capítulo 9

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Sangre.

Estaba cubierto de sangre.

Su blusa, sus manos, estaban cubierto de sangre.

Su cuerpo temblaba y pedia a gritos ayuda mientras en sus brazos lo sostenia el cuerpo con dos balazos.

__!No! aguanta. Por favor aguanta. No te atrevas a irte __ordeno con lágrimas en los ojos mientras temblaba de temor de perderlo__. ¡¡UNA AMBULANCIA!! ¡¡POR QUE NO LLEGAN LOS PARAMÉDICOS!! __grito desesperada mientras sollozaba.

__Ya vienen, señora __alguien dijo a sus espaldas y entonces escuchó unas sirenas cerca.

__Cuida de...mi esposa y...hijo, Adara. Te dejo en...tus manos __pronunció con dificultad.

__No Leo, tu lo harás. Tu los cuidarás. Así que ni se te ocurra morirte. ¡¡TE lo ordenó maldita sea!! __grito con temor y desesperación__. Por que lo hiciste, Leo. Esa bala era dirigida para mi. Por que te interpusiste. ¡Por qué! __reclamó mientras sollozaba.

__Te debía mi...vida Adara, por que tu... me sacaste de ese agujero y..... me salvaste, tu...

__Shhh, no hables, no digas nada, todo lo que me quieras decir me dirás cuando estés recuperado. No hables ahora __ordenó y vio llegar patrullas y ambulancia.

Los paramedicos enseguida lo subieron a la ambulancia y Adara, subió junto a Leo, y les pidió el favor de llevar a cualquier clínica, pero menos donde se encontraba su esposo.

La bala iba dirigida a ella y si no hubiera sido por Leo, ella estaría en su lugar, y hubiera preferido mil veces estar en ese lugar y no Leo.
Ella no tenía quien esperara en casa, pero Leo, sí. Tenía a su esposa embarazada de siete meses.

__A ese hombre lo esperan en casa su esposa e hijo. Por favor haga lo que pueda para salvarlo __pidió con desesperación cuando ingresaban al quirófano.

__Hare todo lo que este en mis manos para salvarlo, señora Lambordi, pero no le aseguro nada __contestó el doctor con pena antes de entrar al quirófano.

__Luisa __contestó al recibir la llamada de su secretaria.

__Adara, la esposa de Leo, entró en parto al recibir la noticia, y en este momento nos dirigimos a la clínica. Le harán una cesarea de emergencia __al escuchar, cerro los ojos con pesar.

__No te separes en ningún momento de ella, Luisa.

__Como órdenes, Adara.

Cortó la llamada y sintió ganas de llorar de impotencia y desesperación.
Ahora no solo corría el riesgo Leo, si no también su esposa e hijo, por que apenas tenía 28 semanas de embarazo.

Con la ropa y manos lleno de sangre, se sentó en una silla.
Estaba asustada y muy confundida, con todo lo que estaba pasado. Pero más que todo deseaba que fuera solo una pesadilla y despertar en los brazos de su esposo como había sido años atrás.
Pero no era una pesadilla, era la cruda realidad.

Melissa, lo dejó a su equipo en el lugar para que hagan su trabajo, mientras ella se dirigió a la clínica para ver a sus amigos y tomar una declaración de Adara.

Se dirigió por el pasillo y entonces encontró a su amiga, sentada en un banco, pareciera una estatua que no se movía.
Tenía la ropa manchada de sangre, sus manos ensangrentadas se aferraban a su bolso como dependiera de ello, y la mirada apagada que tenía, estaba perdida en algún punto fijo.

Su corazón se oprimió al ver en ese estado, tan vulnerable, como una niña asustada.

__Adara __le hablo, pero ella no le escuchó, parecía estar perdida en sus pensamientos__. Adara __movió de sus hombros haciendo reaccionar.

(NUNCA ME SUELTES ) En PausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora