Eternidad

Epílogo

Derek suspiró mientras cerraba la taquilla con algo de fuerza, la manada se encontraba a su alrededor hablando de ciertas cosas que no le interesaban. Jamás pensó que reencarnaría siendo solo un año mayor que todos. En todo este tiempo no habían encontrado al castaño pero no perdían la esperanza después de todo estaba en su destino encontrarse.

- ¡Dereeeeeeeeeek! Estoy aburrido, no pensé que tendríamos que cursar de nuevo la preparatoria. – se quejó Scott mientras dejaba caer su brazo en los hombros del mencionado.

- Dímelo a mí, esto es bastante frustrante. Pero creo que acordarme de casi todo así que soy un genio. – presumió el alfa.

Un aroma conocido llegó a la nariz de todos, giraron sus cabezas viendo como el director caminaba por los pasillos con alguien detrás de él.

- No puede ser. Al fin. – susurró Cora con emoción.

Ahí estaba Stiles, el castaño tenía su cabello como antes, su piel blanca resaltaba gracias a sus hermosos lunares, sus ojos whiskey relucían con emoción y sobre su nariz descansaban unos anteojos de marco negro. Vestía unos tejanos de mezclilla, una playera azul marino y arriba de esta una camisa de cuadros blancos y azules, en su cabeza descansaba un gorro azul marino y tenía unos tenis del mismo color. Colgando de su hombro derecho estaba una mochila.

Cuando pasó frente a ellos, el castaño los miró y les sonrió con amabilidad.

- Al fin te encontramos Stiles. – susurró Derek con emoción.

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Diez años después...

- ¡Eli! – gritó Stiles mientras corría detrás de su pequeño hijo de dos años que corría desnudo por la mansión mientras ignoraba las rosas de los demás betas.

Derek se había esforzado mucho por ganarse el amor del castaño cuando estaban en el instituto y después de que lo consiguiera le contó sobre los hombres lobo y ese mundo sobrenatural. Para los demás era extraño tener a un Stiles feliz, sin el peso que cargaba en su otra vida pero también era lindo y reconfortante. Después de eso tuvieron una vida relativamente tranquila sin muchas amenazas y al final Derek y Stiles se casaron, ahora tenía a su pequeño cachorro.

Stiles atrapó a su hijo mientras le menor reía con diversión.

- ¿Problemas con el cachorro? – le preguntó Derek mientras tomaba la cintura de su esposo y dejaba un beso en su coronilla.

- Es demasiado travieso, debo de admitirlo pero debo de estar pagando por como era como mis padres. Ellos siguen burlándose cuando vamos de visita.

- Eli es travieso pero es lo mejor de nosotros.

Stiles sonrió y asintió mientras le hacía cosquillas al menor.

- Ya no más, papi. – gritó Eli mientras ambos entraban de nuevo a la mansión.

Derek sonrió mientras metía las manos en las bolsas de sus tejanos. Había pasado tanto tiempo y ahora tenía su felicidad completa. La manada y él habían acordado que jamás le dirían a Stiles de sus vidas pasadas y todo lo que tuvo que sufrir; ellos disfrutarían esta vida y serían felices por todas las que no pudieron.

Un poco lejos de ahí se encontraba Lennox junto con otros brujos con sonrisas en sus rostros.

- Al fin tienes tu final feliz. Suerte mi pequeño Mieczyslaw.