Epilogue

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—¡CHOI SAN, VAS TARDE, HIJO DE PUTA!

Su roommate, Park SeongHwa, entró a la habitación hecho una furia luego de haber visto la hora en el reloj de la cocina mientras hacía el desayuno. Ciertamente, Choi iba muy, muy tarde.

—¡QUE NO TE VA A DAR NI TIEMPO PARA LAVARTE LA BOCA SI NO TE LEVANTAS YA!

Y con ese grito, Choi saltó de la cama y corrió al baño, desnudándose completamente a excepción de su cadena. Comenzó a lavarse bajo el chorro donde también se metía con el cepillo de dientes a lavárselos para ahorrar tiempo y asearse completamente.

Salió luego de unos ajetreados 5 minutos para correr de nueva cuenta hacia su habitación donde Hong dejaba su traje sobre la ya tendida cama. Con una sonrisa y muchos gracias desesperados, comienza a vestirse ignorando la presencia del castaño.

—¡QUE SIGO AQUÍ, IDIOTA!

Y corre fuera de la habitación azotando la puerta, con la escandalosa risa de de San acompañándolo.

Ah, aún no puede creer que se dirige para su primer día de trabajo, en el nuevo edificio de Wonderland Interprises, la famosa cadena de hoteles 5 estrellas.
Luego de haberse graduado de la universidad a base de esfuerzos, como también de sudor, lágrimas, y sangre (no metafóricamente, cabe aclarar), logró conseguir un puesto como secretario general, es decir, sería el asistente del CEO que dirigiría la nueva adquisición de la empresa. Y es que también estaba sorprendido porque pensó que no lo llamarían luego de tan tediosa entrevista, ya que, al estar frente al CEO general, a.k.a el dueño de toda esa compañía multinacional, y cabe decir, multimillonaria, estaba tan nervioso que casi roza los bordes de un ataque de pánico. Al parecer, le había gustado mucho al director para que lo contrataran.

Al estar ya vestido en uno de sus contados trajes, salió a la cocina donde SeongHwa ya lo esperaba con el desayuno servido, que consistía en unas tostadas con tocineta acompañado de un jugo de naranja.

Se sentó en la mesa a devorar su plato lo más rápido que podía, y como siempre, escuchaba a Park rantear sobre cualquier tema que últimamente le estuviera molestando.

—Deberías intentar salir a alguna cita, San.

Y aquí de nuevo.

No, Seong.

—¡Pero ya han pasado 4 años! ¡Y aquí sigues esperándolo! ¿Aún crees que volverá? Ni siquiera ha hablado con Yeo.

Sabía que su amigo no tenía malas intenciones y que tampoco lo hacía para hacerlo sentir mal, pero vaya que dolía.

—Me lo prometió, Hwa, y yo le creo. Tal vez yo no merezca tenerlo de vuelta por la mierda que le hice, pero puedo pagarlo esperando por él.

SeongHwa hizo una mueca por la dureza de sus palabras, pero una sonrisa sutil se extendió sobre sus labios, lo conocía tan bien, que sabía de ante mano que esa sonrisa no traía nada bueno.

—Vale, pero, mira que te he conseguido una cita con aquel chico que no dejaba de mirarte en el restaurante la última vez. No preguntes como, pero te estará esperando cuando salgas de tu turno allí mismo.

Con una risilla, volvió a dirigir la atención a su sartén, dando por terminada la conversación.

San solo pudo bufar y rodar los ojos para luego dejar los platos en el fregadero y besar la mejilla de Park como despedida, murmurando un hasta luego.

***

Cuando cruzó las puertas del gigante edificio, no pudo evitar el suspiro de asombro que escapó de sus labios a pesar de haber estado allí antes. Es que la modernidad de aquel hotel era tan... ugh. No le alcanzaban las palabras para describir la magnitud de la construcción.

NDA | Woosan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora