XI

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—No puede ser... Debe haber algo que pueda hacerse... Debe haber una forma —susurraba Usopp, también llorando.

—¡Tenemos que hacer algo! ¡Robin no se puede morir, ella no se puede ir! ¡Tenemos que hacer algo! ¡Alguien que haga algo!

Chopper había entrado en pánico y corría de un lado a otro, mientras Usopp intentaba tranquilizarlo. Jinbe miraba todo en silencio, consternado; Franky berreaba, Sanji abrazaba a Nami, y Luffy miraba fijamente a Zoro.

—Oh, claro que hay una forma —habló el espadachín, mientras salía de su trance y se ponía de pie—. Definitivamente hay una maldita forma de traerla de vuelta, y él lo sabe.

—Z-zoro-san... —Habló Brook, asustado, mientras miraba a un punto en específico, pero fue ignorado.

—Y si no la hay, ¡juro que mataré a este desgraciado y yo mismo buscaré su fruta y la comeré para traerla de vuelta! ¡No voy a permitir que se la lleve, voy a matarlo con mis propias manos!

Todos vieron al espadachín, aterrados, ya que parecía desquiciado. El hombre tomó a Wado Ichimonji con decisión, era más que claro que iba a asesinarlo allí mismo y Luffy no parecía querer hacer nada para detenerlo.

—¡Zoro! ¡Chicos!

Aquella voz que sólo Brook y Chopper pudieron escuchar era la de Robin. La pelinegra siguió la luz y ahora veía todo con claridad, estaba fuera de su cuerpo. Miró sus manos traslúcidas y comprendió que su espíritu aún no se había marchado. Se sintió atraída de nuevo hacia atrás, pero fue más fuerte, luchó contra aquella extraña gravedad que se dio cuenta que la llevaba a la muñeca de porcelana, y al ver a Zoro tan inestable y notar sus intenciones intentó gritar sin éxito.

—No puede ser... ¡Zoro! ¡No lo hagas, mi amor!

Intentó llegar hasta él, luchó con todas sus fuerzas y quiso abrazarlo, pero sólo logró atravesarlo.

Estaba asustada. Tanto que no notó al espadachín detenerse de repente y girarse para mirar al punto donde ella estaba. La había sentido, su haki no le mentía, había sentido su presencia y aquello había bastado para hacerlo detenerse.

—Robin... ¡Robin! ¿Estás ahí?

Los demás miraron hacia donde él vio, e incluso Luffy, Sanji, Usopp y Jinbe sintieron lo mismo. Isabela también miró, quedando paralizada al ver el espíritu de la arqueóloga. Al haber sido receptora de la fruta de su amado, ahora podía ver el otro mundo, y vio a la mujer intentar hablar, así como las cintas rojas que la unían a ellos, cosa que Brook no podía ver.

Maldición... Sus lazos con ellos son demasiado fuertes, han logrado mantener su espíritu aquí aún fuera de su cuerpo. Joder, Arata, debes despertar o puede que hayas luchado para nada. Despierta, mi amor...

—Kenshin-san... Chicos... ¡Estoy aquí!

Se sentía desesperada, sabía bien que no podían escucharla. Estaba feliz de haber podido detener al peliverde, pero aún debía buscar la forma de luchar, o de al menos despedirse.

—Robin... —Susurró Chopper, mirando a donde ella estaba.

—Zoro-san... Robin-san, ella está... ¡Está justo ahí!

—Brook, ¿Puedes escucharme? —preguntó, y lloró de felicidad al oír la respuesta afirmativa del esqueleto.

—Sí, sí puedo, ¡Puedo oírte, Robin-san!

—¡Y yo, Robin, puedo oírte fuerte y claro, y también puedo verte! —gritó el reno, llorando de felicidad.

—Chopper, ¡Mi cielo! ¿Cómo es que puedes verme?

Oscuro y TormentosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora