[Turning into pink.] #6

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{Abril 23, 2014}

Desperté, miré mi reloj de mano y vi que eran las cuatro de la mañana, solo dormí una hora. Me giré boca arriba y fijé mi vista hacía el techo. Escuché mi puerta abrir y encontré una sorpresa inolvidable .

-¡Bella! - le grité a mi hermana de manera emocionada

-¡Fiona! - contestó de la misma manera y nos dimos un abrazo

-Te he echado un montón de menos ¿que haces aquí?

-Quería contarles a ti y al resto de la familia una noticia, y me quedaré por una semana

-¿Bueno, cuál es la noticia, y que haces en mi habitación a las cuatro y cuarto de la mañana?

-Pues, papá y mamá me dijeron que me quedara en tu habitación, ya que según estabas en la casa de tu amiga, para darte una sorpresa, pero me quedé dormida, y veo que no estabas con tu amiga -rió y guiñó su ojo -Te diré la noticia cuando todos se despierten

-Ok, bueno, déjame dormir, vete a la habitación de invitados -la saqué de la habitación empujándola de la habitación y riendo - Buenas noches, te quiero

-Yo igual

Una vez que se metió a su habitación -y que me guiñó el ojo de nuevo- me tiré a mi cama, que seguía oliendo a jabón de ropa y perfume. De alguna manera me recordaba a Nueva York, a esa horrible experiencia, esa vez que lo hicimos en el coche, la agresión, la sangre, el dolor. De ninguna manera placentera.

Mi intento de dormir fue sin éxito, después de ese recuerdo iba ser imposible dormir, así que empecé a escuchar música, pero por alguna razón ya no me animaba, si no que me hacía sentir más depresiva; me levanté de la cama y caminando vueltas por toda mi habitación, ahogada en todos mis pensamientos. Por que la vida tiene que darme este golpe tan fuerte, me pregunto por que tuve que pasar por esa miserable vida, ¿para ser quien soy hoy?, ¿para conocer a esta gente?, ¿tal vez fue por el destino?. Si, quizás fui acosada hace menos de un año para llegar a Los Ángeles y conocer a Theo, Zoë, Noah, Evan, Avery... quizás fui acosada para tener esta relación con Gina, Bella, David y mis padres, ¡Claro que no! Solo fui acosada por su propio placer. Desde entonces mi vida no tiene sentido, las risas, sonrisas, sentimientos; todo es falso, solo a veces podía llorar de la risa y pasar un buen rato. Fue mi manera de conciliar lo opuesto y expresar lo absurdo.

He tenido intentos de suicidio pero luego recuerdo esta familia tan hermosa que me hizo seguir a delante. Recuerdo esa vez en la que Gina me encontró en el baño intentando cortarme el cuello, y el lavabo teñido de un rojo claro junto con mis intentos de vómito; también recuerdo cuando intenté tomar doce pastillas a la vez, pero Bella y David me pararon. Si no fuera por ellos, no estaría aquí.

Perfecto, estoy llorando y sollozando, pero con unas ganas inexplicables, nunca había llorado tanto, no de esta manera, tiré mi lampara de mesa al suelo con muchísima fuerza, se había roto en miles de pedazos. Hizo un estruendo de horrores, agarré mis libros de texto y de lectura y los tiré al con la misma fuerza. Me extrañaba que mis padres no me podían escuchar, pero lo que yo si pude escuchar fueron unos fuertes pasos pero a la vez ligeros. Podía reconocer que era mi hermano por su respiración entrecortada.

-Estas bien Fiona, ¿que es todo ese ruido? no deberías estar depierta, dentro de tres horas tenemos que ir a clases- él dijo algo asustado y rascándose los ojos sin darse cuenta de el desorden - ¿Qué es todo esto? ¡Te volviste loca! ¡Quieres ir al psicólogo otra vez! ¿Que te pasa?

-Perdón- dije sollozando -¡Es que no puedo aguantarlo!, las voces han vuelto, y los recuerdos y... y...,- grité- No puedo -dije lo último en voz muy, muy baja pero el pudo escucharme -ayúdame por favor -dicho esto me tumbó en la cama y me abrazó, con fuerza y cariño, lloré aun con más ganas y grité contra la almohada, gracias a mi hermano me pude desahogar, con el paso de los minutos comencé a calmarme hasta que terminé dormida, como un angelito, que se lo comió un demonio.

•••

Desperté por segunda vez en esta noche, pero más depresiva de lo normal, David ya no estaba conmigo, seguramente se estaba cambiando ya que eran las 6:40 a.m., me levanté de la cama y fui al baño, al verme en el espejo vi a una chica completamente diferente, tenía el maquillaje súper corrido, con el rimmel hasta el cuello y el labial hasta las orejas, parecía el "Joker".

Me metí a la bañera, puse el agua fría como siempre y me tumbé hasta las siete en punto. Salí de la bañera, tenía las yemas de los dedos arrugadísimas. Me cepillé los dientes, y el cabello, me dejé el cabello suelto y me puse perfume.

<<¡Mierda!>> grité antes de cambiarme de ropa, recordé que estaba en mi cuarto día de mi periodo, otra razón para sentirme depresiva.

Me puse unos jeans color negro y una camiseta gris debajo de un suéter del mismo color, por alguna razón hoy me quedaban bien esos colores, pero obviamente era por mi actitud.

-Venga - dijo mi hermano con su mochila y la mía en sus hombros -Vamos a llegar tarde, ¿quién conduce?

-Conduce tu, ya casi tienes 16 años, no te van a decir nada, a parte quiero ir caminando, quiero faltar a la primera clase, pasaron debate a primera hora y ya estoy harta de Finecky -dije de mala gana

-¿Segura? Porque puedo- -

-Segura - me acerqué a el y le besé la mejilla - Te quiero, adiós

-Te quiero

Salí a la calle junto a mi hermano pero no le hice caso, caminé por la acera que estaba llena de suciedad acompañada con pequeñas gotas de lluvia, una tormenta se avecina, me ahogué en mis pensamientos de nuevo y comencé a llorar justo cuando la tormenta sacó los rayos y comenzaron los truenos junto con la lluvia, me sentía muy mal, no se que iba hacer, estaba harta de visitar a psicólogos y escuchar <<Solo es una fase de tu vida, ya pasará>>, era lo único que mi psicóloga decía en las sesiones, no ayudó bastante.

Llegué a clases a las 8:15 a.m. y ya estaban todos en sus respectivos salones.

-Fox, llegas algo tarde - dijo la asistente del director al entrar a la escuela - Tienes que quedarte en la cafetería hasta que termine la clase - no contesté pero seguí las reglas. Salí a la cafetería que no está techada, así que me iba a empapar. Agarré un paraguas agujereado del piso y puse mi cabeza sobre una de las mesas y así me quedé hasta las nueve de la mañana

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