—¿Por qué no le entrego las flores a Muzan-sama, Kokushibo-dono? —
Aquellas palabras lo llenaron de tristeza, si bien no era la culpa de Douma que tuviera tan mala suerte en el amor, no debería andar preguntando cosas que no le incumbe.
—No eran para él. —
La respuesta de Kokushibo hizo que Douma quedara intrigado por saber quien era el dueño de aquellas hermosas flores carmesí. Douma se retiró del lugar en un silencio algo incómodo junto a las lunas restantes dejando solo a Kokushibo.
A veces, Kokushibo se preguntaba si alguna vez hubiera podido ser un fuerte samurai cómo Yoriichi. No podía hacer nada, estaba atado a un destino condenado a muerte por su decisión de convertirse en demonio, en el momento en el que Muzan se lo ofreció no dudo ni un segundo en aceptar sin pensar en las consecuencias. Las palabras no bastan para describir lo vacío que se siente, pero tanto cómo hay cosas que te bajan el ánimo, hay quienes te lo suben.
—¡Kokushibo-sensei! ¡Espéreme! —Gritó Kaigaku mientras corría en dirección de Kokushibo que estaba a punto de irse. Cuando llego junto a el, Kaigaku le dió una pequeña sonrisa, inconscientemente Kokushibo también sonrió, ese mocoso orgulloso sí que le animaba los días.
—¿Qué sucede, Kaigaku? —
—E-eh, me preguntaba si usted tenía tiempo libre para ir un ratito a pasear. —Expresó Kaigaku con un tono de duda, pensaba que definitivamente Kokushibo iba a rechazar su invitación, pero no fue así.
—Está bien. —
Kaigaku sonrió felizmente y ambos partieron a la salida, el caminar de Kokushibo dejaba algunos rastros de flores, en cada madera que pisaba iba dejando un pétalo de la flor.
Llegaron a un pequeño lugar del bosque en dónde el resplandor de la luna era más visible, Kaigaku estaba nervioso, ¿la razón? Ya lo veras.
—S-sensei, tengo algo que preguntarle. —Admitió Kaigaku.
—Claro, dime. —
—Vera... Conocí a un chico muy lindo, el me gusta, pero siempre parece prestarle más atención a "otra persona" más cuando yo intento hacerlo sonreír, el siempre termina llorando... Yo de verdad lo amo—Expresó Kaigaku con una pequeña lágrimita cayendo por uno de sus ojos, se podría decir que Kaigaku tenía una situación similar a por lo que él estaba pasando.
—Deberías dejar de ver a ese chico, si de verdad lo amas déjalo ir. No importa cuánto intentes que algo de quede en un lugar para siempre, el viento algún día se lo va a llevar. Si el chico está feliz con esa otra persona, déjalo ser, porque si de verdad quisiera estar contigo, solo en el momento en que te alejes notará el vacío que dejaste; solo si de verdad te "quiere" —
Kaigaku ya parecía estar tomando nota, aunque estaba ya al borde del llanto sabía que su sensei tenía razón, el lo consideraba un sabio, ya que tenía más comsejos que vida.
—Sensei, ¿Por qué eres tan bueno dando consejos? —
—Solo digo cosas que hubiese querido escuchar cuando estaba en tu lugar. —
Ante tal respuesta, Kaigaku quedó un poco confundido, ¿Cómo que al estar en su lugar? ¿Su sensei había estado enamorado? Decidió no darle más vueltas al asunto y decidieron ir juntos a cazar antes del amanecer.
—Vaya... ¿Quién lo diría? Kokushibo enamorado... Por alguna razón me molesta. —
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"Hana Ni Oboreru" | Kokushibo x Muzan (EN PROCESO)
Fiksi Penggemar"Hana ni Oboreru" el legado de las flores. ⚠️ADVERTENCIA⚠️ - +18 - Yaoi No se aceptan copias ni adaptaciónes (En mis historias nadie muere; del todo) Créditos al creador de Kimetsu no Yaiba: Goutoge Créditos al creador de la portada.