaron, estaba feliz, emocionada, como dije, todo iba bien, pero mis tendencias por complacer a todo el mundo, la rutina y la ansiedad me jugaron en contra nuevamente.
Mi situación había mejorado pero yo no, solamente la primera semana, cuando estaba conociendo a todos, un chico del área de marketing me preguntó durante el almuerzo si fumaba y le dije que no, luego un grupo de ellos salió a fumar al patio al costado del comedor terminando de almorzar. Sí, había probado un cigarro antes obviamente con mi amigas, pero me atoré a la primera pitada, me supo horrible la boca y dije nunca más, no fumaba, esa era mi verdad. Nunca me consideré una persona que cediera ante la presión social, y ahí no hubo nada de eso, no hubo presión, no hubo malas caras, ni burlas, fue una simple pregunta de un hombre que intentaba hacerle conversación a la chica nueva, aún así, me sentí como aislada al decir que no y luego verlos afuera conversando y riéndose, me inundó una inseguridad indescriptible, como si se juntaran a hablar de mí. Me entraron ganas de llorar, terminé mi almuerzo y me fui a seguir trabajando, no pude quitarme esa interacción de la cabeza en todo el día.
Al día siguiente, antes llegar a la oficina, pasé por la tienda del grifo, me acerqué a la caja y vi que habían un montón de marcas y variedades de cigarros, no tenía idea que hubiera tantos, solo conocía los Marlboro y los Lucky (que era el que había probado antes). Vi que había un Marlboro Light, supuse que eran los más suaves, así que le pedí a la chica que atendía, que me diera una cajetilla de 20 y un encendedor, me pidió el DNI para verificar mi edad y me sentí como una niña a punto de ser atrapada en una mentira, estaba nerviosa, como si estuviera comprando condones por primera vez en una farmacia. Pagué mi cajetilla, la guardé y salí de ahí sintiéndome realizada, no podía esperar a la hora de almuerzo para salir a fumar, había pensado también en qué iba a decirles cuando me vieran fumando y porqué había dicho que no antes.
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Perdida En Mi Sombra
NonfiksiLa vida a través de los diarios y cuadernos de: Una niña tímida y sensible. Una adolescente con miedo al rechazo. Una joven perdida y sin ganas de un futuro. Una mujer tratando de enfrentar su presente.