Ariadna Hale, la hija menor de Peter Hale y Amelia Black.
La pequeña Hale se ve envuelta a una temprana edad en los problemas del mundo sobrenatural, en especial cuando esta es criada por Klaus Mikaelson y sus dos mejores amigos se ven envueltos en...
—Hola cachorra—la voz de Klaus Mikaelson se escucha del otro lado de la línea—. ¿Estas bien?
—Lo estoy. ¿Por qué la pregunta?
—Digamos que me llego una carta interesante de una mujer histérica—ambos sueltan una risita.
—Si la tía Hermione te escuchara no dudo que te lanzaría por los aires sin pensarlo—responde divertida.
—Tal vez le de el gusto, tu tía es hermosa.
—Klaus—lo regaña.
—Solo estoy bromeando cachorra—rueda los ojos—. ¿Quieres que vaya a Beacon? No me importaría dejar viva un día más a Elena y su pandilla solo por estar contigo.
—No es necesario, no quiero que se enoje aun más—se sirve un poco de agua.
—¿Segura? La última vez resulto ser muy divertido, me fascina hacer enojar a Hermione.
—Lo sé—suelta una risita recordando aquel día—. ¿Cómo va tu plan?
—Perfecto, solo me falta raptar a mi doppelganger, pero su pandilla no me lo deja fácil.
—¿Quieres ayuda?
—No vendrás Ariadna, quiero que quedes fuera de esto hasta que realice el ritual.
—¿Con quién hablas, Niklaus?—una voz de hombre se escucha de fondo.
—No es de tu incumbencia, hermano—le responde enojado el hibrido, se escucha un ruido antes de que Klaus vuelva a hablar—. Hablamos en otra ocasión, cachorra.
—Esta bien, te amo papá.
—Ya también, cuídate—cuelga.
La menor termina de arreglarse antes de dirigirse a la escuela.
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El legendario trio de oro y el ex-príncipe de Slytherin acababa de llegar a Beacon Hills, solo les tomo un par de segundos llegar hasta el lugar. Compraron un poco de comida antes de caminar a la casa de su pequeña sobrina.
Tocaron el timbre, un par de segundos después la puerta se abrió dejando ver a un elfo domestico.
—Angrod esta feliz de volver a verlos amos, por favor pasen—se hace un lado dejándolos pasar—. La ama Hale aun no llega de la escuela, pueden esperarla en la sala.
—Gracias Angrod—le agradece Harry.
—¿Los amos gustan que Angrod les traiga algo?
—Estamos bien, ¿puedes guardar esto por nosotros?—Draco le entrega un par de bolsas.
