En ese mismo momento, el chico de cabeza cabizbaja y ojos tristes caminaba casi sin rumbo por las calles de alrededor, las personas a su alrededor saludándole sin recibir nada a cambio.Suspiraba y movía sus pies por puro instinto ya cuando llevaba un par de minutos caminando, la mente llena de cosas abominables que le harían hacerse cenizas en sólo un segundo si se le ocurriese pisar la iglesia en ese instante, luego de haberla dejado atrás hace un tiempo.
Rió secamente cual lunático, en medio de la calle y a los ojos de todos los vecinos que paseaban por la zona, negando con la cabeza en señal de ira y frustración, alzando la mirada sólo para buscar algo interesante a su alrededor, sin encontrarlo.
Se detuvo frente al taller de carpintería en el que había dejado al chico de cabellos anaranjados y llamó casi sin fuerzas, recibiéndole el mismo con una enorme sonrisa, su cabello todo despeinado y su ropa manchada con algo de pintura y serrín, hecho un desastre.
Yoongi sonrió nostálgico, más ido que consciente, sin poder evitar llevar su mano a sus cabellos y peinarlos con delicadeza hacia atrás para acomodarlos. Sin darse cuenta, su mente le hizo una mala pasada al momento en el que comenzó a ver a Sunhee a través de los ojos de Jimin.
— Tan preciosa y despeinada como siempre —musitó sólo para él, hecho que hizo que Jimin ladeara su rostro curioso y le dejase hacer, las manos de Yoongi bajando para acunar sus mejillas con ternura—. Te he echado de menos, no vuelvas a irte o no podré con ello de nuevo.
El menor alzó una ceja, terminando de unir los puntos en su mente y separándose abruptamente, dando un manotazo al aire para no permitir que el de cabello negro se acercara.
— ¿Qué te pasa, preciosa? —le miró triste, su mirada decaída y ojos vacíos en soledad—. Siempre te han gustado mis caricias, siempre lo han hecho hasta que eso ocurrió, ¿cierto? Desde entonces parecías retractarte a mi toque.
— Yoongi —Jimin habló por primera vez en la conversación, deshaciendo el nudo del delantal que llevaba—. No sé de qué me estás hablando, pero yo no soy Sunhee.
Yoongi negó efusivamente cuando el chico hizo el amago de echar el delantal a la mesa a sus espaldas, tomándolo y dejándolo sobre su cuello de nuevo, volteándolo para amarrarlo a su cintura.
— No te lo quites, mi amor, haremos de comer juntos —sonrió—. Vayamos a casa y preparemos todo, he hecho la compra.
Jimin negó con la cabeza en un suspiro, zafándose de su agarre antes de que Yoongi consiguiera atar el nudo, quitándose el delantal y observando hacia dentro de la casa para poder ver al pastor.
— Sand, me iré ya —avisó al hombre en una esquina, dejando el delantal sobre el pomo de la puerta—. Algo le ocurre a Yoongi, iré a llevarle a su casa.
El hombre asintió mientras le miraba sobre el cristal de sus gafas, observando curioso que todo estuviese en orden mientras Jimin volteaba para enfrentar al mayor y tomar su brazo.
— Está bien, vamos a casa, tengo mucha hambre —le siguió en su historia, Yoongi sonrió y asintió, caminando a su lado y tomando su mano para entrelazar sus dedos—. Pero tienes que explicarme por qué has bebido alcohol sin mí, sabes que siempre hacemos todo junto.
Yoongi abultó sus labios desde su lugar, balanceando sus manos unidas, Jimin miraba a su alrededor pretendiendo que nadie les viera, preparado para cualquier situación.
— No he bebido, sólo he ido a la iglesia —se encogió de hombros, mirándole desde su lugar—. El padre me ha dado tu carta, pero no te preocupes, nadie más lo sabrá, yo mismo encontraré a esos hombres.
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My Only Fate † YOONMIN
RomantikYoongi ha perdido a lo que más amaba, ha dejado de creer y ha puesto los pies en la tierra. Juró en ese mismo momento en el que los ojos de su prometida se cerraron que jamás volvería a pisar una iglesia en vano, pues por más que le había rogado a D...