Cuando Yoongi despertó al día siguiente, no esperó ni estar en el sofá durmiendo ni tener a su madre sentada frente a él en el sillón solitario, mirándole fijamente y de aspecto casi tenebroso.— Esto me pasa por no ir a la iglesia, ahora tendré que llamar a Hoseok para que me haga una limpieza de espíritus malignos y endemoniados —musitó, levantándose rápidamente para ir a la cocina y escaparse de lo que su madre tuviera que decirle—. Menos mal que tengo una cruz tallada en una de las cucharas de mi vajilla favorita, iré a por ella.
— Yoongi —su madre utilizó un tono de voz sereno y casi angosto, mirándole con el ceño fruncido desde su lugar, su expresión imperturbable—. ¿Qué estás haciendo con tu vida?
Yoongi se volteó de inmediato, inhalando sonoramente y tensando su mandíbula mientras caminaba con paso firme hacia su madre, mordiendo sus labios ligeramente nervioso.
— ¿Qué ocurre? —Preguntó tembloroso, sin entender la situación.
Su madre se levantó de una sola vez, Yoongi tragó saliva cuando la vio acercarse hacia él a paso rápido, cerrando sus ojos en la espera del golpe que no tardó en impactar contra su mejilla en un sonido seco, quejándose bajito. La señora le miró sin expresión, cruzándose de brazos.
— Me duele cada vez que tengo que abofetearte, Yoongi, pero no aprendes —negó con la cabeza en señal de decepción—. Tienes veintitrés años y no aprendes aún.
El joven frunció el ceño sin comprender nada de lo que estaba ocurriendo, desviando la mirada hacia cualquier punto de la sala mientras tomaba asiento de nuevo en el sofá.
— ¿Qué pasa contigo, Yoon? ¿Qué hay mal en tu vida? —Cuestionó desesperada, negando con la cabeza resignada—. Parece que estás poseído, desde que ella se fue has comenzado a actuar extraño.
Yoongi tensó su mandíbula.
— Deja de meterla en nuestros temas de conversación como excusa de mi comportamiento —le miró serio—. Ella decidió irse y lo entiendo perfectamente, pero deja de nombrar a alguien que ya no está porque no creo que traiga buenas consecuencias.
— Tienes que olvidarla —dictó, Yoongi sintió que le faltaba el aire.
— ¿Cómo? —Musitó desesperado, negando con la cabeza y soltando una risa seca—. Dime, madre, ¿cómo puedo olvidarla si me la recuerdas cada vez que tienes ocasión?
— He encontrado a una bonita chica —comenzó, mirándole de soslayo—. No se ha casado nunca ni ha estado prometida en ningún momento, es de buena familia, hija de los señores Kim, los que pasan el cepillo en la misa.
Entonces, en cuanto la mujer dejó de hablar, Yoongi explotó. Sus manos comenzaron a temblar, el aire comprimió sus pulmones y sus fosas nasales no dejaban entrar oxígeno, sus ojos se nublaron haciéndole tambalear mientras las primeras lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas.
— ¿Qué mierda está diciendo, madre? —Preguntó sofocado, sintiéndose mareado y confuso—. No puede hacerme esto, ni usted ni mi padre.
— Es lo mejor para la familia —negó en rotundo, mirándole a los ojos—. Estás en pecado, Yoongi, necesitas una buena mujer para formar una familia y ser feliz eternamente en la gloria de Dios.
— ¡Entiende que no quiero a otra mujer que no sea Sunhee! ¡No la quiero! —Gritó desesperado, llevando sus manos a su pecho con tal de obtener algo de aire, en vano.
La señora se retractó un par de pasos ante el grito de su hijo, mirándole con expresión seria.
— Entonces te irás con un hombre, ¿cierto? —Yoongi alzó la mirada para verle lleno de ira, respirando agitadamente por todo lo que estaba sintiendo en ese momento.
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My Only Fate † YOONMIN
RomanceYoongi ha perdido a lo que más amaba, ha dejado de creer y ha puesto los pies en la tierra. Juró en ese mismo momento en el que los ojos de su prometida se cerraron que jamás volvería a pisar una iglesia en vano, pues por más que le había rogado a D...