Capítulo 1

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Primer Acto || Parte Uno

"¿Quién eres tú?


Una pequeña castaña caminaba alegremente por las calles, tarareaba una canción mientras comía una paleta.  

—Me pregunto por qué Klausi esta aquí—menciona la pequeña Hale mientras se detiene en una sección de departamentos—. Aquí vamos—se adentra al lugar y camina hasta el departamento donde se encontraba la persona que buscaba—. Alohomora—la puerta inmediatamente se abre, asoma un poco su cabeza antes de entrar—. ¿Quién eres tú?—Ariadna le pregunta a una chica que se encontraba ahí.

—¿Quién eres tu?—le pregunta Katherine cuando aprisiona el cuerpo de la menor contra la pared.

—Es de mala educación responder con otra pregunta—responde con dificultad ya que Katherine la sujetaba por la garganta, mueve su muñeca y lanza a la castaña hasta el otro lado.

—¿Cómo hiciste eso? ¿Qué eres? ¿Quién eres?

—Esas son muchas preguntas—se soba su garganta—. Es de mala educación cuestionar a una persona, no sin antes presentarte.

Katherine se acerca a la niña y la toma por la barbilla, usa la compulsión para obligarla a darle la información que quería. 

Me dirás quién eres, qué eres y qué haces aquí—la vampira se aleja de la niña un tanto confundida al verla reírse.  

—¿Realmente creíste que eso funcionaría conmigo?—le sonríe arrogantemente—. Te enseñare como se hace correctamente, imperio—se acerca a la vampiresa y ahora ella la toma de la barbilla—. Ahora, me dirás quién eres y qué haces aquí.

—Soy Katherine Pierce, Klaus Mikaelson me tiene encerrada aquí y no puedo irme hasta que él me lo ordene.

—Así que él si esta aquí—la niña sonríe emocionado—. Se amable y sírveme un vaso de agua—se sienta en uno de los sillones en posición de indio, recibe el vaso que le de la vampiresa y después la deja libre.

—¡¿Qué fue lo que me hiciste?!—toma a la niña y la estrella contra la pared.

—Eso dolió.

—¡Responde!—la cara de Katherine cambia, sus colmillos crecieron y unas venas negras aparecieron debajo de sus ojos.

Ariadna Hale agacho la mirada, su cabello le cubría parte de su cara, su cuerpo comenzó a temblar mientras sollozaba. La Pierce vio extrañada a la niña, creía que esta estaba loca.

Lo que Katherine no sabía era que la Hale había escuchado algunos pasos que se acercaban al lugar y sobre todo, había distinguido el aroma del híbrido original. 

Cuando Klaus en el cuerpo de Alaric entro al departamento, Ariadna comenzó a llorar más fuerte.

—¿Qué esta pasando aquí?—toma a Katherine fuertemente por el brazo y la separa de golpe de la niña—. Cachorra—atrae a la Hale a sus brazos, besa su cabeza antes de tomar su cara entre sus manos y limpiar sus lagrimas—. ¿Qué le hiciste?—se acerca enojado a la vampira, la cual retrocede asustada.

—Ella me estrello contra la pared y luego me ahorco—solloza mientras mira divertida a la vampira.

Klaus abraza a la niña mientras fulmina con la mirada a la Pierce.

—Recibirás un castigo por esto, Katherina—lleva a la niña hasta una de las habitaciones, con la mirada le indica que le ponga un hechizo a la habitación para que no escuchen lo que van a hablar—. ¿Qué haces aquí?

—Te busque en New York, pero no estabas—se sienta en la cama mientras observa fijamente al mayor—. Quería pasar tiempo contigo antes de regresar a la escuela.

—¿Otra vez te escapaste de la escuela?—la reprocha con la mirada.

—No, claro que no.

—Ariadna—eso es una mala señal, nunca la llamaba por su nombre.

—Me expulsaron de Ilvermorny—se encoge de hombros desinteresada—. Ahora me meterán a la escuela de Scott y Stiles, Melissa dice que estaría bien que fuera con ellos.

—No tienes 13 años—la ve confundido.

—Así es, pero puedo adelantarme dos años si realizo un estúpido examen—se tira sobre la cama y hace un pequeño berrinche—. ¿Por qué estas en el cuerpo de otro hombre? ¿Acaso vas a romper tu maldición?—ante el silencio del original la niña se levanta rápidamente y lo ve ofendida—. ¿Ibas a hacerlo sin mi ayuda? Eso no es justo, siempre te ayudo en todo—se cruza de brazos mientras hace un puchero.

—Lo mejor será que regreses a casa, no te involucrarás en esto—le responde seriamente. 

—¿Por qué no? Necesitas a una bruja, yo puedo hacerlo.

—No Ariadna, no participarás—la abraza—. No pienso arriesgarte en esto, además de que jamás dejaría que participarás en mis planes. 

—¿Al menos me dejas quedarme contigo? Solo serán dos días—se acorruca en su pecho.

Klaus suspira pesadamente.

—Te puedes quedar solo si te quedas dentro del departamento, no puedes salir para nada.

—Me puedo divertir con Katherina—le sonríe inocentemente.

—Todo lo que quieras.

Mi dulce hibrida || kol mikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora