23. Pecado y penitencia.

585 88 69
                                    

TW: Maltrato físico, psicológico, manipulación y Walburga Black.


Sirius  y Regulus siguieron a su madre después de dejar a Remus conversando con el francés y con Mary. Se sentía increíblemente mal consigo mismo, avergonzado y podría vomitar ahí mismo. Era tan cobarde y estúpido para no mandar al diablo a su familia en el primer instante y confirmarles a todos que definitivamente no se iba a casar con Marlene y que deseaba a Remus Lupin con locura, pero todo se mantuvo en pensamientos porque ninguna palabra que contradijera a su madre salió de su boca en este momento. 

―Regulus, puedes dejarnos solos ―la voz de su madre había regresado a la tonalidad gélida que la caracterizaba. La voz que aparecía siempre en su cabeza diciéndole que era lo más horrible del universo. 

Regulus asintió y se dispuso a cerrar la puerta tras él, no sin antes darle una última mirada a su hermano. 

Ya a puertas cerradas con su madre supo lo que le esperaba y no quería, quería salir corriendo de ahí, pero sus pies parecían pegados al piso impidiéndole moverse. Walburga volteó a verlo sin expresión en su rostro y con los labios en línea recta. Ella lo sabía.

―¿Dónde conociste a ese muerto de hambre?

Sirius empezaba a poner las manos en puño y a apretar la mandíbula. Ella sabía como incomodarlo porque empezó a dar vueltas a su alrededor haciendo sonar sus tacones contra el piso de madera sin apartar su mirada de él. Esa mirada tan horrible que había heredado Regulus y la cual era una de las razones por las que a Sirius no le gustaba tener conversación con su hermano menor desde que entró en la adolescencia. 

―Es mi amigo. No es un muerto de hambre y lo conocí en las calles ―trató de sonar calmado, pero sonó más como un reclamo.

Walburga resopló ―Dices que lo conoces en las calles y que no es un muerto de hambre.

―Déjalo en paz. Él no tiene nada que ver contigo.

―¿Contigo sí? ―Walburga detuvo su caminata y sonrió un poco al captar el cascarón de su hijo rompiéndose frente a ella ―Eres bastante débil Sirius, manipulable y carnal...

―No es así ― Sirius se mantenía serio a duras penas mientras su mandíbula empezaba a tensarse. 

―¿Ah no? 

―No.

―Desabotónate la camisa, hijo. 

Eso fue todo para que los ojos se Sirius se abrieran con pánico, el nudo en la garganta, la presión en las muñecas, la falta de aire y las nauseas se hicieran presentes en él. Sus manos empezaron a temblar. 

―Mamá, no, por favor.

Walburga ignoró los ruegos desesperados de su hijo e incluso se deleitó de oír como su voz empezaba a quebrarse― Obedece, Sirius. 

Sirius no tuvo más que hacer mientras acercaba sus manos a los botones de su camisa y empezaba a dejar al descubierto su piel. Al tercer botón supo que ya no tenía que seguir bajando porque su madre ya había visto todo. Para cuando alzó la mirada sintió el impacto de una cachetada en la mejilla. El ardor y el fuerte impacto. Las manos de su madre eran delgadas y huesudas y por lo tanto, no dolían, no como las de su padre, pero lo que dolía era la falta de expresión y sentimientos que tenía al maltratarlo. Los golpes de su padre dolían, los de su madre mataban sin compasión. 

―Asqueroso, impropio y degenerado ―su voz detonaba desagrado.

―Mamá... ―otra bofetada. Las lágrimas empezaban a caer su rostro. 

•CARPENTER•//Wolfstar UA FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora