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Llegue una tarde de febrero a su casa, por lo que había oído hacia frío y corría mucho viento.

Lo primero que pude ver fue su rostro, sus ojos tan penetrantes examinando, su nariz recta y sus labios rosa pálido haciendo una mueca.

Me tomo entre sus manos sacándome de la caja en la cual estaba.

- ¿Un muñeco? ¿en serio?

- Jaemin debes estar agradecido con el regalo de tu tía.

Escuche la voz de la señora, amenazante y seria hacia el chico que aún me sostenia.

- Pero mamá, soy un niño, no puede darme juguetes de niñas.

- Se agradecido, siempre, no importa lo que sea, debes responder amablemente. Si no lo quieres obsequialo a alguien más. Ahora llama a tu tía y dale las gracias.

- La llamare más tarde.

El niño me miró una vez más y me colocó de vuelta en la caja, no podía ver más pero sentí como me levantaban y corrían.

Luego un golpe, me arrojaron contra una superficie plana.

Escuche unos ruidos pero no me movi, bueno tampoco es que pudiera pero era una forma de decir.

No se cuanto paso, horas, días, no lo sabía, igual no entendía el tiempo, como es que manejaban las personas, yo no le tomaba importancia total yo tenía todo el tiempo del mundo para hacer nada.

Un día abrieron mi caja y vi a la misma mujer que me había comprado mirarme, me sostuvo y me acerco a ella.

- Jaemin, sacalo de la caja así lo podrás ver y el podrá verte a ti.

- Tía, no voy a jugar con el, es de niñas.

- No es de niñas, míralo de este modo, es un compañero de habitación, un amigo, podrás hablar con el, jugar, llevarlo a donde quieras.

La señora me sentó en el escritorio y me sonrió.

- Verás que no me equivocó. Los dejo sólo para que charlen. Ah por cierto ponle un nombre.

Se retiró y dejo el cuarto en silencio.

Era una habitación grande, las paredes pintadas de azul claro, tenia algunos poster de dibujos que no conocia. Esos no los vi en la televisión que estaba en el lugar de donde vengo.

Un estante llenos de libros, y el escritorio donde estaba yo. El estaba en su cama y me miraba fijamente.

Todavía no podía llamarlo dueño, no sabia si me quedaría con el o me llevarían a otra parte.

Aún sentia sus ojos en mi. Y por primera vez en toda mi existencia me sentí incómodo. Era como tener dos faros enfocandome de sobremanera, era muy extraño. Se levantó de la cama y se paró en frente mío.

- Eres raro, tal vez te quedes un tiempo. Yo soy jaemin.

DOLL ☆Jaeren☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora