Capítulo 5

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Y así llegó la mañana siguiente, sin incidente alguno, o eso pensaba la familia Madrigal, la realidad es que tu no habías pegado un ojo en toda la noche, fuiste tonto al creer que por fin podrías descansar y tener algo de paz.

Cuando Emilia se durmió en tus brazos después de acostar a Daniela y llegó el silencio de la noche, ahí en medio de la oscuridad bajaste la guardia y tu mente decidió que era momento de reflexionar sobre cada uno de los acontecimientos. Fue así que de un momento a otro el pánico te consumió y los sentimientos reprimidos salieron a flote, después de que la primera lágrima resbaló, ya no pudiste detenerte.

Los Madrigal se asustaron cuando Dolores les informó de tu estado actual mientras se reunían en el comedor para desayunar y cuando se acercaron a la habitación y quisieron abrir la puerta, estaba trabada, decidiste que no querías salir de ahí, de tu pequeña burbuja de protección, ni dejar que ninguna de tus hijas saliera a por lo menos tomar el sol, solo querías mantenerlas cerca de ti mientras llorabas desconsolada y pedías al cielo que no te las quitara a ellas también. La adrenalina de llegar a Encanto, de conocer a los Madrigal y de confirmar que la magia era real se había terminado, en su lugar el terror y la conmoción llegaron.

"Y/N, Cariño, abre la puerta, solo queremos saber cómo estás" - Pidió la Sra. Alma, y aunque evidentemente Casita podía hacerlos entrar sin el mínimo esfuerzo, la matriarca de la familia quería que fueras tú quien tomara la decisión de abrir esa puerta y pedir ayuda.

"S-SOLO VÁYANSE, no me quiten a mis h-hijas, solo déjenos en paz... por favor" - tus palabras cortadas y tu voz llena de angustia y llanto solo los preocupó más, pero tal vez solo necesitabas sentir tu dolor para después seguir adelante, habías sufrido mucho, fue por eso que con el pesar de sus corazones decidieron aceptar y respetar tus deseos.

Y es que finalmente el shock por huir de tu pueblo y por perder a Alexis se había esfumado y en su lugar la realidad te golpeó tajante e hiriente, ni siquiera en los días que estuviste caminando en el bosque tuviste la oportunidad de lamentar tu perdida, habías vagado prácticamente en automático y ahora todo el peso caía en tus hombros, tu marido nunca te alcanzó como prometió, lo que quería decir que jamás lo volverías a ver y que probablemente estaba muerto y era todavía peor pensar en qué tus hijas no tendrían un papá que las hiciera sentir protegidas, tú no serías capaz de criarlas sola, ni siquiera tenían un hogar, ni tú un trabajo, solo eras alguien inútil.

Y tu esposo solo se había ido, como se habían ido tus papás cuando eras solo una niña, estabas sola otra vez o por lo menos así te sentías, se supone que él sería tu compañero de vida pero ahora lo único que te quedaba en el mundo eran tus dos hermosa hijas, tus rayitos de sol, pero ¿Qué pasaba si no eras lo suficiente? ¿Si por un error tuyo ellas terminaban lastimadas?

Alexis, el hombre que amabas con todo tu ser, no estaba para apoyarte y hacerte ver cuanto te equivocabas, y tampoco estaría para reconfortarte y abrazarte cuando lo necesitaras, ni para darte un beso cada mañana y por la noche antes de dormir.

Fue así como tus pensamientos, uno tras otro, te hundieron durante 3 días enteros, Emilia no entendía lo que pasaba pero solo sabía que quería estar cerca de ti, incluso intentaba sacarte sonrisas, platicaba contigo y te hacía muecas cuando ya no le quedaban más cosas por decir y aunque se aburría terriblemente dentro de esas 4 paredes, rechazaba la idea de pedirte que la dejaras salir con los Madrigal, de alguna manera pensaba que no era el mejor momentos para "molestar" a mamá, para su edad era tan increíblemente considerada.

Y Daniela siendo sólo una bebé, se limitaba a estar conforme con tenerte cerca.

Los integrantes de la familia Madrigal, comenzaron a desesperarse, no encontraban la manera de animarte a salir, y claramente obligarte no era una opción, de hecho Alma habló con Casita para pedirle firmemente que no intentara sacarte a la fuerza ya que también querían darte tu privacidad y tu espacio.

Mi Calma en la Tormenta - Julieta Madrigal x F!Reader (PAUSADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora