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[Pov Renjun.]

Con el paso de los años empecé a soñar, a mantener los recuerdos y sobrevivir de ellos.

Desde que había cobrado el sentido, nunca le di importancia a los días, ni a las horas y menos que menos a los años. No creía en el dolor y que pequeñas cosas podían hacerme sentir feliz.

Recordar que mi dueño me defendía, que hablaba conmigo como si fuera real, que dormía conmigo y me protegía de cualquier cosa son ahora lo más preciado que tengo.

Desde que lo conocí, todo cambio para mi.

Ya habían pasado seis años, vi a Jaemin cambiar sus rasgos de niño, su actitud infantil por una madura, aún seguía siendo frío y poco demostrativo, lo vi crecer, en cuerpo y mente.

Sus gustos cambiaron, ya no había juguetes como camiones que llevaban por todos lados ni ropas con super héroes, ni dinosaurios, o robots.

Los colores de su cuarto cambiaron, ya no habían rojos, amarillo, naranja, máximo había blanco o gris, negro y azules oscuros.

Ya no tenia las mejillas regordetas, ni manos pequeñas, se había vuelto alto, no había ningún rastro de lo que había sido. Pero yo igualmente podía reconocerlo sin importar que, podía sentir su presencia, lo conocía de pies a cabeza, lo que le gustaba, lo que no, si estaba triste, enojado o feliz, si se sentía sólo.

Tres años habían pasado, cuando mientras el dormia caí de su cama, me quede esperando a que amaneciera, a que se despertará y me levantará, pero simplemente eso nunca paso.

Vi sus pies caminar por la habitación, dirigirse al baño y arreglarse para ir al colegio, luego abrí la puerta y se fue.

Pensé tal vez estaba muy dormido para darse cuenta que no estaba, así que lo espere.... Y espere.

No se cuantos días habían pasado, su mamá entraba a limpiar, pero donde me habia caído, la aspiradora no llegaba.

Hasta que al fin ella me encontró, me arrastró hasta que pude ver la luz claramente, su mamá me miró y me sonrió con un deje de tristeza, me sacudió y me puso en una repisa, y ahi me quede hasta ahora.

Podía ver todo desde mi lugar, vi seguido al moreno, también venían otros chicos, sonreían con ellos, hablaba con ellos, se iba con ellos y luego volvía sólo, lo observaba, cuando estudiaba, cuando dormia, cuando se arreglaba para irse al colegio.

Lo miraba en silencio, esperando... esperando a que levantará la vista y me mirará, aunque sea sólo un segundo, que dijera mi nombre con esa sonrisa tan brillante que solo tiene el. Lo anhelaba.

Como todos los días....

Amanecía, los rayos entraban por la ventana, era invierno, como el día en que había llegado, el dormia, tapado hasta el cuello, su cabello negro todo desordenado, respiraba pausadamente, enseguida sonaría la alarma, como todos los días, iba a esperar que se fuera. Deseándole un gran día.

La música retumbó dentro de las cuarto paredes, paso un minuto, y la alarma se apago, paso otro minuto y volvio a sonar, el estiró su mano y apagó el aparato.

Giro en la cama, se envolvía cada vez más, a el nunca le gusto el invierno.

Se quedó inmóvil, todo envuelto, a veces tenía miedo de que se pudiera asfixiar espere a que sonará la alarma, pero esta nunca sonó, solo paso un rato. Jaemin no se movía, ayer a la noche su mamá le había avisado que se iba temprano, significaba que nadie lo iba a despertar, el no podía faltar, era la quinta vez en el mes que faltaba. Lo iban a suspender.

No sabia que hacer, igual no podía hacer mucho. No podía hablar, ni moverme, pero me molestaba tanto, era tan descuidado a veces. No se cuanto había, me sentía nervioso, ansioso y también molesto.

En mi cabeza con fuerza: ¡Jaemin! ¡¡Jaemin!! Ya despierta niño, Quería que me oyera. Que supiera lo que le decia como antes.

- ¡¡Jaemin!!

Me congele al oír esa voz, había salido de mi boca.

DOLL ☆Jaeren☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora